El violín que tocó Hagai Shaham proviene de uno de los campos de exterminio de la Shoá, donde los diabólicos nazis forzaban a músicos prisioneros a tocar para acompañar la marcha de las víctimas hacia las cámaras de gas.
En septiembre pasado, una pareja del pueblo de Sorges, en el sur de Francia, recibió un homenaje póstumo como “Justos entre las Naciones”, el más alto reconocimiento civil del Estado de Israel, por haber escondido durante cuatro años a dos niños judíos que lograron así escapar a la barbarie nazi.
En un solemne acto que se llevó a cabo en el Teatro César Rengifo, se inauguró el 15 de febrero la primera cátedra universitaria dedicada al tema de la Shoá fuera de la ciudad de Caracas.
Lamentablemente, nos equivocamos al pensar que después de ese horror que significó la Shoá iba a desaparecer o minimizarse el antisemitismo en el mundo.
El 25 de enero se realizó en el Centro Creativo Brief-Kohn un concurrido séder para recordar la Shoá en el Día de Liberación del campo de exterminio de Auschwitz.