Las fechas conmemorativas de nuestro calendario nos han dado la posibilidad de adentrarnos en la cuarta dimensión (la temporal) de nuestra realidad y, de alguna manera, también de atrevernos a realizar modificaciones en ella.
Dice rabí Shelomó HaCohén Rabinowicz, ZT”L, que “Es curioso que estos tres versículos (uno detrás del otro) terminen exactamente con las mismas palabras: Yo soy el Eterno, tu Dios.
El libro VaYikrá que comenzamos a leer esta semana, se conoce como el “Tratado del servicio de los cohanim” (Torat cohanim), y en él se desglosan y detallan todas y cada una de las ofrendas que debían realizarse en el mishkán.
“Y congregó Moshé a toda la comunidad de los hijos de Israel, y les dijo a ellos los mandatos que ordenó Dios para hacer” (35, 1). Aquí empieza, de facto, la construcción del mikdash.