Si tuviera que dar respuesta a lo que la pequeña nación de Israel me sugiere, lo que para mí significa, los afectos que en mí despierta, intentaría hacerlo a la contra, dando la vuelta a la cuestión.
Nada más apasionante que el tema de las migraciones y los movimientos de los pueblos, el surgimiento y decaimiento de los imperios, los cambios de fronteras y nombres de los países, las rutas utilizadas y la razón del destino elegido.
Con la amplia convocatoria que caracteriza todas sus actividades, el pasado 26 de junio el Instituto Cultural Venezolano-Israelí celebró sus seis décadas de existencia en la sede de la Fraternidad Hebrea B’nai B’rith.
“Si del cielo nos lanzan limones, hagamos limonada”. Esta aparente sentencia trivial y jocosa es el punto de partida para esta nueva reflexión que quiero compartir con ustedes.