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D urante el mes de octubre de este año un grupo de compañeros de la promoción 1992 se reunió para celebrar los primeros 25 años de graduados del liceo Moral y Luces “Herzl-Bialik”. Si bien el lugar ideal y natural para este evento hubiese sido Caracas, las limitaciones logísticas nos obligaron a hacerlo en Miami.
Con casi 180 estudiantes, fuimos una de las promociones más numerosas que haya egresado de nuestro sistema educativo. Hoy día nos encontramos repartidos por el mundo; sin embargo logramos convocar a 115 personas que viajaron desde varias ciudades de Estados Unidos, Venezuela, Panamá, México, España, Israel, Costa Rica, Canadá, Chile e Inglaterra.
Como resultado de los preparativos hemos podido vivenciar tres días maravillosos de celebraciones, cargados de emociones, con recuerdos de momentos alegres y también de momentos tristes compartidos hace tanto tiempo que fueron el sello indeleble de una amistad colectiva. Eso nos devolvió al pasado como si todos estos años de separación no existieran.
Es imposible olvidar de dónde vinimos sin importar cuán lejos estemos o cuánto frecuentemos nuestro país de origen. Nuestra formación como miembros de una comunidad judía en la diáspora es un tesoro que llevamos en nuestros corazones donde quiera que nos encontremos, porque es parte de nuestro ADN y nunca se borrará.
Queremos reconocer la gran labor que desempeña el SEC para mantener activo a nuestro querido colegio. Desafiando todo tipo de dificultades y carencias, allí permanecen impartiendo educación de calidad a la juventud de la comunidad judía de Venezuela.
Esa realidad nos hizo reflexionar sobre nuestra responsabilidad como exalumnos. Por eso decidimos compartir el dinero recaudado para nuestro reencuentro con el SEC. Deseamos hacerlo a nombre de nuestro compañero David Sultán Z’L, quien nos dejó a destiempo pero siempre representó el espíritu macabeo y de identificación y activismo comunitario.
A pesar de las vicisitudes y frustraciones de nuestra vida cotidiana, logramos reunirnos para revivir nuestros momentos felices, compartir esos recuerdos individuales que nos amalgaman como grupo. Nos realizamos y fuimos muy felices. Queríamos que esa alegría no terminara. Queríamos permanecer en esa “cajita del recuerdo” cantando la música de nuestra época, evocando anécdotas que nos identifican, llorando, riendo, bailando.
Fue un gran reencuentro y esperamos repetirlo muy pronto.
Escrito por Bravo “Fuimos, somos y seremos...”