Quien durante más de tres décadas ha sido pilar fundamental en la historia y desarrollo del CSCDR Hebraica, ocupando un cargo significativo, trascendente y medular en la estructura de la organización, ha decidido levantar el vuelo y seguir su viaje personal en otras latitudes; nos referimos a Anabella Glijenschi de Jaroslavsky, directora ejecutiva de Hebraica durante 32 años y doce períodos de Junta Directiva, quien se ha encargado de propiciar e impulsar el crecimiento de la institución y de sus diferentes departamentos desde que comenzó su carrera como rakdanit en el Departamento de Bailes Israelíes.
Para despedir a alguien que ha sido tan importante, por tanto tiempo, Hebraica y su gente han realizado diferentes actos, eventos y homenajes como una forma de demostrar el inmenso agradecimiento y reconocimiento de la kehilá venezolana hacia una persona que se ha convertido en un símbolo de excelencia, superación y desafío.
La primera oportunidad tuvo lugar el 6 de noviembre, en el Salón Jerusalem Flora y Simy Murcián de Hebraica, durante la fiesta de reconocimiento institucional organizada por la Junta Directiva para el personal de Hebraica, cuando el entonces presidente de la institución, Roberto Rabinovich, le dirigió palabras de estima y agradecimiento durante su intervención; por otra parte, el equipo gerencial del centro comunitario también le dedicó un momento especial, al regalarle una foto enmarcada para que siempre tenga presente a sus compañeros de equipo; y durante sus palabras, en representación del cuerpo profesional de Hebraica, Raquel Markus-Finckler la describió como a “una mujer extraordinaria que nos ha inspirado, desafiado, entusiasmado, aleccionado, e incluso regañado en más de una ocasión. Una profesional del más alto nivel que, con su próxima partida, deja huérfanos a los que integramos el equipo de gerentes de Hebraica”.
El segundo evento de despedida tuvo lugar al día siguiente en el mismo espacio, cuando integrantes de la Junta Directiva, familiares y amigos le organizaron un evento especial que incluyó la participación de las principales instituciones comunitarias que le entregaron placas dedicadas, símbolos del pueblo judío, diplomas, flores y todo tipo de regalos para demostrar el profundo agradecimiento de la kehilá por todo lo que dejó sembrado en Hebraica.
Algunas de las instituciones que participaron en este agasajo, que estuvo conducido por Anita Katz y Juan Carlos Sarli, fueron: Vaad Hakehilot, Unión Israelita de Caracas, Asociación Israelita de Venezuela, Sistema Educativo Comunitario, Keren Hayesod, Keren Kayemet, WIZO y Departamento de Aliá, entre otras. El acto incluyó la presentación de un video dedicado a la Eshet Jail Venezolana, presentaciones artísticas a cargo de niños y jóvenes comunitarios dirigidos por Harold Vargas, y una gran sorpresa: se anunció públicamente que a partir de ese momento la Sala de Junta Directiva de Hebraica pasaría a llamarse “Anabella Glijenschi de Jaroslavsky”, un espacio en el que se develó una foto muy especial de ella abrazando la bandera de Hebraica, desde donde pasará a ser testigo silente de todo lo que allí suceda y que acompañará los retratos de todos los presidentes de Hebraica desde su inauguración en 1968.
Por otra parte, durante el acto de cambio de Junta Directiva de Hebraica, el recientemente designado presidente de la institución, Enrique Sultán, le dedicó unas emotivas palabras: “Anabella, siempre hemos dicho tú y yo que nadie es indispensable, pero tú estás bastante cerca de ser la excepción a esa regla. Gracias por tanto y gracias por todo. Mucha suerte y éxito en esta nueva etapa de tu vida”.
En un concepto un poco más íntimo, el jueves 15 de noviembre la Directora Ejecutiva de Hebraica se reunió en el Bowling con el personal obrero, secretarial y de Seguridad para despedirse de su gente en un ambiente más privado y de una manera personal. En este encuentro, Anabella ofreció un pequeño detalle a cada uno de los asistentes, y les dirigió un emocionado mensaje en el que dio gracias a cada uno por todo lo que hacen, día a día, en su trabajo: “Ustedes son los que brindan felicidad a todos nuestros miembros, quienes ofrecen un lugar de paz; todos forman parte de una cadena en la que cada uno hace algo súper importante para la institución”.
Al día siguiente, en el mismo espacio, se realizó la reunión entre Anabella y su equipo gerencial, en la que compartieron un almuerzo en un ambiente más informal y cercano. En ese momento expresó: “Ustedes de verdad son mi familia; hemos convivido por años, juntos hemos hecho cosas increíbles. Les agradezco por todo lo que me han dado, mucho más de lo que yo pueda haberles dado a ustedes. Yo aprendí de ustedes cada día, los quiero, les deseo toda la suerte del mundo y que la vida siga siendo feliz”.
Finalmente, como parte de una despedida que no termina, los niños de Primaria y Preescolar del Sistema Educativo Comunitario le dedicaron durante la formación de los lunes un pequeño acto de reconocimiento con canciones, bailes y poemas que emocionaron y conmovieron a la agasajada.
Anabella nunca dejará de estar presente en la historia de Hebraica. Las huellas de su paso por este centro comunitario se seguirán sintiendo generación tras generación, y seguramente celebraremos junto a ella los 60 años de esta Institución tan fundamental para la kehilá venezolana.
«Qué representa Anabella para la comunidad», por Simón Sultán
ENTREVISTA / Anabella Glijenschi de Jaroslasky
«Nos ha permitido soñar», por Ricardo Landau
«Nuestra querida Anabella», por Coby Benzaquén
Palabras de Carlos Chocrón en nombre de los ex presidentes de Hebraica