C omo es natural, con el correr del tiempo vamos perdiendo las voces y testimonios directos de los sobrevivientes del Holocausto, pero al mismo tiempo vemos con mucha emoción cómo los hijos y nietos de esos sobrevivientes han recogido el testigo con sabiduría y pasión, trasmitiendo sus enseñanzas en todos los espacios posibles, con el compromiso firme e ineludible de nunca olvidar. Comprenden la necesidad de divulgar esos terribles pasajes para crear conciencia en la gente sobre la necesidad imperiosa de la solidaridad, la esperanza y la coexistencia entre los diferentes, y así crear un mundo más humano.
Lamentablemente, nos equivocamos al pensar que después de ese horror que significó la Shoá iba a desaparecer o minimizarse el antisemitismo en el mundo. Los judeófobos usan varias estrategias para atacar al pueblo judío: ahora son “antisionistas”; pretenden esconder su enfermizo odio contra todo lo judío escudándose en atacar a Israel, demonizándolo y deslegitimándolo. Hacemos también mención de la campaña mundial BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) contra el Estado de Israel, con la pretensión de que se le aísle del concierto de las naciones por ser un Estado donde presuntamente se promueve el apartheid, además de ser “genocida” e “ilegal”; pero al final siempre se le ven las costuras e intenciones manifiestas de destruir nuestra fe y borrar del mapa al Estado de Israel.
Asimismo, vemos con asombro cómo los países y movimientos antisemitas han permeado e influenciado en organismos internacionales, emitiendo insólitas resoluciones como ha pasado en la ONU y en la Unesco.
Ante este escenario, que pareciera desalentador, estamos obligados a reforzar nuestra lucha en todos los espacios que podamos, y seguir profundizando nuestros conocimientos, estudiando y trasmitiendo en todos los sectores de la sociedad, y en nuestros jóvenes, que serán la vanguardia de esta lucha, tanto el tema de la Shoá como la realidad del Medio Oriente, porque esta confrontación entre la luz y la oscuridad pareciera que nos trasciende y nos obliga hasta nuestro último aliento.
La Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela (CAIV), conjuntamente con distintas instituciones comunitarias y no comunitarias, ha realizado un trabajo constante y metódico para promover, coadyuvar y organizar en su ámbito de competencia actividades, foros y entrevistas que acerquen a funcionarios, autoridades y público en general al conocimiento de lo que significó la Shoá, sus causas y consecuencias, a través de diversos instrumentos como testimonios, videos, conferencias y otros, promoviendo diversos acuerdos de entes municipales, estadales o nacionales para la conmemoración de la memoria de las víctimas del Holocausto, cumpliendo de esta forma con una obligación como judíos y una exigencia legal de acuerdo a la resolución 60/7 del 1º de noviembre del año 2004, emanada de la Organización de las Naciones Unidas.
En ese sentido, participamos en las actividades desarrolladas por los Concejos Municipales de Chacao y Sucre, donde sus concejales aprobaron por unanimidad acuerdos de conmemoración, teniendo como testigos de excepción en el acto del Concejo Municipal de Chacao a todos sus concejales, el alcalde y a la sobreviviente morá Julia Cohén, quien relató extensamente sus experiencias como sobreviviente de los campos de concentración. Adicionalmente presenciamos la extraordinaria pieza oratoria del profesor Jon Aizpúrua, orador de orden del evento.
El 30 de enero, el Concejo Municipal de Sucre convocó a una sesión especial con la presencia de los concejales y el alcalde del municipio, donde escuchamos a los hermanos Miguel y Tomás Osers, oradores de orden designados, relatar las vivencias de sus padres en esa travesía perversa e inhumana que significó el Holocausto, y su camino casi milagroso a la libertad en Venezuela.
Asistimos en el Aula Magna de la UCV a una extraordinaria puesta en escena de la ópera infantil Brundibár, compuesta por Hans Krása durante el Holocausto, presentación auspiciada por Espacio Anna Frank, con un lleno total.
Como ha sido tradición en los últimos cuatro años, asistimos a la Asamblea Nacional para dar testimonio a los diputados y al pueblo de Venezuela, a través de los medios de comunicación que trasmiten en vivo lo que acontece en el Palacio Federal Legislativo, y en voz del orador designado por la comunidad, Tomás Osers, escuchamos sobre la tragedia humana que significó el Holocausto; en forma elocuente y apasionada, Osers hizo levantar de sus sillas a los diputados en varias ocasiones ante el relato de las experiencias de sus progenitores, quienes estuvieron en varias oportunidades cerca de la muerte, y lo que significó Venezuela en su alma, vida y descendencia.
Por otro lado, la Universidad Monteávila instituyó desde el año 2015 la “Semana del Holocausto Trudy Spira”, durante la cual se diserta sobre la Shoá, el negacionismo, el antisemitismo, se ofrecen testimonios de sobrevivientes o sus descendientes, el Estado de Israel y otros temas.
Adicionalmente a los artículos y columnas que cotidianamente publican los miembros de la CAIV y su equipo profesional en estas fechas, tenemos el testimonio que Hillo Ostfeld, y otros miembros de la comunidad, ofrecen en diferentes universidades, como ha sido el caso en los últimos años de la Universidad de Los Andes, en el estado Mérida, lo cual constituye un aporte extraordinario para la consecución de los fines que todos, de una u otra forma, debemos compartir, apoyar o desarrollar, en la trasmisión de lo sucedido, para poder contrarrestar cualquier inicio de un foco judeófobo, así como propiciar un mundo más justo, de respeto a los valores humanos y rechazo a las prácticas de exclusión o persecución por razones ideológicas, étnicas, religiosas o de cualquier otro tipo.
La Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela, como todas las instituciones que conforman nuestra comunidad y otras que persiguen objetivos comunes, mantendrán el recuerdo vivo de nuestros mártires de la Shoá, quienes seguirán, B’H, siendo una luminaria imperecedera en nuestras vidas y andar comunitario.