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E l séptimo día de Sucot u Hoshaná Rabá, la noche de estudio, fue una convocatoria que tuvo una connotación muy profunda y especial. Contó con asistencia masiva. Entre los presentes estaban nuestros padres, abuelos, bisabuelos, familiares y amigos; en muchos casos, ya fallecidos, pero nuestra memoria los trajo al sitio para el reencuentro. Mientras se completaba el juicio del mundo que había comenzado en Rosh Hashaná, y los edictos eran despachados desde el palacio del Rey de Reyes, entonamos oraciones y cánticos, y compartimos una deliciosa cena bajo el abrigo de Dios.
También disfrutamos de un intenso Shiur en la sala de la biblioteca. En nuestro recorrido de un extremo a otro, en ese maravilloso ícono arquitectónico las paredes murmuraban sin cesar, y en medio de la práctica de muchas de las costumbres asociadas con los días de arrepentimiento, el aura de juicio en Hoshana Rabá, tan poderosa, quedó sellada.
La experiencia de amanecer el último día del juicio en la Sinagoga Tiferet Israel de Maripérez, y finalizar golpeando las ramas de aravá en medio de nuestra historia comunitaria, viva y presente, nos dejó el deseo de asistir cada vez más al reencuentro, retorno y utilización de cada uno de los espacios de esta significativa edificación.
La vida en la Sinagoga Tiferet Israel de Maripérez es intensa y muy activa, gracias a la invalorable labor de David Suiza, quien propone y desarrolla un Shiur cada día; a ellos asistimos damas y caballeros de todas las generaciones, e intercambiamos opiniones en un ambiente armonioso, con la paz y el respeto que emana ese rincón al fondo, plagado de buena energía.
Ven, asiste a Shajarit, Minjá y Arvit, o al menos a alguna de las tres. Enriquece el minián con tu presencia, el día que puedas y que te dispongas a cumplir fielmente. Te sentirás distinto, te sentirás bien. Las damas somos bienvenidas y participamos con la misma fuerza espiritual. ¡Adelante!
Renée Gilda Zafrani