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Daniel Falcón Hubschmann*
A la hora de analizar un discurso, y más aún a la hora de dar uno, se debe cuidar meticulosamente el tipo de palabras que se incluye en el léxico, porque el uso equivocado de palabras puede hacer de un discurso algo completamente distinto. Las personas pueden quedar muy confundidas, y pueden terminar entendiendo cosas que no son. A partir de esta premisa, analicemos la siguiente frase, emitida por el alto mandatario de Venezuela en un Consejo de Ministros y transmitido a través de una Cadena Nacional de Radio y Televisión:
"Somos los nuevos judíos del siglo XXI que persiguió Hitler, así somos, no llevamos la estrella de David amarilla aquí, llevamos el corazón rojo de ganas de luchar y de pelear por la dignidad humana y los vamos a derrotar a estos nazis del siglo XXI, a estos fascistas".
Con esta afirmación, el Presidente hizo referencia al reclamos públicos que se ha visto acontecer alrededor del mundo, en contra de funcionarios o ex funcionarios del gobierno, adeptos al chavismo, y sus familiares.
Bien. Analicemos primero la definición de Nazi, que es la siguiente según el Diccionario de la Real Academia Española (RAE): “Movimiento político y social del Tercer Reich alemán, de carácter totalitario, pangermanista y racista.”
Tomando en cuenta esto, comparemos a la oposición venezolana (a la cual hace referencia el Presidente Maduro con este término) con el régimen nazi.
Primero, vayamos a lo más obvio. La oposición claramente no es pangermanista (“Doctrina que proclama y procura la unión y predominio de todos los pueblos de origen germánico”, RAE), ya que ningún miembro de la oposición, y de los venezolanos en general, han pedido una unión de todos los estados germánicos. Luego, podemos decir con mucha certeza que el pueblo opuesto al actual Presidente Nicolás Maduro, no tiene relación alguna con el Tercer Reich, ya que ese régimen lleva 72 años de caído, y más nunca ha vuelto a tener algún surgimiento de ningún tipo, además de recalcar que este ocurrió en Alemania, mientras que nosotros vivimos del otro lado del mundo. Después, vemos que la oposición no puede de ninguna manera ser totalitaria (“Doctrina y regímenes políticos, desarrollados durante el siglo XX, en los que el Estado concentra todos los poderes en un partido único y controla coactivamente las relaciones sociales bajo una sola ideología oficial”, RAE), ya que por definición, es Oposición, es decir, no es miembro del gobierno, factor necesario para ser totalitario. Finalmente, podemos concretar que la oposición no es racista (“Exacerbación del sentido racial de un grupo étnico que suele motivar la discriminación o persecución de otro u otros con los que convive”, RAE), ya que el nombre de la mayor organización política representativa de la oposición al gobierno venezolano es la Mesa de la Unidad Democrática, la cual pretende la unidad de todos los venezolanos, como está dicho en su nombre.
Por lo tanto, después del anterior análisis, podemos concluir que la oposición al gobierno de Maduro no es de ninguna manera de carácter Nazi, ya que no cumple con ninguna de las definiciones de la Real Academia Española, máximo ente moderador en lo que concierne al idioma Castellano.
Seguido a esto, veamos que dice la RAE acerca de la palabra fascismo (“Actitud autoritaria y antidemocrática que socialmente se considera relacionada con el fascismo”, y “Movimiento político y social de carácter totalitario que se desarrolló en Italia en la primera mitad del siglo XX, y que se caracterizaba por el corporativismo y la exaltación nacionalista”, RAE).
Podemos también concluir que la oposición Venezolana no es fascista, ya que no busca el Corporativismo, no tiene una Actitud Autoritaria, y no es antidemocrática, a diferencia del régimen de Adolf Hitler, quien lo era pública y abiertamente.
Poniendo de lado todo el tema de la banalización del Holocausto (el cual ha sido señalado y criticado por diferentes organismos y opinión pública en general a nivel internacional), observamos claramente, no hay ningún sentido de la veracidad en las palabras emitidas por el Presidente de la República el 16 de Mayo, si es que nos guiamos por lo que dice la Real Academia Española.
Pero antes de concluir, quiero rápidamente comparar lo que está ocurriendo en Venezuela contra lo que sucedió en la Alemania del Tercer Reich.
Primero, vayamos a lo obvio. La oposición Venezolana no puede estar al mismo nivel que el régimen del Tercer Reich, ya que es oposición, y no tiene ninguna influencia en el gobierno. De hecho, si quisiéramos comparar a Venezuela con la Alemania de 1933-1945, tendríamos que comparar a la oposición con la resistencia a Hitler, y a ambos gobiernos, ya que debemos comparar a las partes con equidad, y no con unas en otros niveles donde no existe ninguna similitud.
Luego, vayamos al hecho de que la oposición no puede emitir ningún decreto como lo fueron las Leyes de Núremberg, ya que el único capacitado para legislar en este momento es el gobierno, mientras que la Asamblea Nacional (integrada en su mayoría por diputados de oposición al Gobierno) se encuentra inhabilitada por el Tribunal Supremo de Justicia.
Finalmente, no ha existido ningún hecho similar en naturaleza, a lo que fue el Holocausto judío, que fue el asesinato sistemático con carácter de genocidio por medio de las cámaras de gas y otros medios, propiciado en el Tercer Reich por su régimen, concluyendo entonces que si siquiera se pensara en comparar, habría no de hacerlo a la oposición, que no tiene ni las intenciones, ni la capacidad de llevar a cabo tal hecho, y tendría que verse al único organismo a nivel nacional que pudiera hacerlo por su capacidad económica y militar.
Podemos entonces concluir que las declaraciones emitidas en el Consejo de Ministros antes mencionado, sometidas a una escrupulosa revisión, tienen una gran cantidad de errores en lo que concierne a las definiciones de lo que dice, y que el mensaje que quiso emitir el Presidente Nicolás Maduro no tiene relación alguna con lo que en realidad comunica, y por lo tanto nos enseña que debemos cuidar las palabras que elegimos al emitir comunicados, para asegurarnos que el mensaje que realmente queremos transmitir no se convierta en algo equívoco.
*Estudiante de 4º año IB-Humanidades, Colegio Moral y Luces “Herzl-Bialik”