Ha trabajado en la producción de los largometrajes Desautorizados, Un lugar lejano, Esclavo de Dios y Tamara, y su formación actoral se debe a cinco años de trabajo con Elia Schneider
E gresado de la Universidad Central de Venezuela como periodista, este joven productor y también actor originario de nuestra comunidad tiene cinco años residiendo en Los Ángeles, donde hizo un master en cine en la prestigiosa American Film Institute. Este año regresa a Venezuela para filmar su cortometraje El astronauta, proyecto seleccionado por el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC). A propósito de su visita, conversamos con él para conocer acerca de sus planes inmediatos.
—Es la historia de un joven cosmopolita, acostumbrado a la vida vertiginosa de los tiempos modernos, quien vuelve a su pueblo natal para buscar a su padre y traerlo a la ciudad. Este viaje exterior simboliza el viaje interior del personaje. Es una historia intimista sobre la conexión humana entre dos individuos opuestos.
Lo considero un “proyecto pasión” al que le he dedicado mucho tiempo y esfuerzo por el cariño que le tengo. Lo vengo produciendo hace más de 3 años y además de la producción, me desempeño en otras disciplinas: lo escribí y estaré como actor protagonista y director. Ganó el concurso del CNAC en la categoría de cortometraje y mis expectativas son poder contar una historia con un mensaje universal a través de los paisajes y la cultura venezolana. El llano representa un mundo especial, la soledad y la naturaleza imponente. La idea de hacerlo ahí surgió con otro documental que produje llamado Humedales de Apure. Espero poder tener el alcance de distribuirlo por muchos países.
—Es un género muy específico (suspenso/thriller). Se trata de la historia de una familia clase media que acude a un médico poco ortodoxo para tratar a su hijo, quien sufre de una extraña condición. Producir esta película es muy importante para mí porque es un proyecto internacional con talento venezolano y judío. Tenemos un gran guión y un equipo técnico y artístico de primera línea. Filmar en Minnesota me emociona por su estética, en la que queremos plasmar una atmósfera perturbadora. Es un reto hacer cine en Estados Unidos y me enorgullece poder ensamblar algo después de mucho tiempo en gestión.
—Elia ha sido mi mentora actoral desde hace 12 años. Todo lo que soy como actor se lo debo a ella. Joel ha sido mi socio por casi 15 años y tenemos una dinámica de trabajo y amistad muy sólida. Me inicié en el cine de la mano de ellos y de José Ramón Novoa. Han sido el motor principal de mi iniciación y mi crecimiento artístico en el cine y el teatro.
—Además del drama intimista, considero que la comedia dramática es donde encuentro mi voz como artista. En mi opinión, el cine es como un arma social porque puedes trasmitir un mensaje e influenciar a mucha gente. Creo que el arte puede cambiar la percepción e incluso la vida de la gente. Como decía Vittorio Gassman: “El teatro no se hace para contar las cosas, sino para cambiarlas”. ¿Qué mejor forma de hacerlo que con el humor? A través de este género indago en temas que me generan mucha inquietud y que creo tienen importancia a nivel social. Mis trabajos son la representación de eso. Con la obra La maña, por ejemplo, monólogo que produje y actué, se cuenta la historia un náufrago sin capacidades para sobrevivir. A través de esta pieza, se desarrolla una metáfora introspectiva sobre el hombre moderno y sus limitaciones ante la supervivencia. Esta obra la produje con un apoyo incondicional de la comunidad: Amram Cohen, Dita Cohen, Paulina Gamus y Adriana Broquet son algunas de las personas que me respaldaron desde el primer día. Hebraica patrocinó la obra a través de sus espacios para poder ensayar, e hicimos una presentación especial en el teatro de Hebraica.
—Venezuela es mi hogar y ha sido mi punto de inicio como profesional. Me ha brindado muchas oportunidades y mi idea es continuar produciendo contenido en el país. Lo que más destaco del colegio son las amistades. Mis amigos de ese entonces lo siguen siendo en la actualidad con un vínculo muy estrecho. La comunidad ha sido pieza fundamental para las oportunidades que he tenido. Sin su apoyo, mi presente sería muy diferente.
—Por fortuna considero que he logrado metas importantísimas como internacionalizarme y ser reconocido en un mundo de tanta competencia. Quiero continuar mi línea de producción: generar proyectos sin tener que depender de oportunidades externas. Lo más importante para mí es hacer proyectos cada vez más grandes que lleguen a más personas.
Redacción NMI