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Dentro de dos semanas, el domingo 26 de noviembre, la comunidad judía de Venezuela tendrá la oportunidad de vivir el primer Día Limud Caracas, una iniciativa llevada adelante por voluntarios de distintas instituciones comunitarias, y que cuenta con el respaldo del CSCD Hebraica y del Sistema Educativo Comunitario
D esde las 9:30 am hasta las 6:30 pm, en las instalaciones del liceo comunitario, los asistentes tendrán la oportunidad de vivir el Judaísmo a su manera, eligiendo entre charlas, conversatorios, talleres, actividades culturales, artísticas, gastronómicas, programas para niños y jóvenes, presentaciones musicales y de magia, entre muchas otras posibilidades. Para conocer más en detalle la programación visite la página .
Esta es una experiencia que en Argentina ya ha alcanzado la décima edición, por lo que nos pareció muy apropiada una entrevista con su director ejecutivo, Leonardo Naidorf, para dar luces sobre el propósito, alcance, retos, desafíos y expectativas que una propuesta semejante puede aportar a la comunidad judía en la que tiene lugar.
—¿Cuál es la trascendencia de un Día Limud para la comunidad judía en que se realiza?
—La jornada que conocemos como Día Limud, y que lleva diferentes denominaciones según las localidades donde se realice, es el evento insignia de Limud en el mundo. La posibilidad de que un grupo de personas se reúnan voluntariamente a organizar una jornada en el que se congregue la mayor cantidad de temas y voces en torno a lo judío, es una experiencia inigualable, en la que todos podemos aprender y enseñar.
—¿Por qué es tan central el concepto de la diversidad dentro de Limud? ¿Qué podemos aprender de este valor como integrantes del pueblo judío?
—Entender lo judío como una denominación polisémica que engloba la vida de judíos muy diferentes en todo el mundo y en cada una de nuestras comunidades, con ideologías y lecturas diversas, con edades y realidades socioeconómicas muy dispares, con biografías familiares diferentes que aun así todas ellas se reivindican como judías. Este es el punto de partida de un espacio como Limud, que no pretende imponer unas sobre otras sino darles voz y la posibilidad de dialogar entre todas ellas. Esto es lo que entendemos como diversidad. Es la puerta de entrada para que aquellos que forman parte de diferentes organizaciones judías o de ninguna de ellas, se puedan encontrar en un marco de intercambio y mutuo enriquecimiento.
—¿A qué atribuyen ustedes el entusiasmo que ha despertado Limud en los distintos países de América Latina en donde se ha realizado?
—Nuestras comunidades en América Latina tienen una fuerte impronta de las llamadas organizaciones de base que agrupan a los judíos, según afinidades e identidades comunes que, a su vez, entran en permanente diálogo con nuestras realidades sociales. La oportunidad que propone Limud es la de superar esas barreras y generar espacios de encuentro que sean flexibles para que cada comunidad, cada localidad en la que se desarrolla un grupo Limud, pueda brindar su propia impronta sin atarse a esquemas rígidos que a veces no terminan de responder a nuestras realidades locales.
—¿Consideran ustedes que hay temas más conflictivos que otros? ¿Podemos hablar de temáticas “tabú”? ¿Se han presentado problemas o inconvenientes por la pluralidad de temas que ofrece Limud?
—Animarnos a hablar todos los temas es otra de las consignas que nos hemos impuesto en Limud. Claro que decirlo es más fácil que lograrlo, porque Limud está integrado por personas que piensan diferente entre sí. Por ello, enfatizamos el acuerdo con los valores Limud que apuntan a reconocer el pensamiento del otro como una oportunidad para desarrollar el propio. La idea de temas “tabú” va en contra de esta dinámica. Sin embargo, entendemos que llevar a la práctica esta decisión implica superar y revisar permanentemente nuestras propias barreras que nos imponemos a veces inconscientemente.
—¿Cuáles son los temas, actividades o talleres que más han despertado el interés y la participación de los asistentes? ¿Cuáles han sido las mejores experiencias que han tenido en un Día Limud?
—En el caso de Limud Buenos Aires ya se han realizado diez ediciones con más de 500 sesiones, y hemos aprendido que efectivamente hay lugar para todo. Las propuestas reflexivas, las participativas, las vivenciales, todas ellas han encontrado su propio público. Es cierto que a lo largo de los años nos hemos nutrido de los aportes y demandas de quienes asisten, disertan o se hacen voluntarios para incorporar nuevos elementos. Un ejemplo de ello es el programa infantil, que originalmente no estaba desarrollado y fue evolucionando hasta tener una dinámica propia, no solo con propuestas para los niños sino con ellos. Vaya como ejemplo el segmento “Los chicos tienen la palabra”.
—Por lo que saben, ¿cómo lo está haciendo el grupo gestor de Limud Caracas en su primera experiencia?
—La decisión de apostar por una experiencia Limud ante todo es una decisión de valentía para una comunidad que, por lo que podemos saber y entender a la distancia, se ve obligada a reinventarse. En ese sentido, Limud en Caracas no es solo apostar a otros contenidos sino a otras formas de organizarse y de construir nuevos liderazgos, y ello es, como ya lo hemos conversado en su momento, una apuesta que va más allá del evento en sí. La rapidez y entusiasmo con que pudieron desarrollar el Día Limud en Caracas es una muestra de lo valioso que es la propuesta para quienes se involucraron en el liderazgo.
—¿Cuáles son las expectativas que tienen con respecto a la realización del primer Limud Caracas?
—Las expectativas son las de encontrarnos con pares, nuevos amigos con los que estamos compartiendo una misma aventura y pasión por abrir caminos en nuestra construcción identitaria como judíos del siglo XXI. Vivenciar y ser parte de la primera experiencia en Caracas seguramente nos permitirá poner en perspectiva aquello de cómo una misma idea se vive distinta en cada lugar.
—¿Algún consejo, deseo o recomendación para los organizadores de Limud Caracas?
—¡Disfrutar! Sabemos que Día Limud es un evento que dura una sola jornada, pero que lleva por detrás mucho tiempo y muchas discusiones que ponen a los voluntarios en una situación de máxima atención durante el evento, por lo que relajarse y poder disfrutar la jornada es el principal desafío como equipo organizador. Otra recomendación es compartir lo que llamamos “Dvar Limud”. Destinamos unos minutos del inicio de cada reunión de trabajo a enriquecernos sobre algún aspecto vinculado a la temática judía. Ese espacio de aprendizaje y circulación es muy motivador.
—¿Algún consejo, deseo o recomendación para los asistentes al primer Limud Caracas?
—Limud es una comunidad que se construye colectivamente. Abrir los sentidos para conocer nuevas voces y nuevas perspectivas, aun en temas que uno pueda considerarse conocedor. Y saber que toda oportunidad para mejorar debe ser compartida para poder apropiarnos de esta hermosa experiencia de diversidad.
Fuente: Grupo Gestor Limud Caracas