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M antener presente en la comunidad el amor por Israel y por la Tierra es lo que le llena el alma a Bela Ravinovici, tras cumplir su 35° aniversario de labores en la oficina del Keren Kayemet LeIsrael en Venezuela, fondo nacional que trabaja fundamentalmente para la forestación de Éretz Israel.
Ravinovici nació en Rumania, se crió en Maracaibo, llegó a Caracas en 1964, y en 1982, a los 26 años, ingresó como recepcionista en el KKL.
Ravinovici explica que desde aquel momento “no tengo tiempo para estar aburrida”, ya que se ha ocupado junto a su equipo de trabajo del mantenimiento de proyectos ecológicos, forestación, infraestructura y acueductos en Venezuela. “Aquí uno es todero. Al principio comencé como recepcionista, y con el pasar de los años he hecho de todo”, comenta.
Como parte de su labor, Ravinovici visita muchos colegios para explicar a los niños el amor por la Tierra y “el compromiso que tenemos en Israel”, así como también el proceso de la plantación de árboles.
Uno de los momentos más emotivos que ha tenido durante su trayectoria en el KKL “es ver cómo los niños aprenden a través de juegos educativos, ese es el verdadero valor que tiene la institución”.
El trabajo que no es trabajo
Bela Ravinovici considera que, con sus altas y bajas, la institución pasó a ser parte de sí misma “porque esto es lo que me motiva, viene a ser como mi oxígeno. La emoción de venir a trabajar todos los días me motiva a mantenerme siempre activa, que para mí es sumamente importante. Mientras Dios me dé salud y me mantenga bien, yo estaré trabajando y ocupada. Trabajar para Israel y con los niños me llena el alma. Me mantiene oxigenada, con esas energías positivas”, expresa.
—¿Qué significa para usted el Keren Kayemet?
—Es gran parte de mi vida.
—¿Israel?
—Nuestra tierra ancestral.
—¿Venezuela?
—Nuestro país.
—¿Una meta cumplida?
—Con mis años de trabajo, haber logrado proyectos.
—¿Un sueño por cumplir?
—Que Israel siga creciendo como país, y nosotros podamos lograr vivir aquí en condiciones normales, con una embajada. Tranquilidad y paz.
—¿Qué la hace feliz?
—El haber cumplido con lo que me propuse.
—¿Qué cambiaría?
—No hablemos de cambiar, hablemos de renovar cada día.
—¿A qué personas quisiera agradecer?
—Tanta gente que prefiero no nombrarla, para que ninguna quede por fuera.
—¿Cuál es su mensaje para los niños?
—Mantener el amor por Israel, que es nuestra tierra, y hacer todo lo posible para que ese país esté mejor.
—¿Y para las futuras generaciones?
—Seguir manteniendo vivo el mensaje, que no olviden nunca la importancia de la Tierra, la arborización que produce bienestar, el mejoramiento del medio ambiente. Ese tipo de cosas que son fundamentales para tener una mejor calidad de vida.
—¿Cuál es el secreto para poder estar tanto tiempo en una institución?
—Creo que la manera de ser. Me lo ha dicho la gente. No ha sido difícil, me gusta lo que hago porque estoy haciendo algo por alguien, eso me retroalimenta. Aspiro a que la comunidad reciba el cariño con que hago mi trabajo.
Redacción NMI