Por qué Jerusalén siempre en dos, la de arriba y la de abajo
Y yo deseo vivir en una Jerusalén del medio
Sin golpearme la cabeza con la de arriba
Y sin lastimar mis pies con la de abajo
Yehuda Amijai
Yom Yerushalaim, Kaf Jet de Iyar en la fecha hebrea, día de la reunificación de la ciudad durante la Guerra de los Seis Días, conlleva muchas emociones, historia y realidades creadas a partir de ese momento. Para muchas personas, Jerusalén representa un centro espiritual, identitario y fuente de inspiración, no solo para los judíos sino para todas las demás religiones.
Se considera que la espiritualidad que prevalece en Jerusalén no se encuentra en ningún otro lugar del mundo. Allí la presencia divina, independientemente de la creencias, se siente en toda su manifestación. Uno llega a Jerusalén y siente que algo es distinto, que el aire es más puro, que la magia de sus calles te acompaña junto al desarrollo y la modernidad.
Para el pueblo judío es el sitio de la creación humana, la ciudad de nuestros antepasados elegida para trasmitir a todo el mundo dirección y espiritualidad. Jerusalén es como un portón, a través de él se centralizan los deseos y los rezos, las intenciones humanas, el corazón del pueblo judío. Se considera que desde ese centro saldrá la redención y el propósito humano se aclarará en ella.
Jerusalén no es tan solo un centro de inspiración espiritual, sino el punto focal más importante de activismo social de todo Israel y fuente importante para las comunidades en la diáspora.
Los procesos que se iniciaron a partir de la reunificación en 1967, y que se vieron intensificados en los últimos 20 años, responden a cambios notables en el tamaño de su población, su composición, las diferencias entre distintos sectores y grupos sociales, tanto políticos como religiosos, además de la expansión de su territorio, convirtiéndola en la ciudad más poblada de Israel. Un 50% de sus habitantes son árabes y judíos ortodoxos, quienes conforman los grupos sociales y económicos más bajos en el país.
Jerusalén contiene controversias, choques y a la vez solidaridad entre seculares y religiosos, judíos y árabes, ricos y pobres, conservadurismo y modernidad. Una historia de 3000 años en conjunto con la aspiración por un futuro mejor, más progresista.
Frente a esta complejidad, despierta una necesidad de involucramiento importante de la sociedad civil como método de participación activa en los procesos de toma de decisiones y las políticas municipales. Se encuentra una nueva manera de participar democráticamente, sin pasar necesariamente por los centros de votación. Una nueva manera de hacer política social.
En esta dualidad que parece manejarse en Jerusalén, se despierta el Tercer Sector como respuesta a los conflictos y complejidades de una nueva realidad emergente cosmopolita, que debe equilibrarse en orden de permanecer en constante evolución.
Por lo tanto, comienzan a surgir organizaciones y empresas orientadas a conseguir cambios sociales a través de acciones concretas en los ámbitos de interés común, ya sean educativos, sociales, culturales, sanitarios, humanitarios, deportivos y demás.
A diferencia del Primer Sector, que se refiere a los organismos estatales orientados a prestar servicios a los ciudadanos, o al Segundo Sector, de las empresas y corporaciones privadas orientadas a conseguir beneficios económicos, el Tercer Sector representa a las entidades sin fines de lucro.
Este campo permite a los diferentes grupos y comunidades organizarse de manera fácil y coherente, para poner en práctica sus identidades ideológicas, religiosas y culturales. En esta forma de organización existe una fase de participación democrática en lo público y en la vida comunitaria, que contribuye directamente con la sociedad.
Entre las organizaciones más destacadas se encuentra el proyecto Pashut Sharim (“Simplemente Cantamos” en su traducción literal), que se inició en 2013 como una iniciativa de jóvenes jerusalemitas, judíos y árabes. La idea se centraba en crear un encuentro poderoso a través de la música y el canto, que llevara a la creación de una base para el diálogo.
Bet Midrash-Mizraj Shemesh es un centro de estudios basados en las fuentes judaicas, como base de inspiración para el aprendizaje moderno. Este programa construye procesos de estudios grupales destinados a estudiantes de la ciudad, quienes se enfocan en temas sociales actuales, lo que les permite diseñar una visión sobre el mundo.
Hithorerut (en español seria literalmente “despertarse”) es el movimiento sionista más grande de Jerusalén, fundado en el 2008 por jóvenes que decidieron tomar responsabilidad por la ciudad con el objetivo de desarrollar sus aspectos más creativos, tolerantes y juveniles. En 2013 se presentó como movimiento político a las elecciones de alcaldía, convirtiéndose así en una fuerza político-social en todos los aspectos.
En conclusión, Jerusalén representa una fuente central para la sociedad civil movilizada, dentro del Tercer Sector organizado. Sus habitantes comienzan a entender que la calidad de vida, el progreso y el equilibrio vital se lograrán dentro de los marcos de la innovación civil. Este sector es el que fomenta la creación de una sociedad basada en valores de progreso, apertura, aceptación e igualdad. Es el que, a través de sus varias estructuras, podrá movilizar el dialogo y el equilibrio entre los diferentes grupos, equiparando la herencia histórica con la realidad moderna actual.
*Representante en Venezuela de la Agencia Judía Para Israel