Leer para Creer
Han generado mucho malestar las declaraciones del fundador y presidente de Facebook, Mark Zuckerberg, durante una entrevista en la que se opuso a que esa red social elimine los contenidos que niegan la realidad histórica del Holocausto.
Zuckerberg explicó su posición afirmando que los usuarios que emiten esos mensajes “están confundidos” y no “necesariamente tienen malas intenciones”. Aunque recordó que él es judío y que el negacionismo es “profundamente ofensivo”, explicó a la entrevistadora del portal Recode: “No creo que nuestra plataforma deba eliminar eso, porque pienso que hay cosas en que diferentes personas están equivocadas. No creo que ellos estén intencionalmente equivocados”.
El joven magnate de internet continuó: “Es difícil impugnar las intenciones, conocerlas. Por más aborrecibles que sean esos casos, pienso que la realidad es que yo también me equivoco cuando hablo en público. Estoy seguro de que muchos líderes y figuras públicas que respetamos se equivocan también, y no creo que sea correcto decir ‘Vamos a sacar a alguien de la plataforma si se equivoca, incluso muchas veces’”. Agregó que su red social marca una línea divisoria en los llamados a la violencia.
La Liga Antidifamación le respondió de inmediato y categóricamente a través de una declaración de Jonathan Greenblatt, su director ejecutivo: “La negación del Holocausto es una táctica de engaño deliberado y de larga data de los antisemitas, y constituye innegablemente una muestra de odio y amenaza contra los judíos”.
Evidentemente, Mark Zuckerberg nunca ha hecho cursos o recibido inducciones sobre historia judía, la Shoá ni antisemitismo. Puede ser un genio de las redes, pero sus respuestas durante la entrevista mostraron una profunda ignorancia sobre esos temas. Negar el Holocausto no es “estar equivocado”, es una forma de justificar e intensificar el odio judeófobo, además de una manera de volver a asesinar a las víctimas, como afirmaba Elie Wiesel. Seguramente más de uno de sus parientes en Europa, cercano o lejano, fueron víctima de la barbarie nazi.
Por añadidura, como informa The Times of Israel, una investigación de los portales ProPublica y Slate divulgada en septiembre de 2017 reveló que los potenciales anunciantes pueden dirigir sus mensajes con facilidad a grupos antisemitas y de otras formas de odio en Facebook. Específicamente, ProPublica hizo el experimento de comprar banners publicitarios dirigidos específicamente a usuarios que habían expresado interés en temas como “Odio a los judíos”, “Cómo quemar judíos” o “Historia de por qué los judíos arruinan el mundo”. Varias de esas personas habían colocado Jew Hater (“odiador de judíos”) en respuesta a las preguntas sobre su educación o trabajo en el perfil de Facebook. Los avisos introducidos por ProPublica fueron aprobados en 15 minutos.
Tras esa investigación, Facebook finalmente intervino, pero según Slate aún es posible adquirir publicidad dirigida a usuarios anti-musulmanes y supremacistas blancos, que suelen ser los mismos antisemitas.
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El 11 de julio, el Senado de la República de Irlanda aprobó un proyecto de ley destinado a penalizar a las empresas de ese país que comercien con firmas israelíes con sede en Judea y Samaria (Cisjordania). Es decir, toda Irlanda se sumaría al movimiento BDS, como señala el portal del Gatestone Institute.
El proyecto fue presentado ante la Cámara Alta del Parlamento irlandés por el senador independiente Frances Black, y fue aprobado por 25 votos a favor, 20 en contra y 14 abstenciones. El objetivo sería prohibir la importación de bienes o servicios de los “territorios ocupados”, con sanciones financieras de un cuarto de millón de euros en multas y hasta cinco años de prisión para los infractores.
El reportaje revela qué hay detrás de este proyecto legislativo tan hostil a Israel: en buena parte, la profunda influencia del Islam radical en Irlanda. En la capital, Dublín, está la sede del Centro Cultural Islámico de Irlanda (ICCI por sus siglas en inglés), que comprende varias organizaciones afiliadas a los Hermanos Musulmanes. El importante complejo, que incluye la mezquita más grande de ese país, fue construido con fondos donados por el clan al-Maktoum que gobierna en Dubai, que también es un importante patrocinante de los Hermanos Musulmanes, grupo radical sunita que surgió en Egipto hace casi un siglo y entre cuyos logros se cuenta el asesinato del presidente egipcio Anwar el-Sadat en 1981.
El decano del campus del ICCI, jeque Hussein Halawa, preside el Consejo Irlandés de imanes, por lo que tiene un alto perfil público y es recibido por las más altas figuras del país, incluyendo al presidente y el primer ministro.
El ICCI suele organizar conferencias dictadas por radicales islámicos, como el mulá saudí Aed al-Qarni, quien en 2005 declaró en otro lugar que a los “hijos de simios y cerdos” –forma cordial en que los extremistas musulmanes se refieren a los judíos– se les deberían cortar las gargantas y destrozar los cráneos. Otro ponente ha sido Salman al-Ouda, quien estuvo en el ICCI en 2007, pero posteriormente fue expulsado del Reino Unido y EEUU por emitir una fatwa que instaba a los musulmanes a matar a las tropas estadounidenses que combatieran en cualquier país musulmán, específicamente en Iraq.
Pero el radicalismo islámico no solo se concentra en el ICCI, señala el informe del Gatestone Institute. Mensajes filtrados por Wikileaks en 2011 mostraron que algunos musulmanes irlandeses se refieren a una mezquita de Dublín como “Tora Bora”, el famoso complejo de cuevas de Afganistán donde estuvo escondido Osama bin-Laden. Un imán de otra mezquita, Yayah al-Hussein, es miembro del grupo terrorista Hamás, y muchos de sus feligreses son yijadistas bosnios y afganos.
Además de la influencia política de los radicales islámicos, al parecer muchos irlandeses (tanto de la República de Irlanda como del Ulster o Irlanda del Norte, que es parte del Reino Unido) han comprado la narrativa palestina de un “pueblo ocupado” por Israel, y hacen un falaz paralelismo con la situación de los irlandeses respecto a Inglaterra. Por ejemplo, el ex alcalde de Dublín, Micheál MacDonncha, forma parte de la Campaña de Solidaridad Irlanda-Palestina, que apoya al movimiento BDS.
Por lo pronto, el proyecto de ley antiisraelí deberá pasar por la Cámara Baja del Parlamento irlandés. El partido gobernante, Fine Gael, ha expresado su oposición. Además, en caso de ser aprobado el país enfrentaría las leyes anti-boicot israelí de Estados Unidos, que perjudicarían a toda empresa norteamericana que comerciara con Irlanda. La importante ONG The Lawfare Project, que lucha contra la discriminación antiisraelí, junto con Abogados del Reino Unido por Israel, ha iniciado acciones legales contra el proyecto de ley.
Habrá que observar cómo evoluciona este caso, que puede marcar un precedente positivo o negativo.