Yom Hazicarón (día de conmemoración de los soldados caídos de Israel y las víctimas del terrorismo) es oficialmente el 4 del mes de Iyar, aunque deberíamos dedicar toda una vida a evocarlo. No hace mucho tiempo, en muchos lugares, a las personas judías se les negaba el derecho a matricularse en las universidades o a ser propietarios de un negocio debido a su etnicidad o religión. Los derechos civiles y la igualdad ante la ley son privilegios que el pueblo judío da actualmente por sentados.
Hoy en día, jóvenes judíos y no judíos protegen a la judeidad de la diáspora. El soldado israelí, ya sea judío, árabe, cristiano, druso, beduino o de otro origen, es el cemento que garantiza el lugar que puede ocupar un judío en el mundo occidental.
Los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel están equipados para defender al Estado judío de cualquier amenaza física. Ya sea que el peligro provenga de Hamás en la Franja de Gaza, Hezbolá en el Líbano, Daesh (ISIS) en el Sinaí, la “intifada de los cuchillos” de los terroristas palestinos en Cisjordania, o de nuevos partidarios de Irán en los Altos del Golán, esas son amenazas no solo contra la existencia del Estado de Israel, sino también para la supervivencia del pueblo judío en todo el mundo. La ideología política o la identidad personal de cada cual no debe impedir que vea esos peligros, ni deje de percibir la realidad global. Debemos recordar el sacrificio de nuestros soldados de Tzáhal, y orar porque su memoria sea una bendición.
Los israelíes, ya sean soldados actualmente en armas, reservistas, o estén en el servicio nacional, protegen al pueblo judío como un todo. Pero el vínculo entre la diáspora e Israel podría ser más firme.
Para muchos, especialmente para un estadounidense convertido en yerushalmi (jerusalemita) como yo, nuestra lealtad a Israel es inquebrantable. Para el estudiante universitario de Los Ángeles o São Paulo, su comprensión de la historia judía y del conflicto árabe-israelí no suele ser profunda. Quienes hablamos con estudiantes universitarios judíos sobre judaísmo o el Medio Oriente, percibimos que hay jóvenes que no han recibido educación judía. A ellos no deberían tratarlos con indiferencia, sino abrazarlos a través del conocimiento. La unidad judía y el activismo por Israel en los campus son importantes; ejercer un efecto en esos estudiantes tendrá consecuencias de largo alcance en las relaciones entre Israel y las comunidades de la diáspora.
El sacrificio de nuestros soldados es visible al recorrer el Estado judío, pero puede simbolizarse en el siempre creciente Monte Herzl, el cementerio nacional de Israel. Los soldados israelíes, judíos, árabes, cristianos, drusos, beduinos y otros, deben ser sepultados con el honor y el aprecio de todos aquellos a los que protegen. Ellos son nuestros defensores físicos, pero debemos proveerles un cuidado espiritual a través de proyectos que nos unen, como LeKedoshim (lekedoshim.com), cuyo objetivo es enfatizar la importancia de Yom Hazicarón para la memoria de los soldados que perecieron en las guerras de Israel y las víctimas del terrorismo. Aspiramos a que este proyecto le hable a todo el pueblo judío, tanto en Israel como en la diáspora, sin importar su visión religiosa o política.
Aunque LeKedoshim es un programa educativo de un día, sus directivos están decididos a estimular al público a estudiar el Talmud Bavli (2.711 páginas), y a la vez esforzarse por reunir al pueblo judío a través del aprendizaje. Necesitamos inspirar a los judíos de la diáspora a tomarse un momento para percatarse de que, sin el coraje y la resiliencia del pueblo de Israel, muchos de nosotros no podríamos estar en la posición en la que estamos hoy.
En Yom Hazicarón expresamos nuestro respeto a los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel, que han pagado el mayor precio posible por su país y por su pueblo. Para muchos de nosotros, ya sea que hayamos hecho aliá o que ayudemos al Estado de Israel desde afuera, nuestro compromiso es firme. Los soldados de Tzáhal están equipados para defender al Estado judío de cualquier amenaza física, pero no contra las amenazas verbales o económicas. El pueblo judío no podría subsistir sin su unidad, ni sin nuestra amada tierra ancestral. Aunque Yom Hazicarón dura oficialmente un día, los judíos de Israel y la diáspora deberíamos dedicar toda una vida a evocarlo.
Jeff Seidel*
*Educador israelí
Fuente: The Times of Israel. Traducción y versión NMI.