Dos de los nuevos bachilleres del Colegio Moral y Luces “Herzl-Bialik” comparten el significado y las emociones de un acto de grado muy particular
A mis queridos padres, profesores y sobre todo compañeros de la promoción LXI “Unidos a pesar de la distancia”:
Y un martes 21/07/2020, nos graduamos… junto a nuestros padres, orgullosos y satisfechos por vernos cumplir con esta meta. Ellos que nos acompañaron durante este camino del crecimiento y el aprendizaje, siendo nuestra guía en el trayecto. Nuestros profesores, satisfechos por haber cumplido una vez más con su objetivo de formar ciudadanos, de inspirarnos para que nos adentramos en el mundo del saber, de sembrar en cada uno de nosotros un motivo, de ayudarnos quizás a descubrir y potenciar nuestras cualidades y aptitudes; nosotros ciertamente emocionados, felices, satisfechos agradecidos, pero también nostálgicos.
Para algunos estos han sido sus compañeros de toda la vida y para otros, como yo, nos encontramos hace apenas unos pocos años; sin embargo sentimos que tenemos toda una vida conociéndonos. Antes de poder darle las gracias a toda mi familia de 5º año por haberme ayudado llegar hasta este punto, creo que deberíamos tomar un viaje en el tiempo.
En estos momentos, retrocedemos la película al primer día del kinder, al primer amigo, las primeras peleas. En este momento retrocedemos la película y están esas primeras escenas en blanco y negro, desde cuando éramos los chiquitos del colegio, y mirábamos a los más grandes con admiración queriendo tomar su lugar, en este momento nos reímos de tantas aventuras, de las piñatas, de nuestros héroes, en estos momentos retrocedemos a las primeras letras y números, a las canciones de la clase de música, a los actos del colegio, al timbre del recreo y al de la hora de salida. Hoy recordamos el día en que nos pusimos por primera vez una chemise azul y salimos de la casa pensando que éramos grandes, y al llegar al liceo solo nos convertía en los más pequeños. Hoy recordamos ese primer día de camisa beige y también ese ultimo día que no tuvimos… Hoy es imposible no recordar seminarios, elecciones, Camun, cuarto vs quinto y la inolvidable gira a Israel.
Somos una generación que representa los retos. Nacimos en un país de bondades, pero en un momento histórico de importantes conflictos y grandes obstáculos. Uno de los valores más importantes en nuestras vidas es la perseverancia por conseguir las cosas que queremos, en este país nos tocaron algunas cosas duras: marchas, apagones, y un sinfín de eventos que evitaron poder llegar al colegio, y sin embargo nosotros nos esforzamos por seguir y estudiar, y eso nos distingue de los demás como personas que no se rinden y se esfuerzan por trabajar.
Crecimos en un país de protestas, limitación a la libertad de expresión, ataques a Israel, sin embargo no paramos. Mi abuelo paterno solía decir que el camino más difícil es el que más deja. Ciertamente mi abuelo tenía razón, quizás el camino más difícil es el que nos impone mayor esfuerzo y dedicación, pero cuando llegamos a cada destino que nos proponemos, lo hacemos satisfechos y felices.
El liceo es cómo un cubo de Rubik no resuelto, el reto es formar todas las caras. Son muchos cuadritos de muchos colores que están desordenados y que tenemos que resolver. Así comienza primer año, donde todo es nuevo y no entendemos nada, vemos a los grandes con asombro y a nosotros nos ven con ternura. Aquí damos nuestros primeros pasos hacia resolver nuestro cubo.
Segundo año, ya nos acostumbramos al liceo, a correr por esas escaleras cada vez que suena el timbre y a desacelerar cada vez que tenemos a un profesor al lado. Aquí es donde uno mira este cubo de Rubik y se queda pensando cuánto falta para terminarlo, “esto está imposible”.
Llegamos a tercer año, un año muy particular ya que estás en el medio de todo, además de esto nos introducen a unos amigos problemáticos que nos acompañarán por el resto del liceo, “Física y Química”. En este año completamos la cara azul y se presenta el reto de la cara beige. Ya aquí nuestro cubo empieza a tomar forma.
Por fin cuarto, el año de la Gira, la plancha, el clásico 4º vs 5º entre otras cosas. Comenzamos por la plancha y la glorificada fiesta, después de esto avanzamos hacia la semana electoral. 4º vs 5º, el mejor partido de todos. Y para nuestra mayor felicidad completamos la cara del mejor color: el viaje más esperado, el que nos cuenta todo el mundo y lo que queremos es vivirlo: LA GIRA. De ahora en adelante cada movimiento debe ser realizado con más cuidado, para evitar estropear las caras que ya se han ido armando.
Ya quinto año; hemos esperado tanto para esto, los gritos, nuestra última plancha, fiesta de la plancha, San Valentín, carnavales y muchas otras. Somos amigos de todo el mundo, ya que queremos terminar de vivir nuestros mejores momentos del liceo felices. Damos consejos, bochinchamos y nos volvemos amigos de los profesores. Estamos a punto de cumplir con nuestra meta, unos pocos movimientos más para resolver este reto matemático, que finalizan todo tu trabajo duro y que cuando uno ve hacia atrás, logra recordar todo.
Aquí no solo estudiamos, en este lugar nos divertimos y formamos lo que serán los mejores recuerdos de la vida, nos planteamos retos (el hombre, la mujer, la materia no pasada o no comer tanto en la cantina). Nada más pensar en la mágica melodía de “Las 4 Estaciones” de Vivaldi, uno de los mejores recuerdos del liceo, esa que nos indicaba correr a la cantina a comernos una empanada de molida con guasacaca y picante, o un almuerzo de Jucy o ir a buscar un cafecito donde Alex porque es necesario para el día, o correr por todo el Liceo porque vas tarde al salón porque te quedaste hablando con tus amigos. Como buenos adolescentes, estuvimos marcados por tantos UPS: ups se me perdió la carpeta, ups llegue tarde, ups no sé dónde está mi salón, ups no sabía que había examen, y un sinfín más. Señora Erlinda, señora Magaly, señora Luz, señora Rosa, Yaneth, Graciela y Mercedes, nos llevamos tatuada en nuestra memoria su amabilidad, la paciencia, el cariño y el esfuerzo de su trabajo. Qué hubiera sido de nosotros sin ustedes, todo eso nos lo llevamos hoy de este lugar.
Hoy también dejamos una huella, esa de la promoción LXI (61) de bachilleres de la República de Venezuela, un nuevo grupo de jóvenes venezolanos judíos, con una identidad clara, con la cabeza en alto. Como jóvenes estudiantes fuimos parte de diversos proyectos escolares, con los que marcamos nuestra huella social en un país tan necesitado de sus ciudadanos. Como jóvenes judíos, el sentido de pertenencia a un pueblo milenario, el de los macabeos, el que no se rinde ni se arrodilla ante nada. Esta ha sido la casa, que bajo los nombres de HERZL y BIALIK nos va a hacer llevar en alto el orgullo de ser judíos, de ser ex alumnos del mejor colegio, del lugar que afianzó nuestro conocimiento sobre el idioma, la religión y la historia de Israel y la importancia de nuestra fe milenaria. En mi caso particular, a pesar de que vengo de otro colegio, siento que el paso por este, mi colegio, fue imprescindible para hacer de mí lo que soy hoy. La educación judía que recibí me ayudó a afianzar mi identidad. Y gracias a las personas que forman este ambiente, que me ayudaron adaptarme a esta casa más rápido de lo que pensé y eso me marcó mucho.
Nuestra próxima camisa no tiene un color definido, nadie nos dirá cuál es, pues ya somos nosotros mismos a quienes nos toca definir cuál queremos llevar de ahora en adelante. Este es el primer paso para convertirnos en nuestros propios ejemplos a seguir, nuestros padres y profesores.
Gracias a todos por los recuerdos que hemos formado a través de estos años, porque al final del día no hay otras personas con las que yo me quisiera graduar. Gracias a todos los que nos acompañaron en uno de los momentos más importantes de nuestras vidas. Todas las historias tienen un comienzo y un final, nosotros hemos decidido que la nuestra continuará. Hoy solo hemos cumplido con la primera etapa y estamos listos para lo que viene. Y recuerden que la graduación no es el final, es el comienzo.
El 21 de julio celebramos nuestra graduación. Una graduación sin duda diferente a las demás, pero con el mismo cariño de siempre por parte de todo el personal de nuestro querido colegio. Gracias a todos los que nos acompañaron en estos años, y que con pequeños granitos de arena formaron a la persona que hoy en día somos cada uno de nosotros.
A mis amigos les deseo todo el éxito del mundo en esta nueva etapa, y que siempre logren cualquier cosa que se propongan en la vida, ¡Los quiero muchísimooo!