En septiembre cumpliría 70 años. Pero la muerte se lo llevó a sus escasos 57. Este pianista, cantante, percusionista y compositor venezolano, adelantado a su tiempo, ha sido considerado como uno de los músicos experimentales y sinfónicos más importantes e influyentes del mundo.
Redacción NMI
A los tres años llegó a Venezuela. Su familia alemana venía huyendo de la devastación de la Segunda Guerra Mundial. Eran judíos…
Siendo su madre cantante de ópera, se intuye un hogar nutrido en términos melódicos y rítmicos, en géneros y cadencias. Y él también se hizo músico, osado, de vanguardia, fusionando por primera vez en este país el rock sinfónico, el jazz, las sonoridades latinas y el folclor nacional. Su nombre: Vytas Brenner.
Realizó sus primeros estudios musicales en el Colegio Emil Friedman, y hasta los 12 años vivió entre Austria y Caracas. Arrancando la adolescencia se mudó a Italia, luego a España —donde formó el Vytas Brenner Quartet con el que grabó Brener’s Folk— y finalmente a Estados Unidos, para estudiar música en la Universidad de Tennessee, donde se graduó con honores en 1972.
Entonces, Venezuela volvió a estar en el panorama. Una vez en estas tierras formó dúo con María Fernanda Márquez y grabaron algunos temas promocionales, presentándose como Vytas y Mafe.
Hasta que dio el paso definitorio. Se metió de lleno en la experimentación con la que había estado jugueteando desde hacía rato. Mezcló sonidos, deshilvanó notas y las volvió a tejer con un estilo propio, fusionando el rock sinfónico progresivo con la música folclórica venezolana.
De pronto, en un mismo espacio sonoro, convivían de forma casi orgánica la guitarra eléctrica, la batería, los sintetizadores, las maracas, el cuatro, el arpa y la percusión afro-caribeña. Y nació la criatura: Ofrenda, agrupación que publica su primer disco de 45 rpm con los temas “Frailejón” y “Araguaney”, que muestran el rumbo y sello distintivo de su trabajo musical.
Ofrenda contó con los aportes de Brenner en el piano, órgano, clavecín, sintetizadores, guitarra acústica y voz; de Pablo Manavello en la mandolina, guitarra eléctrica y acústica; de Carlos Acosta en el bajo; de Frank Rojas en la batería; de Jesús Chinchilla en la percusión; de Ángel Melo en el cuatro; de Ramón Hernández en el arpa; y Alfredo Rojas en las maracas, en su primera formación. Progresivamente se integraron Iván Velásquez (batería), Carlos “Nené” Quintero (percusión) y Felipe “Mandingo” Rengifo (percusión).
Aunque el grueso de su formación musical académica trascurrió en el extranjero, fue Venezuela su gran inspiración durante su vida profesional: la flora y fauna, los paisajes y ritos venezolanos le dieron título a buena parte de sus composiciones y álbumes.
Su disruptiva apuesta musical convirtió a Vytas Brenner en protagonista de varias “primeras veces” en el país: ningún artista local había alcanzado la popularidad de la que él gozaba en la historia del rock nacional, y su éxito no ha sido sobrepasado aún por otros artistas venezolanos de su estilo; su disco En vivo fue el primer álbum doble grabado de esta forma en Venezuela, y el más exitoso que ha hecho un artista de cualquier género en el país; el aforo lleno que logró en el Poliedro de Caracas era un imposible para cualquier artista nacional; y también fue pionero en la organización de giras, con un equipo de 20 personas, material técnico y escenografía, rodando en su propio trasporte por las diversas ciudades venezolanas en plenos años 70.
Durante ese periplo dejó para la historia imponentes temas como “Frailejón”, “San Agustín”, “Caracas para locos”, “Canchunchú florido” y “Morrocoy”, entre otros.
Si bien sus producciones discográficas de las décadas de los 80 y 90 fueron mucho menos relevantes —una vez que cambia su estilo al pop, soul y funk—, sus primeros cinco álbumes marcaron un antes y un después en la industria musical nacional, y son citados con regularidad entre las mejores producciones de los géneros progresivos o sinfónicos. Al tiempo que sus placas perdían popularidad en Venezuela, Brenner comenzó a hacerse más exitoso en el mercado anglosajón, cuando empezaron a conocerse sus primeros álbumes a escala mundial, categorizados dentro del género world.
A lo largo de su carrera, hizo música para comerciales, campañas políticas, para más de 10 películas y 95 documentales, además de una sinfonía: Oro negro.
Cuando preparaba una nueva grabación, estando en Austria en marzo de 2004, Vytas Brenner murió de un ataque al corazón. Parte del material musical que se había procesado hasta la fecha fue editado, en 2011, en formato MP3 bajo el nombre Vytas Meets Mozart.
Los álbumes siguientes son:
En Austria, donde residió hasta su muerte, Brenner graba su último álbum, desconocido para la gran mayoría de sus seguidores locales, pues no tuvo una edición venezolana, titulado Die Alemannen im El Dorado, que contó con la participación de Felipe “Mandingo” Rengifo, Lorenzo “El Diablo” Barriendos y la Orquesta Sinfónica de Venezuela, dirigida por Alfredo Rugeles. El disco incluye nuevos arreglos de “Frailejón”, “Ganado”, “Tragavenao” y “San Agustín”. Guarda cierta similitud con el disco Amazonia, e incluye un elemento novedoso: experimenta con ritmos latinos ajenos al folclore venezolano, como la cumbia.
Tras El vals del mar (1986) se sumerge en un silencio discográfico de algunos años, para reaparecer con Amazonia (1993), su primer álbum en formato CD, en el cual dejó atrás sus experimentaciones de los años 80 y volvió a la fusión de elementos latinos con rock progresivo y sinfónico.
En 1978 edita el álbum Ofrenda, donde todavía ofrece material enmarcado en su estilo inicial, pero también comienza a inclinarse por sonidos pop, funky, soul y disco, totalmente alejado de la propuesta innovadora ofrecida entre 1973 y 1978
Las dos siguientes producciones son Jayeche (1975) y Ofrenda, ¡En vivo! (1977). Con este, el primer álbum doble en vivo grabado en nuestro país, se cierra un ciclo y la carrera de Vytas Brenner empieza a desarrollar una serie de cambios en estilo. Entre otras cosas, disuelve el grupo
Fuentes: