Hace unos días recibí un correo electrónico de una persona que no está en mi lista de lectores, con solo una línea de texto: «¡Viva Palestina! ¡Muera Israel!».
Le respondí lo siguiente:
Estimado señor:
Agradezco a usted que se haya tomado el tiempo y el trabajo de escribirme una carta expresando su ideología política.
Primero que todo, deseo expresarle mi admiración por su capacidad en resumir en solo cuatro palabras una ideología que hoy es tan popular en el mundo. No todos tienen su talento. Por ejemplo, la constitución de Hamás expresa la misma ideología pero lo hace en miles de palabras, 8.950 para ser exactos. Entre nos, y sin ánimo de ofender, ¿para qué cansarse y dedicar tanto tiempo leyendo miles de palabras, cuando uno puede leer lo mismo en las cuatro palabras de su mail?
También es admirable la forma directa con la que usted expresa su deseo de muerte a Israel. Hay gente hipócrita que desea lo mismo pero no lo expresa tan clara y directamente como usted, por carecer de su sinceridad y franqueza. Se van por las ramas, no saben cómo decirlo, utilizan eufemismos, pero usted expresa sus sentimientos de la forma más clara posible. No hay duda de que usted es una persona que tiene convicciones y las expresa con la mayor sinceridad posible.
Tal vez le sorprenda a usted que yo comparto su ideología. Bueno, no el 100%. Solo la primera parte, donde usted escribe «¡Viva Palestina!». Yo también deseo, igual que usted, que los palestinos vivan bajo un régimen democrático, un régimen de leyes humanas, un régimen en el cual serían libres para expresar sus opiniones, en el cual las mujeres tendrían iguales derechos, en el cual los cristianos no serían perseguidos, en el cual no enseñarían odio a niños pequeños, en el cual sus clérigos no predicarían la demonización de otros seres humanos, en el cual sus medios de comunicación promoverían la tolerancia, un régimen en el cual la muerte propia o del enemigo ya no sería el ideal, sino la vida.
No estoy de acuerdo con su segunda parte, donde usted escribe «¡Muera Israel!» Una ideología fanática, que desea la muerte de una nación, el exterminio de millones, es una ideología genocida. Con esa frase nunca va usted a convencer a Israel de que corra riesgos por la paz. Con esa frase solo logra eternizar el conflicto.
Si usted y la gente que comparte su ideología, en vez de decir «¡Viva Palestina! ¡Muera Israel!» dijeran «¡Viva Palestina! ¡Viva Israel!», el mensaje del profeta Isaías de paz, amor y tolerancia tendría muchas más posibilidades de hacerse realidad.
Le saluda atentamente
David Mandel
*Autor del popular blog “Mi enfoque desde Israel”.
Versión NMI.