La organización de Viudas y Huérfanos de las Fuerzas de Defensa de Israel lanzó un programa multifacético que apoya a decenas de mujeres que se enfrentan a dar a luz sin sus parejas
Renée Ghert-Zand*
El 2 de octubre de 2023, Shajar Naim y su esposo Amir celebraron su primer aniversario de bodas. Cinco días después, Amir fue asesinado defendiendo su kibutz en el sur de Israel contra los terroristas de Hamás.
Amir y los demás miembros del equipo de respuesta a emergencias del kibutz Erez lucharon contra los numerosos terroristas durante horas, y finalmente lograron impedir que conquistaran el lugar. El costo fue la vida de Amir y las heridas de cuatro de sus colegas.
Con once semanas de embarazo, Shajar Naim se convirtió de pronto en una viuda de guerra a los 27 años. “Estábamos escondidos en nuestra habitación segura, y tan pronto como Amir entendió que algo inusual estaba sucediendo se levantó de un salto, se preparó en dos minutos y salió a hacerse cargo. Ni siquiera tuvimos la oportunidad de despedirnos”, cuenta.
Naim, junto con decenas de otras mujeres en su situación, es la razón por la que la Organización de Viudas y Huérfanos de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDFWO por sus siglas en inglés) lanzó recientemente un nuevo programa llamado Letzidej (“A tu lado”), para apoyar a las viudas de guerra embarazadas. La iniciativa está diseñada para apoyarlas en una variedad de aspectos sicosociales, prácticos y financieros, ayudarlas a superar una realidad que nunca podían haber imaginado. El programa apoya a las mujeres durante el embarazo y el parto, así como durante los tres meses posteriores.
Shajar Naim sostiene una foto de su esposo Amir, asesinado por los terroristas de Hamás mientras defendía el kibutz Erez el 7 de octubre
(Foto: The Times of Israel)
«Obviamente ya hubo antes viudas de guerra en la historia de Israel, pero no en esta cantidad desde que se estableció nuestra organización a principios de la década de 1990», dice la presidenta de IDFWO, Tami Shélaj, cuyo esposo, el teniente coronel piloto Ehud Shélaj, fue derribado y muerto en Egipto durante los primeros días de la Guerra de Yom Kipur en 1973.
Desde el 7 de octubre, más de 220 esposas de soldados regulares y de reserva de las FDI han enviudado, y más de 500 niños han quedado huérfanos. De las viudas, unas 30 están embarazadas o han dado a luz recientemente.
«Reprimí emocionalmente mi embarazo durante mucho tiempo», cuenta Mahol Shosh. De 35 años, presenció junto a sus tres hijos de dos, cuatro y seis años el asesinato de su esposo Noy, quien recibió un disparo a través de la puerta de la habitación segura en su casa del kibutz Beeri el 7 de octubre. Noy había recibido una notificación de emergencia del servicio de reserva de las FDI, pero ni siquiera logró salir de su casa. “Los niños lo vieron todo y los mayores entienden lo que le pasó a su papá. Hacen muchas preguntas. Preguntan por qué sucedió”, dice Shosh.
Para agravar el dolor de la joven familia, el sobrino de Shosh, Lior Tarshansky, de 15 años, fue asesinado por los terroristas, y su sobrina Gali Tarshansky, de 13, fue secuestrada. Gali fue liberada el 29 de noviembre como parte del acuerdo de alto el fuego temporal negociado por Catar y Estados Unidos entre Hamás e Israel.
Desde el 7 de octubre, más de 220 esposas de soldados regulares y de reserva de las FDI han enviudado, y más de 500 niños han quedado huérfanos. De las viudas, unas 30 están embarazadas o han dado a luz recientemente
Shosh, profesora de secundaria, fue evacuada con sus hijos a una estrecha habitación de hotel en el Mar Muerto, donde todavía estarán viviendo cuando ella dé a luz a una niña dentro de tres meses. “A nivel intelectual sé que Noy está muerto, pero me cuesta procesarlo emocionalmente, porque aquí estamos viviendo en un hotel, que no es nuestra casa ni nuestra rutina habitual, así que en cierta forma Noy no está desaparecido. Ya nada es igual que antes. Es como una realidad alternativa, y es difícil entender qué está pasando realmente”.
Cada viuda de las FDI está luchando por internalizar su nuevo estatus. “He visitado a cada una en su casa y las circunstancias de cada una son diferentes. Algunas aún no han procesado el duelo. La palabra ‘viuda’ ni siquiera ha echado raíces en sus mentes”, explica Shélaj. “Incluso conocí a algunas mujeres que llevaban años haciendo tratamientos de fertilidad, y recién después del 7 de octubre descubrieron que estaban embarazadas. Sus maridos murieron sin siquiera saberlo”.
A cada viuda se le asigna un trabajador social dedicado del Ministerio de Defensa, que ofrece apoyo personalizado a largo plazo para abordar sus necesidades únicas. El nuevo programa de la IDFWO complementa esto con reuniones grupales bimensuales para todas las viudas embarazadas que deseen asistir.
Noy Shosh y su esposa Mahol con sus hijos
(Foto: The Times of Israel)
“No estaba segura de querer ir”, cuenta Naim sobre la primera reunión, celebrada en Tel Aviv el 29 de enero. Ahora, en la semana 28 de su embarazo, finalmente decidió que asistir sería un paso positivo para avanzar en las etapas de su duelo y sentirse menos aislada. “Fue bueno saber que otras estaban pasando por lo mismo que yo, que no estoy sola. Por supuesto que no somos iguales, pero somos similares”, afirma.
Shosh comenta que sentía que su situación era única en muchos sentidos, incluso entre las viudas de guerra, lo que aumentaba su dificultad para aceptar los acontecimientos. “Lo vi asesinado frente a mis ojos. No es como otras viudas de guerra, cuyos maridos estaban lejos de casa y murieron en batalla”.
Al igual que Naim, encontró un sentido de pertenencia entre las mujeres en la reunión del 29 de enero. “Es lo más cerca que he estado de que la gente me entienda”, dice.
“La palabra ‘viuda’ ni siquiera ha echado raíces en sus mentes”, explica Shélaj. “Incluso conocí a algunas mujeres que llevaban años haciendo tratamientos de fertilidad, y recién después del 7 de octubre descubrieron que estaban embarazadas. Sus maridos murieron sin siquiera saberlo”
Ambas mujeres piensan asistir a las futuras reuniones. Naim espera que, como en la primera sesión, las próximas incluyan debates paralelos para las madres de las viudas y otras personas relacionadas. “El apoyo a quienes nos cuidan y ayudan también es importante”, expresa Naim, quien vive temporalmente en un apartamento en Yavne.
Sin sus maridos presentes durante el parto, las mujeres embarazadas deben decidir quién quieren que las acompañe en ese momento. Naim tendrá a su lado a su madre y su suegra, además de un médico que ha estado siguiendo su embarazo. Shosh aún no ha decidido quién quiere que esté con ella. “No estoy segura de desear que haya familiares allí porque, lamentablemente, son parte del trauma”, explica.
Independientemente de lo que decidan, a las participantes del programa se les asignará una partera que las acompañará y orientará durante el embarazo, el parto y el posparto. En Israel, donde las mujeres generalmente son atendidas por la partera que esté de guardia en el hospital cuando llega el momento, esta es una ventaja.
La presidenta de la Organización de Viudas y Huérfanos de las FDI, Tami Shélaj, se dirige a las viudas de guerra embarazadas en la primera reunión del programa Letzidej en Tel Aviv, el pasado 29 de enero
(Foto: IDFWO)
Según Shélaj, Letzidej ofrece la opción de alojarse en un hotel adyacente al hospital durante unos días del posparto, así como ayuda posterior en casa con el bebé y los demás niños.
Las mujeres también reciben un vale de 5000 shékels (1370 dólares) de una importante tienda minorista que se especializa en artículos, ropa y juguetes para bebés. Shosh, quien lo dejó todo atrás cuando fue evacuada y no tiene idea de lo que queda en su casa, dice que este bono seguramente le resultará útil.
Naim, quien ha vuelto a trabajar en recursos humanos, está de acuerdo. “Esta ayuda económica me está permitiendo respirar un poco. Realmente la aprecio. No sabía cómo iba a manejar este aspecto de las cosas”.
A pesar de lo difícil que ha sido, Shosh rechazó algunas sugerencias de que podría considerar interrumpir su embarazo, que aún era relativamente temprano. “Noy y yo teníamos muchos deseos de este embarazo. Nunca pensé en ponerle fin”
A pesar de lo difícil que ha sido, Shosh rechazó algunas sugerencias de que podría considerar interrumpir su embarazo, que aún era relativamente temprano. “Noy y yo teníamos muchos deseos de este embarazo. Nunca pensé en ponerle fin”.
Naim dice que siente la ausencia de su marido en cada cita con el médico, en los análisis y estudios en el camino hacia el nacimiento de su hijo. «El abrazo que me ha dado el programa Letzidej no reemplaza a Amir, pero me hace sentir apoyada y más tranquila sobre la situación que estoy atravesando».
“Amir nos dejó a mí y a toda la familia un gran regalo, y eso me obliga a cuidar bien de mí y del bebé, que es un punto de luz que estoy esperando conocer”.
*Reportera en temas de salud y redactora de The Times of Israel.
Fuente: The Times of Israel.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.