Nuevo libro de José Chocrón Cohén
Sami Rozenbaum
Es bien conocido el papel de los judíos en la independencia de Venezuela, como el apoyo a Simón Bolívar de connotadas familias curazoleñas de ese origen cuando la República parecía estar perdida en los primeros años de la guerra. Pero la profundidad de la presencia judía durante los siglos de la conquista y colonización ha sido menos divulgada.
José Chocrón Cohén, quien ya en 2011 sorprendió con su libro La identidad secreta de Francisco de Miranda, acaba de publicar una nueva obra producto de cuidadosas investigaciones bibliográficas, que revela una sorprendente cantidad de datos sobre cómo en la Venezuela del período hispánico abundaban e incluso prosperaban los descendientes del pueblo hebreo.
Venezuela sefardí comienza su narración mucho antes de la llegada de Colón a estas costas, con las terribles masacres y conversiones forzosas que tuvieron lugar en España en 1391, cuando comunidades enteras fueron diezmadas. Así nació la historia de los “cristianos nuevos”, judíos conversos que frecuentemente “judaizaban”, es decir que seguían manteniendo sus creencias y practicando sus tradiciones. Esto daría lugar a la Santa Inquisición, cuyo objetivo era descubrirlos, castigarlos y con frecuencia ejecutarlos tras inenarrables torturas. Todos los “cristianos nuevos” eran sospechosos de “judaizar”, y estuvieron sometidos a una intensa discriminación social y económica. Así, en una paradoja histórica, el afán del catolicismo español por eliminar la influencia judía solo contribuyó a hacerla más difícil de detectar y obligó a crear una compleja institución para lograrlo, en el primer ejemplo de racismo institucionalizado en Occidente.
Luego se produjo el Decreto de la Alhambra de marzo de 1492, que obligaba a los judíos no convertidos a hacerse cristianos o abandonar el país. Las paradojas no terminan, pues personas muy cercanas, incluso consejeros de confianza de los reyes católicos, eran judías.
Muchos judíos huyeron a Portugal, donde también serían a su vez perseguidos por la Inquisición, sobre todo cuando ese reino estuvo integrado a España (1580-1640). La cantidad de “cristianos nuevos” que optaron por buscar un futuro más libre en América, a pesar de que las leyes trataban de impedirlo y que la Inquisición no tardó en cruzar el Atlántico tras ellos, fue tan grande que, tanto en el nuevo continente como en la Península, la palabra “portugués” llegó a ser sinónimo de judío.
La obra está disponible en las principales librerías del país
Así llegamos al caso específico del territorio que se convertiría en Venezuela, donde los primeros “cristianos nuevos” se radicaron pocos años después de los viajes de Colón, cuyas carabelas ya contaban con hasta un tercio de tripulación “marrana”… y el propio almirante, por lo visto, también lo era.
La obra de José Chocrón Cohén se detiene en una minuciosa descripción de la familia Rojas, origen de una de las varias “tribus” de origen judeoconverso que poblaron el país. El fascinante capítulo “La sangre azul de los Rojas, de conversos a iniciadores de la aristocracia criolla” se refiere a Ana de Rojas “la legendaria” (1525-1561), casada en Nueva Cádiz de Cubagua con Diego Gómez de Agüero y luego radicada en la isla de Margarita. Tanto Rojas como Gómez son apellidos típicos de judíos conversos. Este matrimonio tuvo ocho hijas, quienes contrajeron matrimonio con destacados conquistadores y pobladores de Caracas y la región central del país. La familia se fue extendiendo con las sucesivas generaciones y practicó la endogamia (matrimonios dentro del clan), al punto de que numerosos personajes de la historia nacional, desde el mismísimo Simón Bolívar hasta Andrés Bello, Antonio José de Sucre, José Félix Ribas o Santiago Mariño compartieron ascendencia en el clan de los Rojas.
El libro continúa destacando la intensa participación de esta y otras estirpes de judeoconversos en el desarrollo nacional, como en el cultivo y comercio del cacao —principal fuente de ingresos de la provincia durante siglos—, y ofrece una detallada genealogía de familias “mantuanas” vinculadas al mundo sefardí.
Claro que estas familias, con el paso de las generaciones, fueron alejándose de sus orígenes y hasta olvidando esos parentescos que los investigadores de la historia han podido sacar a la luz. Pero para beneficio de los venezolanos del siglo XXI llega muy a tiempo Venezuela sefardí, que sintetiza y describe en una obra absorbente los estudios efectuados por numerosos expertos en la materia.
Una conclusión inevitable al terminar de leer esta obra es la mayor de las paradojas: en su obsesión por la “limpieza de sangre”, es decir por extirpar todo residuo judío de su sociedad, la España de la Inquisición solo logró que hoy en día sea muy difícil que algún habitante de la Península o de la América hispana no tenga antepasados entre los “cristianos nuevos” o que hayan “judaizado”; los apellidos predominantes lo revelan claramente.
Venezuela sefardí tiene el sello de Oscar Todtmann Editores, y ha visto la luz con los auspicios de la organización sin fines de lucro Sefardíes por Venezuela. La obra fue presentada al público el pasado 17 de noviembre durante el acto conmemorativo de los 200 años de la comunidad judía de Coro, en la sede del Museo Sefardí de Caracas “Morris E. Curiel”.