Ver más resultados...
Moré David Chocron
T Todo aquel que habla delante del Santo Bendito Es (ya sea a través de la tefilá, el estudio, etc., mientras en su conversación existan reclamos y peticiones) se considera como si en sentido figurado quisiese “ganarle” a Hashem con argumentos, y el Santo Bendito Es disfruta y se complace de ello.
Por lo mismo, el mismo Hashem le envía las palabras correctas para que la persona pueda justificarse y, en apariencia, “vencer” al Todopoderoso. Así la persona se siente bien y satisfecha, y Hashem lo disfruta. A todo padre le gusta ver a su hijo contento.
Y sin esta posibilidad, de seguro no sería posible que una persona de carne y hueso, mortal, “venciera” al Santo Bendito Es. Así ocurrió con los Patriarcas y con Moshé Rabenu.
Él nos da las palabras y los argumentos justos y necesarios para justificarnos.
Pero nunca debemos levantar un reclamo a los cielos contra el prójimo. Eso a Hashem no le gusta. Ocurriría como en el caso que de la ciudad de Tzefat en la época del Arizal, cuando un pobre se quejaba de la falta de ayuda comunitaria y Hashem envió una plaga de langostas en respuesta a sus llantos. El Arizal envió a su discípulo, Rabí Itzjak HaCohen Z’L, para que le hiciera una gran donación de dinero e insumos y le rogó que por favor nunca más reclamara a los cielos por fallas de la comunidad. Queda siempre en nuestras manos el tener los argumentos en pro de la comunidad, sus dirigentes, las familias y hacer que, a pesar de los problemas de toda índole, retumbe el gran eslogan de ¡Am Israel Jai!
Todo aquel que habla delante del Santo Bendito Es (ya sea a través de la tefilá, el estudio, etc., mientras en su conversación existan reclamos y peticiones) se considera como si en sentido figurado quisiese “ganarle” a Hashem con argumentos, y el Santo Bendito Es disfruta y se complace de ello.