Ver más resultados...
Yair Ben Yehuda
E n nuestra parashá se describe la forma en que el pueblo de Israel respondió al llamado de Moshé, y cómo se apresuraron a aportar el material para la construcción del Tabernáculo del desierto.
El pueblo entero se movilizó ágilmente con todo lo necesario: oro, plata, bronce, telas celestes y púrpuras, madera, pieles, etc. Todo cuanto tenían, lo dieron de corazón.
Cabe destacar que, si bien la contribución era netamente altruista, de cualquier manera debían respetarse ciertas normas al momento de su entrega.
“Y llamó Moshé a Betzalel y a Aholiab, y a todo aquel cuyo corazón le incitó a aproximarse a la labor, para realizarla. Y tomaron de delante de Moshé toda la dádiva que trajeron los hijos de Israel para las labores del Servicio Sagrado y para concretarla, y ellos trajeron otras aportaciones muy temprano en la mañana” (35, 3-4).
El versículo señala que las contribuciones se tomaron delante de Moshé, es decir que él se encontraba a cargo de la administración de recursos, de su captación y de su distribución. Sin embargo, aparentemente es una información innecesaria: ya que la Torá menciona de manera reiterada –en capítulos anteriores– que Dios le pide a Moshé que reciba los recursos materiales.
Rabí Shimshon Hirsch, ZT”L, dice: “Moshé era el representante del público en general, y al él era a quien cada uno y uno debía traer su contribución. De esta manera, prácticamente se la entregaban al “público entero”. A partir de ese momento el material salía del concepto “pertenencia individual”, a convertirse en “patrimonio nacional” – pertenencia pública. Ya que solamente por medio de bienes nacionales era permitido construir el Santuario de Dios”.
Este hecho nos lleva a concluir que el concepto de “altruismo”, manejado en las labores del Tabernáculo, debía alcanzar su máxima expresión. Pues no solamente se trataba de desprenderse de las pertenencias materiales, oro, plata y demás, sino también del sentimiento de satisfacción de haber contribuido con la construcción de la “Casa de Di´s”, y fusionarse literalmente con el ideal popular, para declarar: “No he sido yo el que ha aportado, sino el Pueblo de Israel”.
Dios no necesita un “hogar” en Su mundo, Su realidad supera a cualquier espacio físico imaginable, pero una sola cosa desea el Rey de reyes: ¡Unión y fraternidad entre Sus hijos! De esta manera Su santuario es sólo un medio para conseguir este ideal, y solamente de esta manera es que podremos decir, sin margen de error: ¡Di´s reside dentro de nosotros, Su amado pueblo de Israel!Shabat Shalom
En nuestra parashá se describe la forma en que el pueblo de Israel respondió al llamado de Moshé, y cómo se apresuraron a aportar el material para la construcción del Tabernáculo del desierto.