L a famosa batalla que libró Yaäcov con el ministro espiritual de Ësav es uno de los temas de análisis más interesantes y representativos de nuestro pueblo.
Después de luchar contra él durante toda la noche, casi al despuntar el alba, Yaäcov logra dominarlo y someterlo. Dicho ángel le suplica que lo libere, pues debe presentarse de nuevo en las filas celestiales para alabar y cantarle a Dios, como lo señala Rashí. Yaäcov le dice que lo hará, con la única condición de que lo bendiga: “Envíame, pues ha despuntado el alba”. Y le dijo Yaäcov: “No te liberaré sin antes bendecirme”. Y le preguntó: “¿Cuál es tu nombre?”. Y le respondió: “Yaäcov”. Y le dijo: “Nunca más serás llamado Yaäcov, sino Israel, pues luchaste con entes celestiales y con los hombres, y los venciste” (32, 27-29).
Rashí, ZT”L, explica: “Nunca más serás llamado Yaäcov”. No dirán nunca más que las berajot las recibiste por medio de mentiras y engaños (como lo indica ese nombre), sino a través de una lucha por el dominio y de forma revelada. Al final verás que Dios se presentará ante ti en Bet-El y te cambiará el nombre, y ahí te bendecirá. Yo estaré en ese lugar ratificando esas bendiciones”.
El “Kelí Yakar”, ZT”L, agrega: “La expresión Israel se divide en dos: ישר: Yashar, y אל: El”.
Yashar alude a una visión clara. De esta manera el ángel reconoce que Yaäcov puede ver entidades espirituales y no cegarse por su presencia. Y al decirle: “Pues luchaste contra seres espirituales”, le arrancó el nombre Yaäcov de él, ya que ese nombre hace alusión a un corazón torcido, falto de sinceridad, no así Israel, que se refiere a un terreno llano y recto. No el aparente, sino el que se ve a “ojos” de Dios y del entendimiento de los hombres.
Por este motivo está escrito: “Pues luchaste (dominaste) contra seres espirituales, y lo lograste”. En otras palabras, por medio de la rectitud de tus acciones, serás portavoz de Dios y de los hombres, y tendrás éxito. Eso es Israel, Yashar-El, una planicie que también se ve así a “ojos de Dios”.
La gran lucha entre Yaäcov y el ángel le hizo alcanzar un nivel supremo y único en los estratos espirituales y materiales. Ahora tendrá la osadía de enfrentarse de forma directa a todo tipo de obstáculos de la clase que sean. No lo hará de forma escondida, y no le deberá dar cuentas a nadie, solo a Dios”. Hasta aquí sus palabras.
De cualquier manera, como todos sabemos, su nombre original, Yaäcov, prevaleció, y únicamente se le agregó Israel. El primero porque al nacer sujetó el talón de su hermano Ësav, diciendo: “A él solamente le ganaré si no lo enfrento directamente, y dominando su punto débil”. Pero Israel, el nombre que se ganó, significa fuerza para oponerse a sus adversarios directamente. De ahora en adelante luchará de forma abierta, sin ocultar ni esconder nada de su esencia.
Nosotros decidimos de qué manera conducirnos: de forma indirecta, ocultando intenciones, guardando rencillas; o de manera directa y sincera.
Un ejemplo. Si alguien tiene un conflicto con su compañero, deberá armarse de valor y, tranquila pero directamente, aireará el problema, el cual, generalmente, se origina por la falta de comunicación. Sobre esto dice la Torá: “No odies a tu prójimo en el corazón”. Y nuestros jajamim aprenden que es mejor odiarlo de manera abierta, ya que así la otra persona se cuidará de él, y tal vez se motive también a solucionar el conflicto, y no a escondidas.
Ser directo demuestra carácter, realeza, dominio personal y madurez. Tratemos siempre de ser directos, por supuesto sin faltar al respeto. Comprobaremos que muchas de nuestras angustias y rencores caerán por su propio peso. Fortaleceremos la unión con nuestros hermanos y habrá mucha más confianza entre nosotros. Así, llevando en alto nuestro nombre Israel, logaremos iluminar nuestras vidas y las de quienes nos rodean.
¡Shabat Shalom!
Yair Ben Yehuda