Moshé Rabenu comunica al pueblo de Israel:
“Y se enfureció el Eterno conmigo por ustedes, y no me escuchó. Y me habló Dios diciendo: es suficiente para ti, no continúes hablándome más de ese asunto (de entrar a la Tierra Prometida). Sube a la cumbre y eleva tu vista… Y nos asentamos en el valle frente a la casa (de idolatría) de Peor” (3, 26-29)
Moshé relata al pueblo de Israel que por su causa es que no tuvo el mérito de ingresar a la tierra de Israel; en realidad la expresión que utiliza la Torá es: Lemaánjem – es decir, para su bien.
¿Qué beneficio podrían obtener los hijos de Israel del hecho que Moshé no entrara con ellos a la Tierra Prometida? Ademas, ¿por qué es relevante saber que se hayan asentado en un lugar ubicado frente a la idolatría más repulsiva del mundo?
Explica el Natziv de Volozin, ZT”L, en su libro Émek Dabar: “No está aclarado de qué se trataba este favor, no obstante del hecho que el último versículo – “frente a la casa (de idolatría) de Peor” – fuera puesto próximo al tema visto al principio, que no tiene relación con el tema central, estudiaron nuestros sabios en el midrash, que la idolatría de Peor atraía mucho Israel para servirla. Sin embargo la fuerza espiritual de Moshé consiguió debilitarla.
Y nuestros sabios, en el tratado de Sotá (17) dicen sobre el versículo, en la última parashá de la Torá: “Y fue enterrado –Moshé- en el valle, en la tierra de Moab, frente a la casa de Peor” ¿Por qué fue enterrado a lado de esa idolatría?
Para que sirva de expiación por lo que le sucedió a Israel, al haber caído en idolatrar al Peor”.
Y de acuerdo a lo que dice el Tosfot ahí mismo: “Cada año y año, al llegar la fecha en que Israel pecó y fueron detrás de la mujeres de Moab, la casa de idolatría de Peor sube al Tribunal Celestial a acusar a Israel y recordar su falta. Pero cuando ve la tumba de Moshé, regresa y se hunde en su lugar”.
Esta fue la gran bondad de Moshé hacia su amado pueblo de Israel”.
Dentro de lo que llamamos vida comunitaria, o desarrollo espiritual en comunidad, se encuentra como punto de referencia el rabino, la autoridad en distinto ámbitos, principalmente en el espiritual.
Una de las más grandes y elevadas funciones del rabino es ser un modelo que tenga la capacidad de rectificar los pasos de sus integrantes, por el simple hecho de encontrarse dentro de él. Su presencia debe irradiar temor de los Cielos, y motivarles a avanzar en su Servicio a Dios.
La idolatría, y sus filiales, tienen el único objetivo de desviar nuestra atención de alcanzar el objetivo por el cual fuimos puestos en este mundo. El mundo como tal está colmado de elementos que nos proponen vivir el momento nada más, sin pensar en el mañana. Pero esta idolatría – explica Rabí Moshé Jayim Lutzato, ZT”L – es solamente una creación de Dios, algo que depende al 100% de la Voluntad de Él, no así su contraparte, los valores humanos, la bondad, el altruismo, las plegarias dirigidas a Dios, las buenas acciones, el estudio de Torá, etc., pues su origen se encuentra en la Esencia misma del Creador del universo.
El rabino, el justo, la persona que consiguió elevarse a un plano espiritual elevado, tiene la fuerza de contrarrestar cualquier influencia maligna, pues es representante de Dios en la oscuridad material que cubre al mundo.
Moshé Rabenu marcó el parámetro para darnos cuenta de lo mencionado, pues, aún después de abandonar el mundo físico, tiene la fuerza suficiente para rechazar a la más grande y temible idolatría que jamás haya existido.
Nuestra obligación es apreciar, valorar, y estimar a nuestros líderes espirituales, aún después de fallecidos y – evidentemente – todo el tiempo que los tenemos a nuestro lado.
Shabat Shalom