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H amás, Hezbolá, el Estado Islámico y otros grupos terroristas han demostrado una propensión a usar escudos humanos para proteger la infraestructura que usan para efectuar ataques. Ellos ordenan a hombres, mujeres y niños colocarse sobre techos y al lado de sitios de lanzadores de cohetes, para disuadir las medidas en retaliación.
El uso de civiles para proteger blancos militares es una violación flagrante del derecho internacional y un crimen de guerra. Si surgen futuros conflictos y se toman nuevamente estas acciones, el liderazgo de Hamás, Hezbolá, la Yijad Islámica palestina, Brigadas al-Aqsa y otros deben ser responsabilizados por utilizar a sus partidarios como activos militares.
Las disposiciones relevantes de la Ley de Conflicto Armado (LOAC) están establecidas en los Convenios de Ginebra de 1949, ratificados por 196 naciones, incluidos todos los miembros de la ONU. El núcleo de estos acuerdos internacionales aborda la definición como blanco de activos militares y su distinción de atacar civiles, propiedad civil, y a los heridos o capturados. Los escudos humanos también caen dentro de esta categoría y representan el uso ilegal de civiles para disuadir operaciones militares.
La prohibición del uso de civiles en la guerra se deriva tanto de las Convenciones de Ginebra como de los protocolos adicionales de 1977. El artículo 51 del primer protocolo dice: “Las partes del conflicto no ordenarán el movimiento de la población civil o civiles individuales a fin de tratar de proteger de ataques a los objetivos militares o para proteger operaciones militares”. Adicionalmente, el artículo 58 señala que las partes de un conflicto “a) sin prejuicio del artículo 49 de la Cuarta Convención, se esforzarán por extraer a la población civil, civiles individuales y objetivos civiles bajo su control de la vecindad de objetivos militares; b) evitarán localizar objetivos militares dentro o cerca de áreas densamente pobladas; c) tomarán las otras precauciones necesarias para proteger a la población civil, civiles individuales y objetivos civiles bajo su control contra los peligros resultantes de operaciones militares”. Estos protocolos prohíben el uso de civiles como escudos para operaciones militares.
Existen motivos para preocuparse nuevamente por los escudos humanos, porque Hezbolá parece estar rearmándose con miles de cohetes y misiles avanzados por medio de su patrón, Irán, mientras desarrolla la capacidad local de fabricar armas en el sur del Líbano. Además, Hezbolá parece estar usando a ONGs ambientales como cobertura para crear puestos de observación e infraestructura que podrían ser usados para atacar a las fuerzas israelíes.
Las acciones de Hezbolá ilustran también la necesidad de actualizar y fortalecer la implementación de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU y el Acuerdo de Taif, que requieren el desarme de las milicias en Líbano. La Fuerza Interina de ONU en Líbano (Unifil) y las Fuerzas Armadas Libanesas (FAL) no tienen los recursos ni la voluntad política para desarmar a Hezbolá. Un informe reciente del Departamento de Estado de EEUU cita estimaciones israelíes de que Hezbolá tiene una reserva de 130.000 cohetes y misiles, incluyendo proyectiles avanzados antiaéreos y anti-buques.
Para asegurarse de que haya consecuencias por usar escudos humanos, el Congreso estadounidense ha propuesto una Ley para Sancionar el Uso Ilícito por parte de Hezbolá de Civiles como Escudos Indefensos. La legislación solicita al gobierno buscar sanciones multilaterales contra individuos y entidades de Hezbolá que faciliten el uso de civiles como escudos humanos.
El proyecto de ley también esboza sanciones y prohibiciones de visado contra individuos que participen en estas actividades. Además, el Congreso presentó recientemente dos proyectos de legislación que enmiendan la Ley de Prevención de Financiación Internacional de Hezbolá del año 2015, para apuntar al lavado de dinero y financiación globales del grupo.
Estados Unidos y la comunidad internacional deben condenar el uso aborrecible de escudos humanos por parte de Hezbolá, Hamás, el Estado Islámico y otros grupos. Junto a sus socios, Estados Unidos debe utilizar todas las herramientas a su disposición para combatir el uso de escudos humanos por parte de organizaciones terroristas. Al generar bajas civiles, el uso de escudos humanos crea culpa en vez de compromiso, y es un impedimento directo para la paz.
*Asesor de Seguridad Nacional en el Congreso de EEUU y para el sector privado.
Fuente
Enlace Judío (México). Versión NMI.