En un solemne acto que se llevó a cabo en el Teatro César Rengifo, en pleno casco histórico de la ciudad de Mérida, se inauguró el 15 de febrero la primera cátedra universitaria dedicada al tema de la Shoá fuera de la ciudad de Caracas.
Al día siguiente se ofrecieron las primeras conferencias, que estuvieron a cargo de Ernesto Spira y Lucienne Beaujon, del Comité Venezolano de Yad Vashem, y Alberto Moryusef, de la Federación Sionista de Venezuela.
En esta reseña reproducimos fragmentos de los discursos de orden del acto inaugural que marcó el inicio de tan trascendente proyecto
La decana leyó una cita del libro de Isaías que da el nombre a Yad Vashem, la organización de Israel que honra la memoria de las víctimas del Holocausto y es depositaria del mayor archivo histórico sobre la Shoá. Destacó la alta responsabilidad institucional que implica la creación de esta cátedra, y comentó: “Hillo Ostfeld convirtió su terrible experiencia de vida en educación y servicio al país que le brindó hospitalidad. La ULA cuenta con un grupo de jóvenes y profesionales que estudiarán la singularidad del Holocausto, y el trabajo que se desarrolla al respecto en los principales centros de investigación del mundo”.
Para finalizar, la decana citó al filósofo español Manuel Reyes Mate: “El Holocausto fue el mal más perverso imaginable, un hecho histórico con características únicas, que tiene consecuencias para la reflexión teórica que no posee ningún otro acontecimiento”.
“En tiempos en que nos sentimos indefensos ante lo que nos rodea, esta cátedra nos ofrece la oportunidad de estudiar, analizar, compartir y debatir el significado del Holocausto. El testimonio de Hillo Ostfeld en esta misma sala, en mayo de 2016, dio inicio a este trabajo, que es solo el principio. Se requerirá un gran esfuerzo y estudio sistemático.
“(…) Los libros de Hillo y Klara Ostfeld nos dan fuerzas para seguir adelante. Nos permiten ahondar en lo académico e intelectual, y en nuestra condición humana.
“(…) Agradezco al decanato de la Facultad de Humanidades y Educación, al grupo de investigación ‘Ideas en Libertad’, y el apoyo de la Universidad de Los Andes, que nos permite debatir con toda libertad”.
“La decisión de crear la cátedra de estudios sobre el Holocausto con el nombre de Hillo Ostfeld constituye un extraordinario testimonio de la vocación humanista y de inquebrantable esperanza en los valores morales universales, que la prestigiosa y bicentenaria Universidad de Los Andes confirma con gran honor en el día de hoy.
“Hillo Ostfeld y su esposa Klara, sobrevivientes de Holocausto, a quienes mi esposa Ana María y yo tenemos el gran honor de conocer y de ser amigos, nacieron en Rumania, mi país, donde algunas autoridades de entonces lamentablemente contribuyeron al Holocausto, mientras otras personalidades y hombres ordinarios ayudaron a muchos judíos a salvarse.
“(…) Después de años de cruel sufrimiento, Hillo y Klara no buscaron venganza y no tienen odio. Ellos, como Trudy Spira y David Yisrael, han sido portavoces por excelencia de quienes fueron vilmente asesinados, sin juicio ni culpa, sin haber cometido crimen alguno contra nadie, por el solo hecho de haber sido judíos durante el trágico episodio de la Segunda Guerra Mundial. Escuchando a los sobrevivientes del Holocausto, nos damos cuenta de que los nazis y sus colaboradores no lograron vencer al pueblo judío ni destruir sus corazones, que quedaron hermosos, con mucha esperanza en un mundo mejor, con mucha sensibilidad y extraordinaria generosidad para los seres humanos.
“(…) El presidente de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (que este año preside Rumania), embajador Mihnea Constantinescu, envió a nuestra embajada en Caracas un mensaje por medio del cual presenta sus más sinceras felicitaciones a la directiva de la ULA por esta iniciativa maravillosa de crear la Cátedra de Estudios sobre el Holocausto, con el nombre del ciudadano rumano-venezolano, sobreviviente ilustre del Holocausto, personalidad de amplia magnitud internacional, Hillo Ostfeld”.
“El compromiso que se asume hoy con la creación de la Cátedra de Estudios sobre el Holocausto, no solo refleja la obligación de recordar los momentos atroces de la barbarie nazi, sino la misión de formar y forjar en las mentes de los jóvenes propuestas de acción hacia el futuro, llenas de esperanza y fe por construir un mundo justo y humano, y evitar que estas pesadillas se vuelvan a repetir.
“(…) Los hombres, mujeres y niños que se convirtieron en mártires no creyeron que era posible tanta crueldad. Inscribieron sus nombres en las listas elaboradas por el nazismo pensando que nada les pasaría, porque tenían fe en la humanidad, en la cultura, en los ciudadanos de otras religiones a quienes creían sus amigos, con quienes habían crecido y en muchos casos servido en el ejército para proteger a su patria. Era la pasión nacida de la gratitud, porque los judíos pensaron que llegarían a ser ciudadanos aceptados por sus propios países. Pero fueron traicionados, no solo por los funcionarios que los deportaron, sino por gobiernos fuera de Europa que no los recibieron, condenándolos a regresar a una muerte segura, como en el caso del barco Saint Louis, narrado –entre otros– por el escritor cubano Leonardo Padura en su obra Herejes.
“Felizmente existieron excepciones, como el episodio de los ‘barcos de la esperanza’ en Venezuela en la época del presidente Eleazar López Contreras, que representa la digna actitud de los venezolanos (…) Esa Venezuela digna y generosa solo la podemos construir con la verdad, ya que la ignorancia es la fuente de los mayores abusos. Tenemos la misión de enseñar, educar acerca del pasado y hacer entender sus dimensiones.
“La Cátedra Hillo Ostfeld debe ser vista como un modelo que puede multiplicarse en otras universidades, incorporarse en los planes de estudio de las escuelas primarias, secundarias y superiores, para promover a aquellas instituciones que realizan una labor para que el Holocausto nunca se repita, tal como afirmó el mes pasado el papa Francisco: ‘Hoy deseo recordar con el corazón a todas las víctimas del Holocausto. Que sus lágrimas no sean olvidadas nunca’”.
Recordó a Elie Wiesel, Premio Nobel de la Paz 1986. Tras leer un terrible fragmento del libro El olvidado de Wiesel, señaló que se debe “alertar sobre la relevancia de atender las señales que suelen avizorarse en el horizonte antes de la catástrofe, y que tendemos a ignorar”.
“Olvidar es repudiar. Dios, acuérdate de que tú has creado al hombre para que se acuerde.
“La historia nos ha mostrado que es cíclica, pues el hombre puede cambiar de ropaje, pero nunca de esencia. A la naturaleza humana le es inherente lo más sublime, y lo más abyecto y maligno. El carácter y las circunstancias existenciales pueden activar cualquiera de los dos polos. Por ello, esta cátedra que hoy se crea, además de fungir como memoria colectiva, deberá asimismo actuar de centinela, a fin de aprehender las señales que pueden atentar contra la libertad de un pueblo, y levantar su voz de protesta como debemos hacerlo todos los ciudadanos de bien.
“Reitero mi más profundo agradecimiento, como hija de sobrevivientes, a la ULA por la creación de esta cátedra que lleva el nombre de mi padre, y celebro junto con él que su voz, como la de millones de víctimas, trascenderá los tiempos y alcanzará los oídos de las generaciones por venir”.
Redacción NMI.
Durante su intervención, el epónimo de la nueva cátedra de la ULA narró brevemente sus experiencias como deportado a la región ucraniana de Transnistria, y la posterior reconstrucción de su vida hasta llegar a ser un reconocido empresario y activista de la comunidad judía de Venezuela. Luego agregó: “Agradezco profundamente a las autoridades de la Universidad de Los Andes. Para un sobreviviente como yo no hay nada más importante que un acto como este, no hay nada más importante que contar mi historia. Para eso vivo. Pero lo más importante no es este acto, sino mantener la continuidad de la cátedra.
“(…) En el campo científico hemos avanzado enormemente, pero en el campo humano no hemos avanzado. Algún día el mundo tiene que cambiar. Yo trato de cambiarlo. Cada uno debe aportar para lograrlo. Si me escucha una persona, dos o cinco, estaré satisfecho”.
Tenía mucha ansiedad en cuanto a dictar una charla referida a la Shoá, en el marco de la inauguración de la Cátedra sobre Estudios del Holocausto “Hillo Ostfeld”, en la Universidad de Los Andes.
El nivel de compromiso se vio acrecentado no solo por la responsabilidad de trasmitir el legado de mi madre Trudy Spira; también quería dejar lo más alto posible el nombre y el esfuerzo del señor Ostfeld, quien conoció a mis padres y a mí prácticamente desde el día en que él y la señora Klara llegaron a Venezuela. Si a esto se agrega que existió una relación personal de afecto entre los Spira y los Ostfeld (primera y segunda generación), creo que es entendible el ansia que me embargaba.
La amabilidad con la que fuimos recibidos por los representantes de la ULA, así como la confianza depositada por el señor Hillo en nosotros los ponentes, hizo que esa preocupación inicial se trasformara en confianza.
La inauguración de la cátedra fue un acto memorable. Hillo Ostfeld, de manera emocionada, pero a la vez cariñosa y clara, relató parte de la barbarie sufrida por él, sus padres, hermanos, quien en un futuro sería su esposa, así como quienes a posteriori serían sus suegros. Expresó de manera clara que la intención de inaugurar la cátedra sobre el Holocausto, y su testimonio, tienen por objeto prevenir nuevos actos de crueldad en contra de cualquier ser humano.
La joya de la corona, a mi manera de ver, y corroborado por los asistentes con los que posteriormente compartí, fue la sesión de preguntas y respuestas. Hillo Ostfeld y su hija Trudy formaron un equipo maravilloso, que pudo satisfacer la curiosidad de los presentes referente a tan importante tema; él desde su experiencia personal, ella como segunda generación y a la vez como sicóloga y filósofa.
El jueves 16 de febrero, Lucienne Beaujon disertó sobre el antisemitismo: su transitar histórico desde la antigüedad hasta el presente. Luego, presenté una exposición referente al “antes, durante y después” de la Shoá. Finalmente, Alberto Moryusef explicó lo referente al negacionismo y la influencia de la Shoá en la creación del Estado de Israel. Las preguntas planteadas por los asistentes a esas tres exposiciones fueron densas e interesantes.
Luego se manifestó el compromiso por parte de los profesores de la ULA de continuar profundizando en el conocimiento de lo ocurrido durante la Shoá, y su motivación de trasmitirla a los estudiantes, a manera de poder evitar que algo así suceda nunca jamás.
Evalúo como un gran acierto la creación de la Cátedra sobre Estudios del Holocausto “Hillo Ostfeld” en la Universidad de Los Andes. Al participar en el acto inaugural, como parte del Comité Venezolano de Yad Vashem, quedé gratamente impresionada por la receptividad de los alumnos, así como por los aportes de los profesores. El ambiente en la ULA es de apertura a los nuevos conocimientos, al fomento de la discusión y el libre debate de las ideas, por lo cual estoy segura de que el desarrollo de la cátedra será exitoso y de largo alcance.
Saludo la iniciativa de la familia Ostfeld, que, con la colaboración del Comité Venezolano de Yad Vashem y de las autoridades académicas de la ULA, consolidará la Cátedra sobre Estudios del Holocausto como un espacio permanente, cuyo estudio propiciará en los estudiantes la reflexión sobre los temas universales de libertad, la convivencia entre los pueblos, el respeto a los derechos humanos, y el resultado nefasto del accionar de regímenes totalitarios que derivó en sufrimiento y muerte para millones de seres humanos.
El acto de instalación e inicio de actividades de la Cátedra de Estudios sobre el Holocausto “Hillo Ostfeld”, del Grupo de Investigación “Ideas en Libertad” de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes (ULA), es un evento de extraordinario significado por varios factores: se abre un nuevo espacio para la enseñanza de la Shoá bajo la premisa de educar para recordar la tragedia, honrar a las víctimas y sobrevivientes, y tratar de evitar la reedición de eventos similares basados en el odio y la intolerancia; lo hace en una prestigiosa universidad con más de 200 años de existencia, alma y corazón de los Andes venezolanos, región de valores y principios; y lleva el nombre de un destacado sobreviviente de la Shoá, un judío ejemplar que ha dado innumerables aportes en liderazgo, trabajo y contribuciones a su comunidad, al Estado de Israel y a su patria de adopción, Venezuela.
La intervención de Hillo Ostfeld, más allá de su desgarrador y emotivo testimonio como sobreviviente, estuvo cargada de reflexiones y llamados de atención a la juventud, sobre la condición humana y los retos que enfrenta la humanidad. Sus palabras, unidas a las de su hija Trudy, quien disertó sobre Elie Wiesel y complementó algunas ideas de su padre, dejaron huella en la joven audiencia, en virtud del interés suscitado, las preguntas formuladas y los comentarios recogidos una vez concluida la instalación.
Prueba de ello fue la asistencia y participación durante la siguiente jornada en que se iniciaron las actividades de la cátedra. Es de destacar el alto nivel académico de profesores y alumnos, lo que permite presagiar, pese al reto que implica, la continuidad y quizá expansión de esta iniciativa.