Siento orgullo de haber nacido en Venezuela, para más señas en la capital, el año en el cual recobrábamos la democracia.
Me considero un ávido lector, apasionado por la historia de nuestro país y de la gesta heroica de los próceres, con Simón Bolívar a la cabeza, quien fue un gran orador, estratega, escritor y pensador, cuyas insignes frases hoy se encuentran más vigentes que nunca, como la que expuso en el Discurso de Angostura un 15 de febrero de 1819: “Moral y luces son los focos de la República, moral y luces son nuestras primeras necesidades”.
Una de las tantas epopeyas del Libertador fue sin lugar a dudas la “Campaña Admirable”, que tuvo por finalidad liberar el Occidente del país de la presencia realista y de las autoridades españolas, campaña que se inició en 1813 con la victoria en la Batalla de Cúcuta, liberando dicha ciudad, seguido por diversas confrontaciones como la de Agua de Obispo, Niquitao, Los Horcones, y finalmente la Batalla de Taguanes del 31 de junio de 1819. En total fueron seis años intensos, duros pero gratificantes en cuanto a los resultados y victorias conseguidas.
Al mismo tiempo, y con profundo sentimiento, abrazo la fe judía, heredada por generaciones que me precedieron, trasmitiendo nuestras tradiciones milenarias, a lo que también puedo agregar que defiendo al sionismo como movimiento político que tuvo un logro extraordinario y milagroso: el retorno a Sión, la tierra ancestral del pueblo judío, después de casi dos milenios, tierra que a pesar de los destierros y las persecuciones siempre estuvo habitada por judíos, sobre todo en Jerusalén y Hebrón, donde su presencia a través de los siglos siempre fue mayoritaria.
Al sionismo se lo ha querido ver según la narrativa o la posverdad imperante en las redes y otros espacios públicos, como algo maligno y perverso, evidentemente escondiendo bajo el ropaje del sionismo la animadversión por lo judío; pero la realidad es que, al igual que otros movimientos del siglo XIX y XX, tenía como objetivo la seguridad, libertad, prosperidad y soberanía de los judíos en su propio espacio vital.
El sionismo no busca eliminar al otro, ni apoderarse de tierras o recursos, como lo ha demostrado ad infinitum; solo pretende que dejen vivir en paz a su pueblo, en la tierra de sus patriarcas, de sus reyes, de su legado milenario, atestiguado por la Biblia, la arqueología y la historia misma.
Pocos entienden el lenguaje del Medio Oriente, donde mostrar debilidad puede ser fatal, y en el caso del único Estado democrático de la región, podría ser una señal para que todos los movimientos radicales de la zona desplegaran al unísono su poderío para eliminar lo que ellos llaman “el cáncer que se debe extirpar”, tal como ha pasado desde el 7 de octubre, cuando Israel pareció ser frágil.
La inmensa mayoría del mundo árabe esta con Israel y contra el terror, en una Campaña Admirable que tiene 7 frentes diferentes y en la que, a fuerza de coraje y de entrega, hace el trabajo solo, al igual que durante la Guerra de Independencia en 1948, la Campaña del Sinaí de 1956, la Guerra de los Seis Días en 1967 y la de Yom Kipur en 1973.
El sionismo no busca eliminar al otro, ni apoderarse de tierras o recursos, como lo ha demostrado ad infinitum; solo pretende que dejen vivir en paz a su pueblo, en la tierra de sus patriarcas, de sus reyes, de su legado milenario, atestiguado por la Biblia, la arqueología y la historia misma
La Campaña Admirable de nuestros días es la que estamos presenciando todos sin distinción: los que la critican, los que guardan silencio y los que la aplauden; pero que sin lugar a dudas, después de las interrogantes que nos hicimos sobre la seguridad e inteligencia de Israel por no haber podido evitar la invasión de más de 6000 terroristas el 7 de octubre pasado, el pogromo causado a la población civil del sur y el horror puesto a la luz por los propios terroristas con sus cámaras y teléfonos, hoy en día ha quedado despejada, ya que Israel y sus órganos de inteligencia y contrainteligencia han vuelto a demostrar a la humanidad que la lucha contra el terror debe hacerse por las vías más disimiles, imaginarias e increíbles que la inteligencia y valentía nos pueden ofrecer.
Todavía quedan 101 secuestrados en manos de los terroristas, e Israel no descansará hasta que sean devueltos a su patria, así como deberá minimizar las amenazas constantes que se ciernen sobre su población a través de los incesantes cohetes, drones y misiles, que por miles han sido disparados en forma indiscriminada desde el 7/10 por Hamás, la Yijad Islámica, Hezbolá, los hutíes e Irán, entre otros.
El pueblo judío prevalecerá, así como sus principios rectores de vida, libertad y fe.