Parece demasiado simple, lo sé, pero creo que hay tres dimensiones principales en el conflicto.
Primero, el conflicto por las tierras capturadas por Israel en 1967. En segundo lugar, el conflicto por la creación del Estado de Israel en 1948. Y tercero, el conflicto entre las sociedades abiertas y las fuerzas retrógradas del Islam radical.
El primer conflicto es esencialmente solucionable mediante el intercambio de tierras por paz. Aunque la paz con Egipto es fría, Israel intercambió al Sinaí por ella hace unos 40 años y esta se ha mantenido. Aunque no involucró mucho territorio, el acuerdo de paz con Jordania también ha perdurado desde 1994.
El segundo conflicto no es solucionable mediante el intercambio de tierras por paz. El objetivo es eliminar el Estado de Israel, ya sea por la fuerza o creando un estado binacional que funcionalmente sería una sentencia de muerte para la autodeterminación del pueblo judío.
El tercer conflicto tampoco es solucionable mediante el intercambio de tierras por paz. Organizaciones como Hamás, la Yijad Islámica y Hezbolá consideran a Israel como un tumor canceroso, y lo extirparían si tuvieran los medios. Suscriben la máxima del pensamiento global, pero actúan localmente: Dar-al-Harb.
Básicamente, se trata de un juego a tres niveles. Si Israel cede cada dúnam capturado en 1967, se terminaría el conflicto sobre esas tierras, pero sería un error para los conflictos 2 y 3, pues fortalecería las fuerzas que están contra Israel.
Y los conflictos también son asimétricos en el sentido de que se le pide a Israel que ceda algo tangible, territorio, por algo intangible, paz. Esto en el contexto de una región en plena agitación, donde el Estado-nación árabe como concepto no está funcionando tan bien.
Entonces, incluso suponiendo que organizaciones judías estadounidenses como IfNotNow y JStreet tengan buenas intenciones (lo que es cuestionable), el error que cometen es discutir el conflicto únicamente en términos de la “ocupación”, es decir, el conflicto de 1967.
Si bien estoy de acuerdo en que la presencia de Israel en Cisjordania es inflamatoria para los palestinos (aunque la mayoría vive bajo el control total de la Autoridad Palestina en el Área “A”), esa presencia no es la causa del conflicto. La existencia del propio Israel soberano es el hueso en su garganta. IfNotNow, JStreet y su gente ignoran que la retirada de Israel de cada centímetro de Gaza en 2005 no pacificó a ese territorio en ningún aspecto. Esto demostró empíricamente, para todos aquellos que pedían a Israel que asumiera “riesgos por la paz”, que el conflicto no se trata realmente sobre 1967. Esos estridentes críticos de Israel ignoran que el bloqueo por parte de Israel no es la causa de la belicosidad de Gaza, sino su resultado. Los habitantes de Gaza destruyeron invernaderos y construyeron túneles terroristas. Estos críticos ignoran que la OLP fue fundada en 1964, y que el logotipo de al-Fatah aún incluye un mapa de toda la tierra de Israel y unos rifles cruzados. Ignoran los “tres nos” de la Liga Árabe en Jartum en 1967: “no paz con Israel, no reconocer a Israel, no negociar con Israel”.
Ignoran que hasta el final de la Guerra Fría, el conflicto árabe-israelí fue un frente activo en ese conflicto. Los palestinos se alinearon con la Unión Soviética. No es casualidad que el proceso de Madrid se iniciara en 1991.
Esencialmente, desde el final de la Guerra Fría (durante el curso de la cual la creación de un nuevo Estado alineado con los soviéticos en el Medio Oriente habría sido una locura), Israel buscó seriamente terminar el conflicto de “1967”. Oslo se basó en la suposición de que el conflicto era sobre 1967. Israel cedió mucho. Permitieron que Arafat (a pesar del océano de sangre judía derramada) entrara en la política local como un jefe de Estado. Permitieron que los palestinos poseyeran su propia policía. Los palestinos obtuvieron algo que nunca habían tenido en la historia: un territorio bajo su control.
Pero esto no fue suficiente. Los palestinos solo reconocen sus derechos, no sus responsabilidades. Y reconocen solo las responsabilidades israelíes, no los derechos israelíes. El fracaso de Oslo debería haber dejado empírica y manifiestamente claras las otras dimensiones del conflicto.
En pocas palabras, al fetichizar la presencia de Israel en Cisjordania como la causa del conflicto, IfNotNow y JStreet fortalecen a aquellos que buscan cancelar 1948 y reforzar a quienes desean levantar la bandera del Islam militante en esa zona.
Esto no quiere decir que Israel no debería, en su propio interés, tratar de llegar a un mejor arreglo con los palestinos de Cisjordania, mejorar las condiciones en Gaza y hacer su parte para proporcionar zanahorias y no solo palos. Israel podría hacerlo mejor. Pero el enfoque miope sobre la “ocupación”, ignorar las verdades difíciles y retornar a las estrategias de boicot propuestas por la Liga Árabe desde 1945, no sirve a la causa de la paz. Al contrario, ello proporciona apoyo a los abyectos enemigos de Israel para obtener ganancias sobre el conflictos de “1948”, y sobre los derechos de los no musulmanes a disfrutar de soberanía en el Medio Oriente, mientras se ocultan bajo un lenguaje de progresismo y derechos humanos.