El toxoplasma, un parásito muy común trasmitido por los gatos, puede convertirse en la clave para tratamientos neurológicos avanzados
Yulia Karra*
Investigadores de la Universidad de Tel Aviv (UTA) descubrieron recientemente un método para administrar tratamientos neurológicos al cerebro humano utilizando una versión modificada del Toxoplasma gondii, conocido comúnmente como “el parásito del gato”.
Uno de los mayores desafíos en el tratamiento de enfermedades neurológicas es lograr que los productos terapéuticos atraviesen la barrera hematoencefálica (BHE). “Es muy difícil administrar medicamentos al cerebro a través del torrente sanguíneo; esto es especialmente cierto para moléculas grandes como las proteínas, las ‘máquinas’ críticas que llevan a cabo muchas funciones importantes dentro de la célula”, explica el profesor Oded Rejavi del Departamento de Neurobiología y la Escuela de Neurociencia Sagol de la UTA, quien dirigió el estudio.
La investigación se llevó a cabo en colaboración con la estudiante de doctorado de Rejavi, Shajar Braja, y la profesora Lilaj Sheiner, científica israelí y experta en toxoplasma de la Universidad de Glasgow.
Los hallazgos se publicaron recientemente en la revista científica Nature Microbiology.
Para resolver el problema de la barrera hematoencefálica, el equipo de investigación utilizó Toxoplasma gondii, que puede infectar a una amplia variedad de organismos, incluidos los humanos, pero se reproduce solo en los intestinos de los gatos.
Se estima que un tercio de la población mundial resulta infectada por el parásito en algún momento de sus vidas. «La mayoría de las personas ni siquiera sienten la infección, o solo experimentan síntomas leves similares a los de la gripe», agrega Rejavi.
Lo que hizo que este parásito fuera el candidato perfecto para el nuevo estudio es su capacidad de penetrar en el cerebro humano y sobrevivir allí en estado latente, sin reproducirse. Esto impulsó al equipo a modificar genéticamente el Toxoplasma gondii para que secrete proteínas terapéuticas.
«El parásito tiene tres sistemas de secreción distintos», dice Rejavi. “Uno de ellos dispara un ‘arpón’ hacia una neurona para permitir su penetración. Una vez adentro, el parásito forma una especie de quiste en el que continúa segregando proteínas de forma permanente. Modificamos el ADN del parásito para que produzca y secrete las proteínas que queremos, que tienen potencial terapéutico”.
Como parte del estudio, el equipo inyectó a animales trasgénicos el parásito modificado, para que produjera y secretara proteínas que viajan hacia los núcleos celulares. Los animales trasgénicos normalmente tienen un gen extraño insertado deliberadamente en su genoma.
Luego, los científicos reunieron suficientes pruebas para demostrar que las proteínas habían sido depositadas en la zona objetivo, y permanecieron activas en los núcleos de las neuronas.
El estudio actual se centra principalmente en una proteína llamada MeCP2, cuya deficiencia está asociada con el síndrome de Rett, un trastorno neurológico poco común que afecta la forma en que se desarrolla el cerebro. Sin embargo, los investigadores enfatizan que este método podría resultar también útil en el tratamiento de una serie de enfermedades causadas por la deficiencia o la expresión anormal de una determinada proteína.
Para garantizar la aplicación terapéutica segura y eficaz del método, tanto para la administración de fármacos como para la edición genética, se creó una compañía llamada Epeius Pharma, en colaboración con Ramot, la empresa de transferencia de tecnología de la Universidad de Tel Aviv, y con los servicios de investigación e innovación de la Universidad de Glasgow.
*Periodista.
Fuente: Israel 21C (israel21c.org).
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.