Vicente Quintero, joven científico social venezolano, acaba de publicar una obra fundamental que revela la sustancial presencia de nazis en nuestro país antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial, y los planes que tenían para apoderarse de él. Este tema ya no será el mismo de ahora en adelante
Sami Rozenbaum
Aunque la Segunda Guerra Mundial luce como un acontecimiento muy lejano de las costas de Venezuela, nuestro país estuvo profundamente involucrado en ese conflicto: el petróleo venezolano era la principal fuente de combustible para las fuerzas aliadas, y la ubicación del país en el “Mediterráneo americano”, tan cerca del Canal de Panamá y de Estados Unidos, le confirió una importancia geoestratégica clave.
Los lectores de NMI recordarán un reportaje que publicamos hace dos años, titulado “El nazismo en América Latina”. Poco después, quien esto escribe pudo leer un muy completo artículo titulado “Los nazis deportados de Venezuela durante la Segunda Guerra Mundial”. Me llamó la atención que ese asunto, tan poco estudiado, fuese tema de investigación para otra persona. No tenía idea de quién era el autor, pero por el nivel y la calidad del texto deduje que se trataría de un importante académico. El autor, Vicente Quintero, se identificaba en las redes sociales como analista cultural y político, Licenciado en Estudios Liberales por la Universidad Metropolitana de Caracas con énfasis en Politología, además de haber cursado la mitad de la carrera de Sicología; que realizó estudios en Lengua y Cultura Rusa en la Universidad Politécnica de San Petersburgo; que habla inglés, ruso y alemán; que ha sido intérprete-traductor, asesor político para periodistas y empresarios extranjeros en Venezuela, así como articulista en numerosos medios venezolanos e internacionales, entre otras labores.
“Me cuesta creer que nadie haya publicado antes un libro sobre el tema”. Vicente Quintero ha producido una obra sorprendente, llena de datos controversiales pero sólidamente documentados
Luego encontré otros —muchos otros— artículos del mismo autor, sobre una sorprendente variedad de temas: política, historia, economía, filosofía, sociología, religión. Todos eran trabajos enjundiosos y muy bien elaborados.
Poco después nos conocimos personalmente, y quedé aún más impresionado: el “académico” era un muchacho de 25 años.
Un profuso intercambio de artículos y largas conversaciones cimentaron la amistad, y un día Vicente comentó, casi al pasar, que iba a enviarme el manuscrito de un libro suyo para que le diera mi opinión. Recibí un archivo de 440 páginas, con numerosos cuadros y gráficos y amplias referencias. Empecé a leerlo y no lo pude soltar. Quedé estupefacto. Sin ser historiador ni periodista, este joven había llevado a cabo una investigación inédita, profunda y detallada, llena de hechos sorprendentes, sobre un asunto ignorado en nuestro país. Cuando iba por la página 100 llegué a la conclusión de que ese libro debía publicarse, y pronto. Sería inconcebible no hacerlo.
Como Vicente no tenía definido qué hacer con el manuscrito, cometí el atrevimiento de ponerme a trabajar en ello sin consultarle. Corregí detalles, pulí el texto y le di forma de libro —con el apoyo de Ernesto Cova, diseñador de la edición impresa de NMI—. Entonces comenzó la cuarentena por la pandemia, pero a pesar de las restricciones logré hacer imprimir un ejemplar piloto que le presenté de sorpresa. El libro ya era una realidad.
Ahora, meses después, El Tercer Reich en Venezuela – el nazismo y la importancia del Caribe en la política internacional ya está disponible en Amazon, tanto en versión impresa como digital. Es el momento propicio para entrevistar a Vicente Quintero y darlo a conocer en Nuevo Mundo Israelita.
¿Cómo te surgió el interés por el tema del nazismo en Venezuela?
El nazismo, como ideología y sistema político, me ha interesado desde la pre-adolescencia, cuando vi documentales sobre los nazis en Argentina. Pero no fue sino hasta que estuve investigando archivos históricos sobre la presencia sefardí en Venezuela, concretamente una publicación del Colegio Moral y Luces de los años 70 que puede ubicarse en la Biblioteca Nacional, que me surgió un interés serio en el tema, porque no imaginé que existieran fuentes importantes sobre el nazismo en Venezuela. A partir de ese momento la curiosidad me llevó a buscar otros archivos y seguí indagando.
¿Pensabas desde el principio que escribirías un libro?
No. Al principio pensé que todo me iba a dar para escribir un artículo o dos. Pero a medida que obtuve mayor acceso a nuevas fuentes de información me di cuenta de que el material daba para un libro. Hoy me cuesta creer que nadie haya publicado antes una obra sobre el tema, pues no soy el único que ha tenido acceso a buena parte de esa información.
Como hay aspectos que no logré cubrir en la investigación, no descarto publicar una segunda edición con mayores detalles, o bien una segunda parte. El tema de los campos de concentración para nazis que existieron en Venezuela es todavía un asunto pendiente. He querido entrevistar a los descendientes de Arnold Margerie, ex jefe del NSDAP (partido nazi) en Venezuela, pero aún no ha sido posible. Su hijo, aparentemente, está vivo. Unos cuantos descendientes de los personajes involucrados en la estructura del NSDAP en el país aún viven y residen en Venezuela. Me encantaría entrevistarlos.
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¿Qué fuentes utilizaste?
Correspondencia, fuentes de inteligencia —desclasificadas y aún no desclasificadas—, documentos oficiales, prensa, libros, mapas y otras. Aquí enfrenté un gran reto como investigador, debido a que me vi en la necesidad de trabajar y contrastar fuentes que, en la línea de Historia de la carrera de Estudios Liberales, no eran las más usuales. Las fuentes de inteligencia deben ser adecuadamente contextualizadas; los sujetos que colaboran con los servicios secretos pueden tener sesgos. Deben contrastarse las distintas versiones sobre los hechos. La investigación me exigió dar lo mejor de mí y profundizar lo que había visto ya en la carrera.
¿Cuáles fueron las mayores dificultades que enfrentaste en tu investigación?
Los restringidos horarios para consultar algunos archivos históricos —que no son los más cómodos para personas que trabajan y cursan estudios de cuarto nivel—, la dificultad para acceder a ciertas fuentes, la falta de financiamiento y la situación social de Venezuela. Este es un libro que, como dije anteriormente, aún no está terminado. El tema de los campos de concentración para nazis, por ejemplo, da para mucho. Estos fueron promulgados a través de la Gaceta Oficial; las Memorias y Cuentas del Ministerio de Relaciones Interiores de la época también son prueba de ello. Hace falta estudiar la cotidianidad de quienes fueron recluidos en esos espacios, y sobre todo determinar cuál fue su destino después de la Segunda Guerra Mundial.
Encontré resistencia por parte de ciertos sectores de la vida cultural y política de Venezuela, que consideraban que quizá este no es el momento más adecuado para investigar y publicar sobre el tema, aún cuando ya ha pasado casi un siglo desde la fundación del partido nazi local.
¿Cuál hallazgo te sorprendió más?
Me cuesta pensar en uno en particular. Te podría decir que un hallazgo que me sorprendió fue el hecho de que existieran al menos tres apellidos judíos entre los financistas del Fondo de Invierno Alemán (“Lista Negra”). Probablemente fueron presionados para hacerlo, así que antes de juzgarlos hay que ubicarse en el contexto histórico. Pero también me sorprendió leer en la prensa y en los archivos diplomáticos de la embajada de EEUU en Venezuela que el país era percibido como una suerte de “paraíso para los nazis”. Eso no puede ser interpretado a la ligera, cuando se toma en consideración lo que fue la vida y obra del estonio Harry Männil en Venezuela, presuntamente vinculado con los crímenes del nazismo. Aunque la comunidad judía hizo lo que estuvo a su alcance para que fuera procesado por la justicia, murió en Costa Rica sin rendir cuentas. Aún ignoramos cómo obtuvo una visa para viajar a Venezuela, luego de que Estados Unidos, su primera opción, se la negara. En 2001, Elieser Rotkopf, ex presidente de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela, sugirió que algunos de los funcionarios venezolanos de la llamada “Lista Negra” pudieron contribuir a que los nazis ingresaran en Venezuela después de la guerra.
¿Tienes pensado el tema de tu próximo libro?
Aún no. Estoy en una onda surrealista y no sé cuál será su destino. Publicar un libro sobre el nazismo en Venezuela fue algo que, al principio, no imaginaba. No lo tenía pensado y ¡voilá! aquí está.