En estos días se celebra el Campeonato Mundial de Béisbol. Resulta curioso que Israel participe, formando parte de veinte selecciones que compiten. Un deporte poco popular en Israel, a diferencia del fútbol, y sin embargo está en el mundial. Al momento de escribir esta nota, recién había ganado su primer juego frente a Nicaragua.
El deporte no politizado, la competencia sana sin mayores complicaciones fuera de la competición misma, son capaces de promover un optimismo del cual carecemos en estos días, tanto en los ámbitos locales como en los globales. Israel juega contra países con los cuales no tiene relaciones diplomáticas. Una oportunidad de encuentro sin tener que discutir acerca de diferencias que separan innecesariamente. Es el caso de Venezuela, que rompió relaciones con Israel en el año 2009… y que había sido uno de los países que votó a favor de la creación del Estado de Israel en noviembre de 1947 en las Naciones Unidas.
La competencia deportiva no le deja consecuencias dramáticas a ganadores y perdedores. Es tan solo un juego, emocionante más por los participantes que por el desempeño de los partidos. El béisbol, a diferencia del fútbol, requiere de mucha paciencia y algo más de estrategia complicada. Quizá eso le resta dinamismo, pero le añade cierto interés a quienes disfrutan de las rebuscadas reglas y variantes.
Israel vive días muy difíciles en su política doméstica. La reforma judicial que se propone ha dividido al país, y lo ha sumido en una agenda que se ha puesto peligrosa. Opinar acerca de lo que acontece resulta hasta desagradable, porque los ánimos están algo más que encendidos. En medio de esta situación tan delicada, pues se trata de un enfrentamiento interno, los demás frentes que tiene Israel siguen con la explosividad de siempre, y hasta peor.
(Foto: mlb.com)
Se afirma que Arabia Saudita e Irán han reanudado sus relaciones diplomáticas, sin que se sepa a ciencia cierta cómo afecta a Israel este movimiento. La crisis económica mundial afecta a Israel, ahora con la quiebra de un banco que servía a capitales de inversión en proyectos de tecnología, fuente fundamental de la salud financiera de Israel. Los comentarios internacionales acerca de las consecuencias de una reforma judicial no son nada halagadores para Israel, y aun cuando los mismos pudiesen carecer de fundamentos reales para hacer afirmaciones categóricas, se sabe que en el mundo de las inversiones y los mercados, las percepciones son las que mandan.
Al margen de lo anterior, lo que debe preocupar a todos quienes quieren lo mejor para el Estado judío es la falta de respeto que predomina. En programas de opinión, en actuaciones públicas, de parte de figuras políticas y de figuras individuales, los calificativos despectivos son de curso común. Esto nos asombra y entristece, porque además de indebido es inmerecido. Demasiados esfuerzos y demasiada sangre ha costado el Estado de Israel para ser víctima de rencillas internas que se solucionan negociando, tolerándose y respetándose unos a otros.
Por todo lo anterior, para los fanáticos del béisbol y los amantes de Israel, un campeonato mundial del deporte de las cuatro esquinas, con la participación de Israel, es refrescante. Como el béisbol a Israel es quizás refrescante solo para un grupo relativamente pequeño de personas. Pero refrescante.
En el béisbol, como en la política, todo toma tiempo. Se dice que el juego no termina hasta que se termina. También lo que pasa en Israel hoy no terminará hasta que esto finalice… de la mejor manera y para beneficio de todos. Con ganadores y perdedores, muchos movimientos en el banco y en las reservas, pero todos compitiendo siempre.
Sí, definitivamente además de evasión, el Mundial de Béisbol representa un evento refrescante. Para muchos, no para todos.