Al igual que pasó con el diluvio universal en la época de Noé y su famosa arca, referido en el Libro de Génesis según los capítulos 6 al 9, en donde expresa que “los hombres se estaban multiplicando varias veces sobre la faz de la tierra y la violencia y la maldad crecía con ellos, por lo que decidió destruir esa generación”, ¿qué tan lejos estamos de un segundo diluvio universal?
Estamos presenciando el uso desaforado de los recursos naturales para obtener riquezas materiales, destruyendo gran parte de nuestro ecosistema, que es el que nos prodiga de oxígeno, agua, alimentos y a su vez mantiene un equilibrio fundamental entre la fauna y la flora, imprescindible para la vida de todas las especies incluyendo la raza humana.
Como si fuera poco, seguimos bajo los efectos del Covid-19 ahora y después de innumerable mutaciones, la última de esta misma semana denominada BA.2.86 y apodada Pirola, que está bajo seguimiento de la Organización Mundial de la Salud, y que causa una enfermedad grave e inclusive puede evadir las vacunas o tratamientos existentes.
Incendios desaforados están causando problemas respiratorios en países como EEUU o Canadá, así como ha pasado con Hawái, donde la llamas devoraron todo a su paso, tomando la vida de hasta ahora 114 personas. Pero también observamos inundaciones en España, Corea del Sur, Eslovenia, Japón y Brasil, por citar algunos países que se han visto afectados en los últimos días por torrenciales aguaceros que han dejado decenas de víctimas y cuantiosos daños materiales, aunado a los temblores que esta semana se han registrado en Bogotá de 5.5 en la escala de Richter, que se sintió en Caracas, o en la ciudad de Los Ángeles, EEUU, de 5.9 en la referida escala.
Réplica del arca de Noé construida en los Países Bajos por el multimillonario Johan Huibers
(Foto: Wikimedia Commons)
¿Será que la Naturaleza nos está enviando un mensaje por todo lo antes dicho, más el uso y abuso en el manejo de las industrias, el desaforado consumismo, el tráfico vehicular. etc., etc., que han producido que los gases de efecto invernadero se recrudezcan, dando como resultado que la ONU está alertando sobre el récord de altas temperaturas en los próximos 5 años que jamás se registraron hasta ahora, inclusive este 2023 ya se han roto varios récords en diferentes países del mundo.
Todo este panorama se une a que los “líderes” están empeñados en la destrucción del otro, como es el caso absurdo y patético de la invasión de Rusia a Ucrania, a quien no le bastó haberle arrebatado en 2014 la Crimea produciendo la guerra del Dombás, sino que ahora pretende apoderarse del país en su totalidad, lo que después de año y medio ha provocado un genocidio a gran escala, amén de las migraciones de cientos de miles de ucranianos e incluso de rusos, escapando del horror de dicha conflagración.
Como si todo esto fuera poco, Irán está a punto de obtener su tan ansiada bomba nuclear, Arabia Saudita ahora quiere enriquecer uranio, y el inefable Kim Jong-Un anunció ayer que aguarda el “momento adecuado” para “castigar” a Estados Unidos y Corea del sur, alertando sobre un posible estallido de guerra termonuclear.
Ahora, la gran pregunta es ¿existe algún liderazgo personal o institucional en la Humanidad que pueda frenar toda la locura que nos circunda, o simplemente esperamos plácidamente que el N°1 decida por nosotros?
Pareciera que estamos empeñados en llamar la atención del Creador para que tome cartas en el asunto, y en este supuesto creo que no nos irá demasiado bien, a no ser que tengamos otra arca donde entren 8000 millones de personas, más animales y plantas.