Luciano Mondino*
El 5 de junio de 1967, a las 8 de la mañana, Israel lanzó la Operación Foco, el ataque preventivo contra los aviones y las bases aéreas egipcias cuando todavía estaban en tierra. En el ataque relámpago Egipto perdió más de la mitad de sus aviones de combate, junto a bases aéreas y estaciones de radar.
Esta noche, 25 de agosto de 2024, Israel volvió a lanzar un ataque preventivo al sur del Líbano contra los lanzadores de cohetes de Hezbolá.
La guerra en el Medio Oriente es un efecto de la acción y la reacción. La masacre del 7-O, perpetrada por Hamás, dio lugar a una serie de eventos que, de manera concatenada, exponen buena parte de la esencia y el motivo de esta guerra: Israel lucha por sobrevivir y defender su tierra ancestral. Desde la eliminación de Fuad Shukr y de Ismail Haniye, segundo al mando de Hezbolá y primero de Hamás respectivamente, la República Islámica de Irán amenaza con una respuesta nunca vista.
En verdad los ataques tanto de Hezbolá, Hamás o del propio Irán nunca han cesado desde el 7 de octubre, cuando Israel comenzó una operación militar en Gaza para rescatar a los más de 250 israelíes que los terroristas palestinos secuestraron en los asaltos al sur del país. Desde entonces, Hezbolá ha lanzado 6700 vectores de ataque (entre cohetes, drones y misiles) que buscaron impactar zonas civiles y estratégicas israelíes.
Efectos del bombardeo preventivo en el sur del Líbano la madrugada del 25 de agosto
(Foto: Reuters)
El 13 de abril fue un nuevo quiebre en la tensa relación entre Teherán y Jerusalén: por primera vez en la historia, un masivo ataque salió rumbo a Israel desde territorio persa. La asistencia de los aliados estratégicos, incluidos Jordania y Arabia Saudita, colaboró con el sistema defensivo en Israel para detener más del 99% de esos ataques y frustrar la intentona agresiva del régimen del Líder Supremo Alí Jamenéi.
La respuesta al ataque iraní no se hizo esperar: pocos días después, la aviación israelí alcanzó zonas estratégicas en Isfahán, que es el corazón del programa nuclear iraní. Las autoridades iraníes nunca revelaron ni revelarán los daños que ocasionó ese ataque de la Fuerza Aérea de Israel, y decidieron recurrir a la victoria retórica, una suerte de victoria pírrica, para no forzar las líneas rojas y una nueva respuesta israelí.
La experiencia de los últimos meses demuestra a los líderes de la Guardia Revolucionaria Islámica y las Fuerzas Quds de Irán (un importante cuerpo de seguridad servil al líder supremo persa) que cualquier ataque que provoque significativos daños civiles y en infraestructura israelí puede dar lugar a una fulminante respuesta de Jerusalén, que se llevaría puesta a una parte no menor de Irán y también de Siria, Iraq y Líbano, donde funcionan los grupos subsidiarios iraníes.
Los movimientos disuasorios de Israel y Estados Unidos aumentaron en las últimas horas con la llegada del portaaviones USS Abraham Lincoln al Medio Oriente y la sorpresiva visita del jefe de Estado Mayor Conjunto de la Casa Blanca, Charles Brown, fundamentados en la posibilidad de que Hezbolá o Irán lanzaran por fin el ataque que vienen anunciando desde hace un mes. Durante la noche del 24 de agosto, la inteligencia de Israel emitió una alerta sobre la preparación de más de 6000 cohetes que serían disparados desde el Líbano hacia el norte y centro de Israel, incluido Tel Aviv.
La guerra en el Medio Oriente es un efecto de la acción y la reacción. La masacre del 7-O, perpetrada por Hamás, dio lugar a una serie de eventos que, de manera concatenada, exponen buena parte de la esencia y el motivo de esta guerra: Israel lucha por sobrevivir y defender su tierra ancestral
La información de inteligencia llevó a la veloz aprobación de un ataque preventivo contra Hezbolá. Solo 15 minutos antes del ataque previsto, más de 100 aviones de la Fuerza Aérea de Israel destruyeron miles de lanzadores en el sur libanés y frustraron así, otra vez, un intento destructivo de los terroristas para golpear a los israelíes. Las alarmas sonaron en todo Israel mientras los aviones, imparables para Hezbolá, lanzaban el ataque preventivo que salvaría cientos de vidas inocentes.
Esta noche un masivo ataque de Hezbolá fue frustrado. En respuesta, los terroristas libaneses informaron que 320 cohetes fueron lanzados contra Israel, pero todos desviados a zonas despobladas o destruidos por la Cúpula de Hierro. Se reportan heridos leves en Israel y un estado de alerta en las próximas 48 horas.
57 años después del ataque preventivo de la Guerra de los Seis Días, Israel volvió a apelar a un elemento fundamental de su doctrina de seguridad. Otra vez sus maniobras militares sirven como un mensaje a sus enemigos en el Medio Oriente: cualquier intento por atacar a Israel será respondido de forma contundente.
E Israel, a diferencia de muchos países europeos, no tiene ningún complejo ni atadura para actuar y defender a su población.
*Licenciado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales por la Universidad Católica de La Plata. Master en Política Internacional por la Universidad Complutense de Madrid.
Fuente: Radio Jai.
Versión NMI.