David Israel*
Un equipo de arqueólogos ha hecho notables descubrimientos al excavar un antiguo canal de drenaje bajo la vía principal de la Jerusalén de la época del Segundo Templo. Los hallazgos, que incluyen un frasco de vidrio casi intacto, semillas de uva, cáscaras de huevo de 2000 años de antigüedad y lámparas de cerámica que aún tienen marcas de hollín, ofrecen una visión de la vida urbana en Jerusalén durante las décadas previas a la destrucción del Templo en el año 70 de la era común.
La excavación, realizada por la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) y financiada por la Ciudad de David, está desenterrando el principal conducto subterráneo de la ciudad. Este canal corría por debajo de los vibrantes mercados de Jerusalén cerca del Monte del Templo, y se extendía a todo lo largo de la Ciudad de David.
Los descubrimientos están arrojando nueva luz sobre el cambiante paisaje urbano de Jerusalén en los últimos años antes de la caída del Templo, proporcionando conexiones tangibles con la vida cotidiana durante ese período histórico. “Los restos de la vida que se desarrollaba sobre la calle principal de Jerusalén fueron arrastrados a la boca del canal, donde permanecieron preservados tal como estaban en el momento de la destrucción de la ciudad”, explica Ayala Zilberstein, directora de las excavaciones en representación de la Autoridad de Antigüedades de Israel. “Los pequeños hallazgos nos cuentan una gran historia, desde el apogeo de la prosperidad y el esplendor de Jerusalén, cuando sus calles bullían de vida, hasta los momentos de decadencia durante la rebelión contra los romanos, y su abandono total tras la destrucción del Templo y de la ciudad”.
Lámpara de aceite que aún muestra restos de hollín, que quizá fue utilizada por personas que se escondieron en el canal de drenaje durante la guerra contra Roma
(Foto: AAI)
Según Zilberstein, “dado que la mayoría de estos canales municipales se mantenían y limpiaban con regularidad, encontrar capas de sedimento en el canal de drenaje principal hasta casi la mitad de su altura indica un descuido gradual del mantenimiento de la ciudad. Y de hecho, ese descuido y abandono corresponde al proceso de destrucción de Jerusalén”.
Las capas superiores de sedimento revelaron artefactos de los últimos días de Jerusalén, incluyendo lámparas de cerámica intactas que datan del período tardío del Segundo Templo. Las lámparas aún muestran marcas de hollín en sus bordes, testigos silenciosos de las llamas que alguna vez mantuvieron. Este descubrimiento hace eco de un hallazgo anterior, realizado varios metros al sur por el equipo de Eli Shukron: una espada romana completa con su vaina de cuero. Los arqueólogos están investigando ahora si, al igual que la espada, las lámparas podrían haber pertenecido a rebeldes que buscaron refugio en el canal durante la caída de la ciudad.
Las vasijas halladas durante la excavación reflejan la variedad de artículos utilizados en Jerusalén en la época del Segundo Templo
(Foto: AAI)
A medida que las excavaciones avanzan más profundamente (y más en el pasado), emerge una gran cantidad de artefactos que pintan una vívida imagen de la prosperidad de Jerusalén durante la era del Segundo Templo. Ese período se caracterizó por una actividad constante y gran vitalidad urbana. La meticulosa excavación manual, dirigida por Nissim Mizrahi y su equipo, desenterró numerosos recipientes intactos, entre ellos frascos principalmente hechos de cerámica que alguna vez contuvieron perfumes y aceites costosos. Entre ellos se cuenta un delicado frasco de vidrio notablemente bien conservado, un hallazgo extraordinario dada su naturaleza frágil.
El examen inicial de los conjuntos de cerámica y vasos de vidrio, realizado por las especialistas Yael Gorin-Rosen y Shulamit Terem, indica una concentración excepcionalmente rica y diversa de tipos de vasos, algunos bastante raros. “A través de esta gran variedad de vasijas y platos que se acumularon en el canal de drenaje, encontramos un conjunto casi completo de vajilla de los residentes de Jerusalén. En contraste con la variedad limitada que generalmente se encuentra al excavar la cocina de una sola casa, el material del canal proviene de muchas casas y de diferentes calles, lo que nos presenta ejemplos de casi todos los productos que los comerciantes de la ciudad tenían para ofrecer”, explica Zilberstein.
Dado que la mayoría de estos canales municipales se mantenían y limpiaban con regularidad, encontrar capas de sedimento en el canal de drenaje principal hasta casi la mitad de su altura indica un descuido gradual del mantenimiento de la ciudad. Y de hecho, ese descuido y abandono corresponde a la historia del proceso de destrucción de Jerusalén”
Reconociendo la importancia arqueológica de las capas sedimentarias del canal, todo el suelo excavado se conservó cuidadosamente y se envió al Proyecto de Tamizado en el Parque Nacional Emek Zurim para un examen exhaustivo. Si bien este proceso reveló monedas y cuentas decorativas, su contribución más significativa provino de una fuente inesperada: restos de alimentos que ofrecen información sobre la antigua dieta judía.
El descubrimiento de semillas de uva, granos de cereales, espinas de pescado e incluso cáscaras de huevo permite vislumbrar los hábitos culinarios de los habitantes de Jerusalén durante ese vibrante período. La abundancia de material orgánico ha permitido efectuar una serie de análisis de laboratorio para detectar restos microscópicos.
Elegante frasco de perfume, extraordinariamente preservado después de 2000 años
(Foto: AAI)
Incluso de los exámenes preliminares realizados por Vitali Sterman y Yotam Asher, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, surge una clara distinción entre las capas que representan la vida activa de la ciudad y las de períodos posteriores. Esta estratificación ofrece una cronología de la evolución urbana de Jerusalén y su posterior declive. Los hallazgos no solo iluminan la vida cotidiana en la antigua Jerusalén, sino que demuestran el valor de las prácticas arqueológicas meticulosas para descubrir aspectos ocultos de la historia.
«Cuanto más nos acercamos a las capas de los últimos días de la ciudad hay cada vez menos evidencia de artefactos humanos, y comienza a formarse una imagen de la desaparición de la vitalidad de la urbe», agrega Ayala Zilberstein.
*Periodista.
Fuente: Jewish Press (jewishpress.com).
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.