Karina Anidjar*
Ha pasado casi un mes del trágico derrumbe de la Torre Sur Champlain en Surfside, una tragedia que embarga al mundo entero y a la comunidad judía en particular, una catástrofe a la que humanamente no le encontramos sentido, un acto que genera un profundo dolor frente a la pérdida de vidas humanas de niños, jóvenes y adultos; un accidente que nos llevó a despedir a personas queridas que formaron parte de nuestra institución.
Entre las víctimas se encontraban cinco valiosos miembros de nuestra comunidad de Venezuela: León Oliwkowicz, Cristina Elvira de Oliwkowicz, Luis Sadovnic, Moisés “el Chino” Rodan y Andrés Levine.
Luis Sadovnic el catire futbolista como lo recuerdan sus compañeros de promoción, había contraído nupcias en el mes de enero con la argentina Nicole Langesfeld. Luis Sadovnic un joven venezolano de 28 años de edad que formó parte de la Vinotinto Sub-17 del 2009. Formó parte de la Comunidad Judía Sudamericana Unida en la Universidad de Florida, era popular entre muchos de sus compañeros de estudios, así lo recordó el rabino Berl Goldman del Centro Judío Lubavitch Chabad en Gainesville: “Luis tenía una relación increíble con otros estudiantes. Estaba en el centro de un grupo casi familiar de jóvenes judíos orgullosos”. Acompañó a la selección venezolana a las Macabiadas en varias oportunidades, en donde se destacaba cómo un gran futbolista además de gran compañero, siempre con palabras de aliento y de impulsos de superación hacia sus compañeros.
Moisés “el Chino” Rodan, un joven carismático, que al igual que Luis, se graduó en el año 2010 del Colegio Moral y Luces “Herzl-Bialik”, conocido por sus compañeros por tener un corazón de oro. “Hay una anécdota muy bonita que refleja su calidad humana, Moisés iba un día cualquiera de la semana a un restaurante de comida rápida y compraba diez hamburguesas que luego repartía entre las personas que se encontraba en medio de la calle” nos cuenta Adriana Tacher, ex compañera de promoción. “Sé que va a estar bien, fue una persona increíble, solo pensaba en hacer el bien, en hacer reír al que se cruzara en su camino, nuestro chinito fue único con sus ocurrencias” añadió.
Brian Rodan, primo de Moisés, nos contó lo importante que fue para su vida, “nuestra relación era muy fuerte, desde chiquititos siempre fuimos aliados y cómplices y nos conocíamos mejor que hermanos o padres; por eso siempre estábamos en contacto y nos apoyábamos porque sabíamos qué decirle al otro”. “Siempre nos recordábamos de los valores que nos inculcaron desde pequeños nuestros padres y abuelos, y los tratábamos de practicar y así honrarlos todos los días”.
Luis, Andrés y Moisés, los tres residentes de las Torres Champlain, jóvenes egresados del Colegio Moral y Luces “Herzl-Bialik”. “Es algo que nadie esperaba. Se marcharon de Venezuela en busca de un mejor futuro y mejores oportunidades”, dijo Esther Beniflah Melul, que asistió a la misma secundaria y fue amiga íntima de Levine.
Andrés Levine, Andru, de 26 años, “El más pana, el que más sabía de cualquier tema, el más inteligente, super ácido y cómico, y a la vez tenía los pies más parados en la tierra que cualquiera. Era la pega que unía a todos a su alrededor”. Llegó a Estados Unidos hace unos siete años después de haber terminado la universidad en Venezuela. Beniflah, que lo conoce desde que los dos tenían 12 años, lo describe como una persona privada, que siempre era genuina y se enfocaba en el aspecto positivo de las cosas. “Solo salía con amigos verdaderos, y solo hacía lo que lo ponía feliz”, dijo. “Ese es mi recuerdo favorito de él. Siempre tendremos el Andrés más auténtico”. Levine trabajaba en el sector de las finanzas y tenía pensado casarse en agosto.
León y Cristina Beatriz Elvira Oliwkowicz tenían más de dos décadas como propietarios en las Champlain Towers, desde que salieron de Venezuela con su hija Daniela Oliwkowicz de Ghersi. Padres de Gabriela, Oscar, Daniela y Lizette. León, de 79 años, y Cristina Beatriz, de 74, habían celebrado recientemente su 58 aniversario de bodas. “Cristina y León fueron grandes seres humanos, amigos como pocos, a pesar de que nos habíamos distanciado un poco en los últimos años hacía unos meses que retomamos nuestra relación, es increíble, siento que quisieron despedirse de la gente que formó parte de su vida, me pidió tener contacto con el grupo de amigos que teníamos en común y no dejó pasar un cumpleaños y cada viernes un bonito deseo de Shabat Shalom, los vamos a extrañar muchísimo, pido mucho por ellos y sus familiares”, nos comenta Sol Aflalo de Anidjar, amiga de ambos.
La pérdida de personas valiosas para el mundo nos lleva a pensar y valorar lo que realmente importa y a extrañar a quienes formaban parte de nuestra vida a pesar de la distancia. Nos unimos en sentimientos, rezos y palabras de consuelo a cada uno de los familiares y amigos de las víctimas de este lamentable acontecimiento, que sin duda marcará el resto de nuestras vidas.
Dios les dé consuelo a cada uno de ustedes, y el alma de las víctimas sea elevada y descansen en paz.
*Departamento de Comunicación e Información del CSCDR Hebraica.