E l 24 de agosto, fuerzas blindadas turcas penetraron en territorio sirio para tomar la localidad de Yarabulus, controlada por el Estado Islámico, en una dramática escalada del rol de Ankara en la guerra civil siria.
El objetivo de Turquía va más allá de ayudar a los rebeldes sirios contra los extremistas de ISIS: se trata de contener la expansión de los kurdos sirios, apoyados por Estados Unidos, que han aprovechado la lucha contra el Estado Islámico y el caos sirio para controlar casi toda la franja fronteriza con Turquía.
Tras la ofensiva turca, el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, viajó a Ankara y expresó su acuerdo con Turquía, advirtiendo a los kurdos que perderán su apoyo si no limitan su presencia al este del río Éufrates, que cruza desde Turquía hacia Siria en Yarabulus. Poco después, según funcionarios turcos, los kurdos comenzaron a retirarse al área indicada.
Según el ministro de Defensa turco, Fikri Isik, su país tiene “todo el derecho de permanecer allí” hasta que las fuerzas de la oposición siria tomen control del área y los kurdos “no estén” en la zona. La preocupación de Turquía es que los kurdos sirios intenten crear una “entidad kurda” a lo largo de la frontera; Ankara sostiene que las milicias kurdas sirias están vinculadas con los rebeldes kurdos que mantienen una situación de insurgencia en el sudeste de Turquía.
Turquía se involucró en el conflicto en el verano de 2015, cuando permitió a las fuerzas de la coalición utilizar su base aérea de Incirlik; pero como señala el analista Boaz Bismuth, el presidente Recep Tayyip Erdogan nunca ha considerado al Estado Islámico como una amenaza, sino a las milicias kurdas.
En un principio, para Erdogan ISIS constituía sobre todo una oportunidad, pues consideraba a sus terroristas como unos mercenarios que atacarían a los kurdos en lugar de él. De hecho, según los servicios de inteligencia turcos, en enero de 2015 había hasta 3000 operativos de ISIS dentro de su territorio, y la frontera turca era sumamente porosa para los radicales islamistas.
En octubre de 2014, el ejército de Erdogan observó con indiferencia cómo ISIS masacraba a los kurdos en la ciudad de Kobani, justo al otro lado de la frontera. Turquía solo cambió su actitud frente al Estado Islámico a partir del ataque que este perpetró en el Aeropuerto Atatürk en junio pasado.
Con información de The Times of Israel e Israel Hayom