Ruth Yossian
“Y cuando viniéreis a la tierra y plantáreis árbol frutal…” (Levítico 19:23). “Dios dijo a los hijos de Israel: ‘Aunque la encontráreis colmada de bienes, no digáis que permaneceréis sentados sin plantar, sino que deberéis ser prudentes con las plantaciones. Así como habéis llegado y encontrado las plantaciones de otros, también vosotros plantad para vuestros hijos’”
Midrash Tanjumá, parashá Kedoshim, capítulo 8
Todos los años, cuando llega Tu Bishvat, decenas de miles de niños y adultos en Israel toman parte en la Fiesta de las Plantaciones auspiciada por el Keren Kayemet LeIsrael. En su trascurso se plantan numerosos retoños en los bosques y parques del KKL, que con el paso del tiempo habrán de crecer hasta convertirse en los árboles que rodean a nuestro país con un cinturón de fresco verdor.
Asimismo, quienes llevan a cabo las plantaciones pueden tomar parte activa en la configuración del paisaje y en la preservación de la naturaleza israelí. Cuando un niño observa el crecimiento de un árbol, sus esperanzas y deseos refuerzan su sensibilidad hacia el medio ambiente y aumentan su sensación de pertenencia al país.
La costumbre de las plantaciones data de poco tiempo atrás, y se inició con las motivaciones modernas de quienes se establecían en el país. En tiempos del antiguo yishuv, la población judía se concentraba en las “cuatro tierras”, es decir, las cuatro ciudades sagradas: Jerusalén, Safed (Zfat), Tiberíades y Hebrón, y casi no existían reservas agrícolas para los habitantes judíos. Con los inicios de la colonización agraria judía se compraron tierras en todo el país, con el objeto de desarrollar una agricultura hebrea. En aquel tiempo se acuñó la frase “La redención de los suelos”. La agricultura se convirtió en un valor, y también nació la costumbre de efectuar plantaciones en Tu Bishvat: en 1904, Otto Warburg propuso crear un fondo sionista para la plantación de olivos en las tierras redimidas por el KKL. Ese mismo año murió Biniamín Zeev Herzl, y se decidió dedicar el Fondo de los Olivos a la plantación de un bosque en homenaje a su memoria. En 1907-1908 se comenzó a plantar árboles en tierras del KKL en la zona de Ben Shemen, en el sitio conocido hasta hoy como Bosque Herzl. Un avance importante en este aspecto se produjo gracias a la Organización de Maestros en la Tierra de Israel, que en el año judío 5665 (1905) declaró a Tu Bishvat como la fiesta de las plantaciones en todas las escuelas del país, que fue celebrada públicamente y anunciada a las comunidades judías de la Diáspora. De esta manera empezó la hermosa costumbre de las plantaciones anuales en Israel, que se mantiene hasta el presente.
Shkediot, árboles que simbolizan Tu Bishvat en Israel
(Foto: Mark Neyman)
“Desde la creación del mundo, Dios no se ocupó inicialmente de otra cosa que no fueran las plantaciones, tal como dice: ‘Y plantó Dios un jardín en el Edén’. También vosotros, cuando entréis a la tierra, no os ocupéis inicialmente de otra cosa sino de las plantaciones. A eso se refiere el versículo: ‘Y cuando viniéreis a la tierra y plantéreis…’” (Vayikrá Rabá, 25).
El mes de Shvat
De acuerdo con el antiguo calendario hebreo que empezaba a contar los meses desde Nisán, Shvat es el undécimo mes; según el calendario hebreo tardío, que es el que rige en la actualidad y que empieza el cómputo de los meses desde Tishrei, Shvat es el quinto mes.
Se supone que el nombre del mes de Shvat proviene de la lengua acadia y que su presunto significado es el de “azotar” (de la palabra shévet, vara), en el mismo sentido que el conocido versículo: “El que escatima la vara odia a su hijo”. Esto se debe a las lluvias y vientos que azotan al país durante este mes (es interesante señalar que en árabe la palabra shavat significa “azotar”). Existe también otra interpretación, según la cual el nombre del mes proviene de la palabra shivtut, que significa una rama joven, fresca y tierna, para aludir al comienzo del follaje renovado y de los retoños nacientes.
El año nuevo de los árboles
En la Mishná, Maséjet Rosh Hashaná dice lo siguiente: “Hay cuatro comienzos de año: el primero de Nisán es el año nuevo para el cómputo de los reyes y de las fiestas de peregrinación; el primero de Elul es el año nuevo para el diezmo del ganado. Rabí Eleazar y Rabí Shimón dicen que es el primero de Tishrei. El primero de Tishrei es el año nuevo para el cómputo de los años, la shemitá y el yovel, la plantación y los vegetales. El primero de Shvat es el año nuevo de los árboles, según la escuela de Shamai; la escuela de Hilel dice que es el quince de Shvat” (Mishná 1, capítulo 1).
La actitud del calendario judío ante los fenómenos naturales y su relación con las estaciones agrícolas del país nos resultan conocidos a partir de lo que dice la Torá con respecto a la fecha de Pésaj: “Guardarás el mes de la Primavera” (Devarim / Deuteronomio 16:1). Por eso, lo que se dice del árbol puede ser entendido también en un contexto estacional. El año nuevo de los árboles aparece en la época del Segundo Templo como un hito del eje temporal hebreo, a fin de definir el año agrícola. Según la Torá (Bamidbar / Números 18), los hijos de Israel debían apartar la décima parte de los frutos de la tierra para los levitas y los sacerdotes, que se dedicaban al culto sagrado (porque no habían participado en la distribución de las parcelas, como las demás tribus). De acuerdo con esto, la Mishná estipuló qué debía hacerse con la producción agrícola y si esta debía ser considerada como parte del año agrícola saliente o entrante. La Mishná hace referencia al “diezmo del ganado”, a la “plantación” y a los “vegetales” que el dueño de la parcela debía apartar.
El análisis de la Mishná nos indica que nuestros sabios dictaminaron que a partir del 15 de Shvat se puede apartar el diezmo de los frutos del árbol en sazón. Los frutos en sazón que habían sido vistos en el árbol antes de esa fecha pertenecen a la producción del año anterior, y por eso pueden destinarse al pago del diezmo del año anterior (según el diccionario de Even Shoshán, el término hebreo janatá significa la primera maduración del fruto, inmediatamente después de la floración.)
“Tierra pródiga en trigo, cebada, viás, higueras y granados; tierra de olivares, de aceite y de miel” (Devarim / Deuteronomio 8:8).
“Cuando entréis a la tierra, os restituiré todo el bien, tal como dice: ‘Ahora tu Dios te lleva a una tierra buena, una tierra de cursos de agua… una tierra pródiga en trigo y cebada’” (Midrash Tanjuma, Kedoshim, capítulo 7).
Fuente: Agencia Judía.
Versión NMI.