Un informe del Ministerio de Salud de Israel, que será presentado ante la ONU y otras organizaciones internacionales, detalla la dura serie de atrocidades sufridas por los rehenes liberados del cautiverio de Hamás.
Advertencia: Este artículo contiene descripciones que pueden no ser apropiadas para algunos lectores
El informe comienza describiendo la masacre en las comunidades alrededor de Gaza el 7 de octubre. “Terroristas de Hamás masacraron a niños, mujeres, ancianos y hombres en las comunidades circundantes. También cometieron crímenes como incendios de casas y personas, violaciones y saqueos”, relata.
“Niños fueron arrancados de sus camas, ancianos, mujeres y hombres fueron secuestrados de sus hogares y llevados cautivos. Algunos fueron heridos en sus hogares, mientras que otros fueron golpeados cruelmente mientras eran trasportados por las calles de Gaza en vehículos o motocicletas hacia casas de seguridad previamente preparadas”.
Casi siete semanas después de la masacre, comenzó la liberación escalonada de rehenes como parte de un acuerdo. Según el informe, 105 rehenes fueron liberados: 81 ciudadanos israelíes y 24 extranjeros, incluyendo 37 menores (22 niñas y 15 niños), 16 ancianos y 52 adultos (27 mujeres y 25 hombres). Además, en los meses posteriores se rescató vivos a una mujer y cuatro hombres, junto con los cuerpos de 15 personas.
El informe describe la negligencia, tortura y abuso sicológico sufridos por los cautivos, y sus efectos en su estado físico, mental y emocional. Niños y adolescentes estuvieron entre las víctimas de abusos sexuales y físicos.
“Dos adolescentes cautivos fueron mantenidos atados de manos y pies durante el cautiverio, sufriendo constantes palizas. Al ser examinados tras su liberación, presentaban cicatrices y marcas compatibles con golpes y ataduras”, indica el informe.
Los mismos adolescentes relataron que fueron obligados a realizar actos sexuales entre ellos y sufrieron agresiones sexuales por parte de sus captores, incluyendo desnudez forzada, tocamientos y azotes en sus genitales. También se reportaron quemaduras en las extremidades inferiores de otros niños, infligidas intencionalmente. Una de las víctimas describió estos abusos como “un evento extremadamente traumático”.
Las mujeres también fueron víctimas de agresiones sexuales. Una mujer relató que fue atacada sexualmente bajo la amenaza de un arma de fuego. Muchas fueron obligadas a desnudarse frente a sus captores, mientras otras denunciaron que estos las tocaban de manera sexual, las ataban a camas y las observaban fijamente.
Uno de los túneles en los que Hamás mantuvo cautivos a muchos rehenes
(captura de pantalla)
El informe también revela que a los cautivos se les negó tratamiento médico adecuado, incluso a aquellos gravemente heridos o con enfermedades crónicas. Las lesiones incluyeron fracturas, quemaduras y heridas de esquirlas. El tratamiento médico, cuando existía, era mínimo e inadecuado, lo que provocó complicaciones graves. Algunas mujeres heridas recibieron tratamientos dolorosos sin anestesia, lo que fue descrito como una tortura adicional. Se estima que al menos un rehén murió por complicaciones médicas no tratadas.
Varios rehenes mayores que regresaron desarrollaron trombosis venosa profunda (TVP) debido a la falta de movilidad, lo que, si no se trata adecuadamente, puede ser fatal.
Además, los cautivos fueron sometidos deliberadamente al hambre. En muchos casos su dieta consistía en pequeñas porciones de arroz o pan. Además, la comida y el agua a los que tenían acceso eran de mala calidad, lo que dio lugar a múltiples casos de enfermedades, que incluyeron sarcopenia y síndrome de realimentación, entre otros trastornos.
Los médicos que trataron a los rehenes expresaron su preocupación por la posibilidad de que los niños liberados sufran efectos a largo plazo en su desarrollo y crecimiento.
Según el informe, los rehenes que regresaron perdieron una media del 10% al 17% de su peso corporal. En casos extremos, los niños perdieron hasta el 18% de su peso corporal y necesitaron cuidados intensivos a su regreso.
El cautiverio incluyó la exposición directa a violencia extrema. Los cautivos fueron obligados a presenciar la ejecución de otros rehenes, lo que agravó su sensación de impotencia y desesperación. También estuvieron expuestos a videos propagandísticos, y fueron sometidos a otras torturas sicológicas diseñadas para quebrar su moral.
La mayoría de los rehenes liberados descubrieron que sus familias habían sido asesinadas por Hamás y sus hogares destruidos. Sin las fuentes de apoyo que alguna vez tuvieron, muchos no tuvieron a nadie a quién recurrir durante su recuperación.
Los rehenes liberados también han padecido pesadillas severas, junto con falta de sueño por intentar evitar que esas pesadillas se repitan.
Muchos también experimentan “desrealización”, luchando por aceptar que no están sufriendo alucinaciones o sueños aún en cautiverio.
Además, algunos han estado sufriendo la “culpa del sobreviviente”. Muchos han evitado abrirse sobre sus experiencias por miedo a represalias contra sus familiares que aún se encuentran cautivos.
Estudios a largo plazo de prisioneros de guerra israelíes durante más de 35 años han demostrado que muchos de los rehenes que regresaron corren un alto riesgo de sufrir trastorno de estrés postraumático de aparición tardía (TEPT), lo que significa que necesitarán tratamiento incluso años después de su liberación.
Los liberados enfrentan desafíos graves para reintegrarse. Algunos niños no pueden separarse de sus padres ni siquiera por un momento, mientras que otros enfrentan problemas de sueño, desnutrición persistente y miedo constante. Las pesadillas y los recuerdos traumáticos son comunes, así como un estado de incredulidad sobre su liberación.
El ministro de Salud de Israel, Uriel Buso, califica el informe como “un testimonio desgarrador de las experiencias vividas por los rehenes en el cautiverio de Hamás”. Añade que las atrocidades descritas son inaceptables y deben motivar al mundo a actuar. “Este informe es un llamado de atención a la comunidad internacional para aumentar la presión sobre Hamás y sus aliados, con el objetivo de liberar a los rehenes restantes”.
El informe será presentado ante la ONU y otras organizaciones internacionales, para exponer las atrocidades cometidas por Hamás y exigir la liberación inmediata de todos los cautivos restantes.
“¿Cómo pueden permanecer en silencio?”: respuesta del Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas
“Los impactantes testimonios de los rehenes liberados reflejan una cruda realidad: se infligieron abusos físicos, tormentos sicológicos y condiciones deshumanizadoras a personas inocentes, algunas de ellas tan jóvenes como niños y tan mayores como abuelos, durante más de 50 insoportables días”, expresó en un comunicado el Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas o tras la publicación del informe.
“Al mundo, a sus líderes y a las organizaciones humanitarias: ¿Cómo pueden ver que continúe esta tortura? ¿Cómo pueden permanecer en silencio? La verdad no se puede negar: cada rehén se enfrenta a un peligro mortal cada día que permanece en cautiverio”.
Manifestación en la Plaza de los Rehenes de Tel Aviv el pasado 14 de diciembre
(Foto: Flash90)
“Este informe crítico subraya la urgente necesidad de liberar a todos los rehenes lo antes posible”, afirmó Moshe Bar-Siman-Tov, director general del Ministerio de Salud, quien también expresó: «Consideramos una responsabilidad y un privilegio brindar atención médica óptima y apoyo a quienes fueron brutalmente secuestrados por los terroristas de Hamás. Tenemos la esperanza de que todos los rehenes regresen, los vivos para recibir tratamiento y rehabilitación, y los fallecidos para un entierro digno en Israel».
«No pasa un día sin que mis pensamientos estén con las inmensas dificultades que enfrentan quienes han regresado y quienes aún se encuentran en cautiverio», afirmó Hagar Mizrahi, director de la sección médica del Ministerio de Salud. «Los graves estados físicos y mentales de los retornados ofrecen al mundo una visión de las atrocidades generalizadas cometidas por Hamás».
Fuentes: Ynet, Hatzad Hashení y The Jerusalem Post.
Traducción y version Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.