Estos fueron los Juegos Olímpicos más extraños de la historia: se pospusieron durante un año debido a la pandemia, pero aun así debieron jugarse sin público. Los atletas venezolanos lograron obtener más medallas que nunca a pesar de un apoyo insuficiente, e Israel logró también una cosecha de triunfos sin precedentes
Los atletas de Israel ganaron más medallas y llegaron a más competiciones finales que nunca en estos Juegos Olímpicos de Tokio, desde la primera aparición del país en las Olimpiadas de Helsinki de 1952.
Antes de Tokio, donde Israel terminó en el lugar 39 del medallero, los atletas israelíes habían ganado un total de 9 medallas olímpicas durante un período de 24 años y un total de 7 Olimpíadas. Las dos primeras medallas de Israel las ganaron los judokas Yael Arad y Oren Smadja, quienes recibieron plata y bronce, respectivamente, en Barcelona en 1992.
Cuatro años después, el velerista Gal Fridman ganó una medalla de bronce en Atlanta, donde fue el único israelí que subió al podio durante esos Juegos Olímpicos. En 2000, Israel volvió a ganar una sola medalla de bronce: en el último día de los Juegos de Sydney, el piragüista Michael Kolganov terminó tercero en la carrera de 500 metros.
Luego, en Atenas, Fridman llevó a Israel su primera medalla de oro, un evento que produjo una imagen icónica y a menudo ridiculizada después de que la entonces ministra de Educación, Cultura y Deportes de Israel, Limor Livnat, saltó al podio para besarlo frente a las cámaras. También en 2004, Arik Zeevi ganó una medalla de bronce en judo.
En Beijing 2008, Israel volvió a conseguir una sola medalla de bronce, ganada por el velerista Shahar Tzuberi. En Londres 2012, ningún atleta israelí ganó una medalla, mientras que en Río 2016 el judo volvió a ser la principal fuente de éxito y orgullo nacional, luego de que los judocas Yarden Gerbi y Ori Sasson obtuvieron medallas de bronce en Río de Janeiro.
Israel acudió a Tokio con la delegación más grande hasta ahora, y aunque había grandes esperanzas con el béisbol, que resultaron frustradas, los resultados fueron excelentes: los atletas israelíes ganaron cuatro medallas en Tokio, más de lo que el país había logrado en los tres Juegos Olímpicos anteriores combinados.
Avishag Semberg inauguró el medallero para Israel
El bronce de Avishag Semberg en taekwondo, ganado el primer fin de semana, fue seguido una semana después por otro logro, luego de que el equipo mixto de judo subiera al podio con un bronce. Semberg derrotó a la ex campeona europea Rukiye Yldrim por 27-22 en la prueba femenina de menos de 49 kg.
Artem Dolgopyat fue recibido como héroe en Israel
Al día siguiente, el gimnasta Artem Dolgopyat, de 24 años, ganó una medalla de oro en la competencia de ejercicios de piso, haciendo historia al conseguir para Israel su segunda medalla de oro y la primera en el campo de la gimnasia, altamente competitivo. Dolgopyat había conseguido dos oros y un bronce en la Macabiada Mundial de 2017, así como medalla de plata en el campeonato mundial de Montreal ese mismo año.
Linoy Ashram acabó con el reinado ruso de más de dos décadas en la gimnasia rítmica. Lamentablemente, tanto desde el gobierno como por parte de muchos ciudadanos rusos, la reacción ha sido de malos perdedores
(Getty Images)
Luego, en el penúltimo día de las Olimpíadas, la gimnasta rítmica Linoy Ashram, una de las últimas atletas israelíes en competir, logró para Israel su segunda medalla de oro en Tokio y la cuarta en general, rompiendo un cuarto de siglo de hegemonía rusa en esta disciplina.
Aunque Rusia no participó formalmente en Tokio 2020, pues el COI la sancionó por dopaje sistemático, la reacción en ese país ha sido violenta. Miles de rusos han acosado a Linoy Ashram en las redes sociales, e incluso Margarita Simonyan, la poderosa directora del conglomerado de medios del Kremlin, amenazó a los jueces de la final individual de gimnasia rítmica olímpica. “Recuerden estos nombres”, escribió Simnoyan en Twitter, junto a una lista de los miembros del jurado. El Comité Olímpico Ruso también hizo público el nombre de los cuatro jueces (Orane Suiter, el argentino Ariel Milanesio, Natalia Ieromina y Eva Serrano, de España), lo que provocó una avalancha de insultos tal que se vieron obligados a cerrar sus cuentas ante el acoso y las amenazas recibidas.
Además de los ganadores de medallas, varios atletas israelíes lograron pasar las rondas de clasificación y la final, incluida la natación, estableciendo nuevos precedentes de éxito incluso sin obtener una medalla.
Amnon Harari, editor principal de deportes del diario Haaretz, piensa que el éxito en Tokio se debe a “un largo proceso de identificación, entrenamiento, apoyo y gestión de los atletas, que se volvieron más “profesionalizados” a lo largo de los años. Vimos normas establecidas hace años e incluso décadas y, aunque tomó tiempo, condujeron a grandes resultados. Los atletas que dieron sus primeros pasos hace 10 o 15 años, como Linoy Ashram y Artem Dolgopyat, son el resultado final de este largo proceso”, dice.
Harari añade que los atletas israelíes llegaron a Tokio “con más experiencia física y mental”, y que gran parte del mérito debe ir a sus entrenadores. “Los atletas que ganaron medallas y llegaron a la final disfrutan de un cuerpo técnico de primer nivel, que se compara con los entrenadores de algunas de las ‘superpotencias’ deportivas más importantes del mundo. Se necesitó tiempo para crear este grupo de talentos, y el desafío ahora será sea preservarlo y expandirlo”.
Amistad por encima de la política
El judoka iraní Saeid Mollaei, quien actualmente a Mongolia, ganó una medalla de plata en la división masculina de 81 kilogramos. Fue la primera medalla olímpica para Mollaei, dos años después de que dejó su Irán natal, revelando que los entrenadores de su selección le habían ordenado perder en las semifinales del Campeonato del Mundo de 2019 para evitar enfrentar al israelí Sagi Muki en la final. Posteriormente, Mollaei se mudó a Alemania y luego adquirió la ciudadanía mongola.
Muki, quien quedó eliminado de Tokio 2020, felicitó a su amigo por su logro, a pesar de su decepcionante final. “Estoy muy feliz por Saeid”, dijo Muki. “Sé por lo que ha pasado y cuánto lo deseaba. Es un amigo mío muy cercano y estoy muy feliz de que haya logrado su sueño. Se lo merece, su viaje es increíblemente inspirador”. Mollaei y Muki se hicieron amigos luego del incidente altamente publicitado en el Campeonato Mundial de 2019, y se han animado mutuamente en los últimos años.
Sagi Muki y Saeid Mollaei son ahora grandes amigos (Foto: Reuters)
Tras su victoria olímpica, Mollaei declaró a un canal de deportes israelí que está agradecido por el apoyo que ha recibido de Israel a lo largo de los años. “Gracias a Israel por la buena energía. Esta medalla está dedicada también a Israel. Espero que los israelíes estén contentos con esta victoria”, además de añadir en hebreo todá, “gracias”.
Sin embargo, el odio no se ha hecho a un lado en el deporte. Dos judokas, el argelino Fethi Nourine y el sudanés Mohamed Abdalrasool, declinaron competir contra el israelí Tohar Butbul citando un supuesto “apoyo a la causa palestina”. El Comité Olímpico Internacional les retiró la acreditación olímpica.
Homenaje medio siglo después
Los Juegos Olímpicos de Tokio fueron los primeros en que se cumplió un minuto de silencio por los once atletas israelíes asesinados por terroristas palestinos en Múnich en 1972. En esta ocasión, once atletas del equipo mixto de judo, especialidad de varias de las víctimas de aquel traumático ataque, obtuvieron medalla de bronce.
(Imagen: ItonGadol)
Veintinueve deportistas individuales integraron la delegación, a los que se suman los 12 miembros de la selección de voleibol y los dos representantes del equipo de remo. En total, 43 hombres y mujeres que, valiéndose de sus propios esfuerzos y acumulando méritos, llegaron a Japón con el sueño de lograr una participación digna.
A pesar del contexto y no gracias a él, la delegación será recordada como la más exitosa en la historia de los Juegos Olímpicos en el país. Tres medallas de plata, una de oro, un récord olímpico y un récord mundial adornan un palmarés sin precedentes para Venezuela.
Tokio 2020 quedará en la historia del deporte venezolano como los Juegos Olímpicos de Yulimar Rojas
(Getty Images)
Yulimar Rojas, de 25 años, hizo historia al batir el récord olímpico y mundial, consiguiendo la medalla de oro en el salto triple femenino. Rojas, la primera mujer venezolana que gana un oro olímpico, alcanzó los 15,67 metros con un impresionante salto, superando la marca olímpica de la camerunesa Francoise Mbango de 15,39 m, así como el récord mundial de 15,50 m que la ucraniana Inessa Kravets obtuvo en 1995. Rojas vive y entrena en España.
Daniel Dhers, ampliamente conocido en la especialidad DMX mundial, se consagró en Tokio
(Foto: Reuters)
Daniel Dhers, de 36 años, vive en Estados Unidos desde 1998, donde es propietario de un parque BMX (Bicycle Motocross). Obtuvo medalla de plata en la especialidad park estilo libre masculino. Dhers es actualmente el número 9 del ranking mundial de BMX, ganador de múltiples medallas y torneos mundiales representando a Venezuela.
Tras en bronce en los Panamericanos, Keydomar Vallenilla llegó a medalla de plata en Tokio
Julio Mayora logró medalla de plata en halterofilia (levantamiento de pesas), en la categoría de 73 kilos masculino. El atleta de 25 años levantó 156 kilogramos en el arranque y 190 en el envión, para una marca total de 346 kg.
Por su parte Keydomar Vallenilla, también en halterofilia pero en categoría de 96 kilogramos, conquistó otra medalla de plata. El joven pesista, de 21 años, levantó en arrancada 172 kg, para ir subiendo a 175 y 177 kg, para un total de 387 kilos (177+210). Vallenilla había obtenido el bronce en los Juegos Panamericanos de Lima en 2019.
Los atletas israelíes ganaron cuatro medallas en Tokio, más de lo que el país había logrado en los tres Juegos Olímpicos anteriores combinados.
Venezuela logró el sexto mejor resultado en América Latina en cantidad de medallas de oro al acumular cuatro, después de Cuba (77), Brasil (30), Argentina (21), México (13), y Colombia (5)
Otros atletas venezolanos llegaron lejos, aunque sin obtener medallas. Una de las primeras alegrías que le dio la delegación al país fue el diploma olímpico obtenido por la judoca Anriquelis Barrios, en la categoría de 63kg femenino. La criolla demostró su refinada técnica, pero especialmente su pundonor para destacar con un cuarto lugar —a un punto del bronce— en esta competencia, pese a sufrir una lesión en la pierna apenas dos semanas antes de sus combates. Anriquelis vive y trabaja en Japón.
El velerista Andrés Lage, quien se inició en el Club Puerto Azul, vive actualmente en España, donde se mantiene trabajando en clubes de esa especialidad. Sus esfuerzos rindieron frutos, pues logró su clasificación a los Juegos Olímpicos en la Copa del Mundo de Vela en Génova. Allí consiguió marcar el mejor registro de un venezolano en esta disciplina. En Tokio Lage continuó su historia de lucha, pues a diferencia de otros deportes que acaban con una sola jornada, la Vela culmina después de 10 carreras. Lage cerró su participación en el penúltimo lugar, ubicándose en la 18ª plaza de los 19 competidores con 153 puntos.
Redacción NMI con información de The Times of Israel, Aurora, TalCual, DW, El Impulso, InfocifrasTV, Enlace Judío y Wikipedia.org