El Shel’aRabi Yeshaya HaLevy Horowitz (Praga 1558 – Tiberias 1630) nos enseña que el nombre de cuatro letras de Hashem es deletreado Y-H-V-H. La yod representa la moneda que se da, la hei es la mano de cinco dedos que da la tzedaká, La vav es el brazo extendido del que da la tzedaká, y la segunda hei es la mano de cinco dedos del que recibe la tzedaká. Con esto aprendemos que la tzedaká debe darse principalmente en el nombre de Dios.
Cuando un judío da tzedaká no solo está dando sino que también está recibiendo, ya que cuando el pobre acepta la tzedaká, el que da recibe el zejut —mérito— por la mitzvá. El pobre recibe un monto de dinero, y compra con eso algo material que le permite subsistir en este mundo; pero el dador recibe un mérito espiritual por siempre, y es bendecido también en este mundo. Más “ganancia” recibe el dador que el receptor.
Siempre se debe dar con la mano derecha, que denota bondad, y de buena gana, con cara sonriente.
A veces los yehudim no contribuyen a causas caritativas de todo corazón, porque deben usar el dinero para otro propósito. Por ello, es aconsejable tener una caja o una cuenta bancaria especial para “tzedaká y diezmo”, en la que se deposite por lo menos el 10% de las ganancias; así estará siempre presto para contribuir según sus necesidades y posibilidades.
Hashem le dijo a Moshe Rabeinu que la primera cosa que un judío debe hacer es Veikju Li: “Tomen de sus ganancias una porción para Mí, y apártenla como Terumá”, que es el dinero para las causas de caridad, para darlo con corazón afable, ya que ese dinero fue otorgado por Dios para que nosotros cumplamos la mitzvá de tzedaká y recibamos por ese mérito bendiciones y abundancias.
Todo lo que demos es el Keren Kayemet, el fondo mutual que automáticamente se anota en las esferas celestiales, y representa la verdadera fortuna acumulada después de 120 años en este mundo.
¡Baruj Hashem Leolam Amen Veamen!
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