U
n mes antes de una festividad, llega la energía que ella trae. Al igual que antes de Rosh Hashaná, antes de Pésaj hay una ayuda divina especial que permite que de un solo “salto” —otro significado de la palabra Pésaj— la persona pueda llegar a niveles de crecimiento personal que en otra época solo podrían conseguirse uno por uno.
La diferencia entre limpiar y limpiar para Pésaj es justamente la profundidad. No solo hasta donde uno limpia por fuera, sino cómo escudriñamos nuestro corazón y lo limpiamos de ese jametz interior: orgullo, egoísmo, no agradecer, inercia, pereza. Cualidades que en su justa medida son necesarias, pero si fermentan en nuestro ser son totalmente devastadoras.
La prohibición según la Halajá es de un cazait (28 gramos) de jametz. Por ello, guarda tus energías para la limpieza de los sitios importantes como comedor y cocina.
Los cuartos deben revisarse de que no contengan cazait de jametz. No es obligatorio hacer una limpieza exhaustiva. Puedes sacar las cosas del clóset, verificar que no haya jametz y volver a guardarlas.
Busca ayuda extra si tienes niños pequeños en casa.
Proponte un tiempo de no limpiar y cárgate de energía positiva. Haz ejercicio, come algo rico, da un paseo, comparte con alguien, escucha o lee Torá. Esto te ayudará a recargar energía, crecer física y espiritualmente, ¡y así nos sentimos libres! Que para eso Hashem nos sacó de Egipto.
Mientras limpies y ordenes, medita sobre tu suciedad interna (que todos la tenemos) y sácala también.
Leer y escuchar shiurim de Torá sobre la realidad espiritual de Pésaj, convierte algo físico en espiritualmente trascendental.
Planifica objetivos reales para cada semana y día, según tu posibilidad.
Identifica en cuál momento del día tienes más fuerza y energía para hacer los trabajos fuertes.
Demarca o identifica las zonas que ya están limpias para Pésaj y las que no, mediante carteles con frases o dibujos.
Asigna un tiempo específico para las compras. En Pésaj necesitamos no solo la comida sino utensilios de cocina, ropas, manteles, y todo lo que acostumbras a usar o estrenar.
Revisa la ropa, los bolsillos y los bolsos antes de guardarlos en sitios que probablemente no vayas a volver a limpiar o revisar. Recuerda que es recomendable no usar en la mesa de Pésaj manteles almidonados (algunos almidones son jametz).
Intenta terminar cada día lo que te propusiste. Dejar objetivos por la mitad y tener que retomarlos más adelante solo te produce estrés y confusión, y realmente no es efectivo. Lo que se empieza se termina.
Decide cuándo vas a kasherizar la cocina para poder cocinar. Para ello hay que tomar en cuenta varios puntos, como el tiempo que tardarás en cocinar para Pésaj, y organizarte para que tú y tu familia no hagan “ayuno” durante dos semanas.
Para poder decidir cuándo kasherizar y cuánto se tarda en cocinar, debes imaginar que es viernes por la tarde, érev jag, y hacer un listado mental o escrito (sin estresarte), de lo que debe estar ya listo. Sobre esa base, planifica de forma retrospectiva (hacia atrás) los días previos: el propio viernes, un día antes, dos días antes, etc.
¡Recuerda! Objetivos reales que sean posibles de lograr sin cansarse ni estar de mal humor. Los maratones de cocina no son recomendables.
Incluye el tiempo necesario para tu descanso, para que la noche del séder todos estén despiertos, arreglados y “dignos de reyes y reinas”.
Adaptado por Coty Carciente de Rab Tatz, Yael salz, Jenny Weisberg y jewishorganized.com