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David Benzaquén (período 1996-1998)
Hebraica es una institución mágica. Aquí, chiquitos, jóvenes, adultos y hasta la consentida Edad de Oro encuentran su espacio para desarrollar actividades recreativas, deportivas, culturales y educativas, convirtiéndose en el lugar de encuentro por excelencia a lo largo de estos 50 años. No se puede hablar de Hebraica sin hacer un reconocimiento muy sincero a todos los líderes comunitarios que tuvieron la visión y participaron en su fundación. Líderes que señalaron el modelo a seguir, que es parte de esa magia, donde presidentes, directivos, profesionales y voluntarios se funden en un solo equipo que hace que Hebraica se mantenga como un pilar fundamental de nuestra querida comunidad. Hoy, 50 años después, Hebraica ha logrado mantener su esencia a pesar de las circunstancias por las que atraviesa nuestra querida Venezuela, y se ha constituido además en un oasis de tranquilidad y esperanza para todos nosotros. Todo esto, con el norte de mantener y reforzar la identidad judía, lo convierte en un logro extraordinario. Para mi familia y para mí es un honor haber sido presidente de esta hermosa institución y felicito a toda la comunidad en esta celebración de sus primeros 50 años. Pido a Dios que la conserve cumpliendo su misión, cada vez mejor y con más fuerza. Jazak Ve’ematz.
Jacobo Arias (período 1988–1990)
A finales de 1987, y aun saboreando el éxito obtenido por Venezuela en las VI Macabeadas Panamericanas que se celebraron en Hebraica, estaba preparándome para asumir la dirección de la junta directiva a comienzos del año siguiente. Habiendo ocupado diferentes cargos en las precedentes juntas, para mí era un honor tomar esta responsabilidad, nombrado por la AIV y con el apoyo de la UIC. Teníamos el gran reto de gestionar la carga financiera que conllevó la construcción del gimnasio cubierto, de los nuevos vestuarios y del estacionamiento multipisos, la cual pudo cubrirse gracias al apoyo de los miembros. No puedo dejar de mencionar a los excelentes jóvenes profesionales que dieron lo mejor de sí, intensificando la labor con los diferentes departamentos de Juventud, Adultos, Edad de Oro, Bailes Israelíes, Atención al Público; todo ello se combinó con eventos sociales musicales de calidad, tales como, las presentaciones multitudinarias de Franco de Vita, Yordano, Kiara y Paloma San Basilio. Se demostró así la capacidad de convocatoria de Hebraica, para el desahogo que requerían los miembros, en su propia casa y con seguridad. En total, fueron 18 años consecutivos de labor comunitaria que tuve el privilegio de cumplir gracias a excelentes compañeros en mi junta y el apoyo de profesionales y colaboradores.
Robert Croitorescu (período 1993-1996)
En mi opinión, Hebraica es, junto con el Colegio, las instituciones más importantes de nuestra comunidad, las que han mantenido unidas a las UIC y AIV. Empecé mi vida comunitaria en el Departamento de Admisión de Hebraica, con compañeros como Natalio Glijansky, Jacobo Arias y Jacobo Serruya. Ellos me enseñaron el significado de la sensibilidad y la responsabilidad comunitaria. Fui parte de la junta directiva de Hebraica durante la gestión de Kurty Brief. Al recibir el nombramiento como presidente de Hebraica es cuando de verdad comienza mi vida comunitaria. Llegué a servir más adelante como presidente de la UIC y presidente del Vaad Hakehilot, además de ser por ocho años presidente de la Confederación Latinoamericana Maccabi (CLAM). Todo esto lo hicieron posible mis inicios como activista en Hebraica. Tuve el honor de contar en mi ejecutivo con compañeros como David Benzaquén, Eliseo Melamed, Mike Sabo, Favel Vaisberg y Simón Sultán. Todos ellos llegaron a ser presidentes de Hebraica y, durante mi gestión, ayudaron a conseguir donaciones varias, como por ejemplo para el Gimnasio Galsky, que tanto le ha dado a nuestro centro comunitario. Pese a los problemas que atraviesa nuestra comunidad en estos tiempos, Hebraica, a sus 50 años, está tan viva y activa como en los mejores años. ¡Feliz cumpleaños, Hebraica!
Eliseo Melamed (período 2002-2004)
No está en discusión el lugar que tiene Hebraica para la comunidad. El logro de nuestro centro comunitario se tomó muchos años. Cuando presidí Hebraica, una de mis metas centrales fue lograr mayor seguridad. Hebraica es hoy una institución eficiente y segura. Me enorgullezco de pertenecer a una comunidad que entiende que hay que asumir objetivos impostergables aunque pareciera que nunca se culminan por completo. Siempre se puede hacer más. Aunque esté lejos en este momento, mi corazón sigue latiendo con cada actividad, idea y proyecto que Hebraica emprende. Como siempre digo, Hebraica es una hija que he visto crecer y desarrollarse. Hebraica es parte de mi historia personal. En las vísperas de Pésaj, hoy más que nunca debemos sentirnos libres. Levantar la cabeza, orgullosos de ser judíos, y levantar la copa para rendir homenaje a ese reto tan hermoso, que comenzamos a sentir desde aquel mismo momento en que salimos de Egipto y que perdura hasta el día de hoy: la libertad. Jag Pésaj Kasher VeSaméaj, y que Hebraica siga siendo orgullo de pertenecer para sentirnos libres en comunidad.
Ricardo Landau (período 2008-2010)
¡Qué bella es Hebraica! ¡Que placer y qué privilegio poder trabajar para ella! Nuestra comunidad cuenta con el orgullo de tener un centro social, cultural y deportivo que es el resultado del trabajo mancomunado de nuestras diferentes instituciones a través del tiempo. Hoy, cuando Hebraica cumple 50 años, recordamos a aquellos visionarios que hicieron posible que hoy tengamos este espacio, que es el eje de la vida judía de nuestra kehilá, donde nuestros niños crecen en un ambiente sano, pueden desarrollar sus aptitudes deportivas y artísticas, y viven día a día nuestras tradiciones y nuestros lazos con Israel. Hebraica nació de un sueño y de una necesidad que se ha convertido con el paso de los años en un ingrediente esencial de nuestra identidad y nuestro compromiso comunitario. Es una realidad que nos sigue permitiendo soñar. Hebraica ocupa un lugar muy especial en mi corazón y en la comunidad. Una institución que late y vibra con nuestros niños, jóvenes y los no tan jóvenes.
Carlos Chocrón (período 2010-2012)
El usuario de Hebraica ve la institución desde fuera. Es decir, si es un nadador y la piscina está bien, todo está bien; si algún familiar asiste a la edad de Oro y esa actividad funciona, entonces Hebraica es una maravilla, y así suele suceder con todos los usuarios y sus actividades. En la junta directiva vemos a Hebraica desde dentro, con una óptica en la que todo, y no solo actividades aisladas, debe funcionar y engranar a la perfección. Nuestra función es satisfacer a todos en conjunto y a cada uno en particular. Existen actividades y servicios pensados para cada uno de los grupos según sea su perfil o género. Suena casi imposible, pero esta es la función y el deber de la dirigencia. Eso se ha logrado con éxito y con satisfacción de la comunidad durante todos los 50 años de funcionamiento de la institución. Cada época ha sido diferente. La comunidad ha disminuido a lo largo del tiempo y ha cambiado su perfil pero, a pesar de que somos un número menos de personas, Hebraica ha visto incrementar o mantener la cantidad de sus miembros ya que cada vez más sectores hacen activismo en ella. Los tiempos son difíciles, pero tengo la convicción de que el equipo de directivos, profesionales y trabajadores de Hebraica proseguirá y hará mejoras en esta misión por 50 años más.
Jackeline Nichols (período 2012-2014)
Cuando era niña se hizo famoso un libro que se llamaba Todo lo que necesito saber lo aprendí en el kínder. Hablaba de aquellas lecciones de vida que uno adquiere en el jardín de infancia, como la capacidad de compartir, o el hábito de tomarnos la mano antes de cruzar la calle como metáfora de cualquier situación de riesgo que uno enfrenta en la vida. Puedo decir que mi versión de ese libro se titularía Todos los valores de nuestra familia los aprendimos y vivimos en Hebraica. En Hebraica mis hijos aprendieron el valor de vivir en comunidad. Recuerdo alguna vez que uno de mis pequeños regresó de jugar en el parque con una curita en la rodilla y muy naturalmente me dijo “me caí del columpio y una mamá me curó”. En Hebraica todos nuestros niños son hijos de todas las mamás. En Hebraica aprendí el valor de trabajar por un propósito: cuando se suda y se llora y se sigue trabajando porque sabemos que todo esfuerzo vale con creces porque se hace por el prójimo y por el bien común. Y en Hebraica se reforzó mi sentido de responsabilidad compartida. Cuando mi hijo mayor comenzó a tocar batería en aquel módulo temporal que se inundaba con las lluvias, recuerdo haber subido al Centro Cultural y decirle a Silvia Cohén, en aquel entonces la directora: no vengo a decirte que tenemos problemas, vengo a preguntar cómo puedo ayudarte a resolverlos. Cuando asumimos la responsabilidad de todos como propia, se abre un mundo de posibilidades. Allí empezó mi carrera como voluntaria en Hebraica, y allí quedó sellado para siempre mi amor y respeto por la institución. Por encima de todo, creo que en Hebraica aprendí el valor de la fe y a creer en la magia. En Hebraica todo sale, todo se hace y todo se puede. Y mientras más difíciles se tornaban las circunstancias, más era el tesón y el empeño de todos, y más mágicos los resultados. Celebro a la distancia, pero con no menos alegría, el cumpleaños de Hebraica. Estoy convencida de que estos primeros 50 años son solo un abreboca del futuro próspero que está por venir, y que llenará de alegría y satisfacción a muchas más generaciones de padres, hijos, voluntarios y profesionales. ¡Mazal Tov, Hebraica!
Elías Sultán (período 2014-2016)
Mi paso por la presidencia de Hebraica fue, es y será algo que perdurará por siempre dentro de mí. Elías Sultán tiene un antes y un después por su presidencia. Haber sido presidente ha sido una de las satisfacciones más grandes que he tenido, contrariamente a lo que muchos creen. Cuando terminé mi gestión, lo hice feliz, podría decir inclusive que me habría gustado quedarme un tiempo más. Sentir el cariño de nuestros miembros y trabajadores me hizo crecer como dirigente y como ser humano. Debo hacer mención especial a todos los integrantes de mi junta directiva, gerentes, profesionales, empleados y obreros: ellos fueron el motor que me dio la fuerza para dirigir una institución tan compleja como Hebraica. Disfrutar nuestra Hebraica como usuario/presidente me permitió tener una relación más cercana con nuestros miembros y empleados. Considero que esa fue la herramienta que me permitió tener una visión bastante completa del centro comunitario. Antes de finalizar, unas palabras para Anabella: gracias, gracias y mil veces gracias. Tu apoyo constante, tus consejos, tus regaños y sobre todo tu amor por la comunidad y el Estado de Israel hicieron que mis dos años de presidente fueran un "paseo". Eres una mujer excepcional y una profesional como pocas. Un mensaje final para Hebraica: mi querida Hebraica, gracias por existir. Estamos viviendo tiempos difíciles, pero vendrán mejores momentos. Nosotros como pueblo judío, tenemos historia que nos ha demostrado que juntos, fuertes y valientes, siempre salimos adelante. Vamos a por los 100 años. ¡Hebraica, te quiero!