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Yair Ben Yehuda
L a Torá nos relata sobre la primera participación del Pueblo de Israel en lo que sería el Santuario de Dios en la tierra.
“Habla con los Hijos de Israel, y tomarán para Mí una dádiva de toda persona que su corazón le indique ofrecer, de él tomarán Mi donación… Y harán para Mí un santuario, y reposaré entre ustedes” (Shemot 25, 2/5)
A continuación la Torá enumera los materiales requeridos para la construcción del Tabernáculo, e inmediatamente después comienza a ordenar los elementos que deberá contener: el Arca Sagrada, la Mesa de los Panes, la Menorá (luminaria) de Oro, etc.
Solamente después de enumerar todos los instrumentos, la Torá procede con la orden de la construcción del Tabernáculo: la tienda donde Moshé recibía la Presencia Divina, el techo de la misma, las cortinas que delimitaban la explanada donde se hacían los sacrificios, etc.
¿Por qué? Explica Rabí Shimshon Hirsch, ZT’L:
“El orden de las labores de construcción del Tabernáculo comienza con los instrumentos del mismo, ya que ellos son la parte principal. El Tabernáculo existe en función de sus instrumentos, y no los instrumentos en función de este. Los utensilios: el Arca, la Mesa, la Menorá, el Altar, son el santuario, y manifiestan la santificación de la vida material, y su entrega y elevación hacia el Todopoderoso. El recinto llamado “Tabernáculo”, lugar donde reside la Presencia Divina, expresa el resultado de dicha entrega, el pleno cumplimiento de la promesa: “Y harán para Mí un Santuario, y entonces reposaré entre ustedes”
Rabí Shimshon plantea que la construcción de una “casa” para Dios, no se limita a un espacio y a una época determinados, sino a un ideal que deberá marcar profundamente nuestras directrices de vida.
Cada uno de los elementos que conforma el Santuario de Dios tiene una correspondencia directa con una de nuestras actividades mundanas.
Ellas nos proporcionan estabilidad y equilibrio material necesario para subsistir, desde el sustento hasta la salud física y mental. No obstante, cada uno de nosotros debe saber con absoluta claridad que son solamente medios para alcanzar el verdadero objetivo: “Y reposaré entre ustedes” El sustento y la salud, los hijos y el éxito económico, el esparcimiento y el reconocimiento dentro de la sociedad, no tienen valor intrínseco y no son elementos dignos de apreciar a menos que busquen un objetivo superior, más allá de todo valor material: la cercanía con el Creador del universo. En realidad casi no hay necesidad de cambiar nuestra rutina diaria mucho: dedicando una porción de nuestros horarios para reconocer los favores que Dios nos da por medio del rezo, y otro poco para enriquecer nuestro espíritu con estudio de la Torá, el resto quedará para nuestro sustento, salud, familia, etc. Pero siempre teniendo presente que todo esto es únicamente para hacerle un espacio a Dios en nuestras vidas, pues solamente así podremos encontrar nuestro lugar dentro de Su realidad.
Shabat Shalom
La Torá nos relata sobre la primera participación del Pueblo de Israel en lo que sería el Santuario de Dios en la tierra