El domingo 25 de febrero dos hermanos, de veinte y veintiún años, fueron asesinados por un individuo en un cruce de vía. Una docena de disparos sobre el vehículo en el cual se encontraban a distancia cero. Los jóvenes iban de regreso a su lugar de estudios, en la llamada Margen Occidental, en Samaria, luego de pasar el sábado con sus padres y hermanos. Un pistolero los esperaba para ejecutarlos.
En el mismo momento en que ocurría este trágico incidente se realizaba en la localidad de Aqaba, al sur de Jordania, una reunión entre delegaciones israelíes y palestinas, bajo los auspicios de Estados Unidos, Egipto y Jordania. El objetivo era bajar el nivel de enfrentamiento y violencia, restablecer la cooperación entre los aparatos de seguridad israelíes y palestinos. No está claro al momento de escribir esta nota si la reunión fue suspendida luego del asesinato de los jóvenes israelíes.
Desde hace varios meses existe una escalada de atentados contra israelíes. Las acciones de represalia de Israel, las acciones preventivas de los cuerpos de seguridad no han logrado impedir eventos que son realmente muy difíciles de evitar. Un día cualquiera, un ciudadano palestino con ira, decide ir a matar a quien se encuentre a su paso. Con un arma de fuego, atropellando con su auto, con un cuchillo. Cuando un atentado tiene lugar, no importa el destino que sufra el perpetrador, se celebra en grande en las poblaciones palestinas, con repartición de dulces y caramelos. La familia de los perpetradores recibe una recompensa por la acción ejecutada.
Residentes judíos cercanos a Hawara observan los incendios causados por los manifestantes violentos en la localidad palestina
(Foto: The Times of Israel)
Desde la instalación del nuevo gobierno, han sido asesinados trece ciudadanos israelíes. El gobierno de Netanyahu, autodenominado como de “derecha sobre derecha”, no ha logrado evitar la escalada. Tampoco lo pudo hacer el gobierno anterior. Y no tiene mucho sentido atribuir la culpa de los sucesos al gobierno de turno, porque no está en manos del gobierno evitar estos incidentes siguiendo las políticas de siempre. A decir verdad, no hay otras muchas que aplicar.
El problema de Israel con los palestinos no se puede resolver desde la óptica del razonamiento israelí. No es asunto de concesiones, de paralizar asentamientos, de evitar acciones de represalia, de facilitar la movilidad desde la Margen Occidental. Sería lógico que las partes aceptaran negociar un acuerdo de autonomía mayor o menor, de independencia incluso. Pero quienes no reconocen el derecho de existencia de un Estado judío, el derecho de los judíos a un Estado, no parece que estarían satisfechos con algo menos que la desaparición de Israel. Es una realidad triste, de la cual nos evadimos con frecuencia, prefiriendo asumir que las negociaciones, las concesiones, el bienestar que pudiera ir teniendo una población rehén de una dirigencia torpe y sin logros, dará al traste con la violencia y se conseguirá una situación de no violencia, no digamos de paz.
La furia palestina en la Margen Occidental, bajo gobierno de la Autoridad Nacional Palestina, o la furia de Gaza, bajo gobierno de Hamás, es alimentada desde siempre, y ahora también, por una campaña educativa y de incitación que no tiene pausa alguna. Este fin de semana, un video de Hamás daba instrucciones de cómo interceptar un vehículo de israelíes y proceder a acribillar a sus ocupantes. ¿Cómo tratar con este tipo de personas, ideologías y conductas?
El monopolio del sentido común y del apaciguamiento parece ser de los israelíes en cualquier circunstancia. Y así se exige a los gobiernos de Israel por parte de países amigos, no tan amigos y enemigos
Justo también al momento de escribir esta nota, un grupo de israelíes residentes en los asentamientos entraron en la localidad de Hawara, donde tuvo lugar el atentado que segó la vida de los dos hermanos horas antes, y quemaron automóviles y alguna edificación. Sin saber el alcance de la acción, es de cualquier punto de vista sumamente peligrosa, pues podría convertirse en un detonante de más violencia en todas las poblaciones palestinas. Tomar la justicia por propias manos no es la solución, y refleja una situación compleja y preocupante. Todos los voceros del gobierno han llamado a respetar la ley y esperar que sean las fuerzas de seguridad quienes lleven a cabo las acciones de rigor, incluyendo la captura del asesino de los hermanos Yaniv.
Israel ha sido siempre quien detenta el sentido común, salvo muy contadas excepciones. Los familiares de las víctimas, los dolientes de los atentados han sido exigentes con el gobierno de turno, exigiendo justicia, seguridad. No se han realizado acciones fuera de la ley, fuera de la institucionalidad. Del lado contrario, cualquier acción de los israelíes cuenta con la amenaza, velada o directa, de enfurecer a palestinos que podrían realizar atentados. El monopolio del sentido común y del apaciguamiento parece ser de los israelíes en cualquier circunstancia. Y así se exige a los gobiernos de Israel por parte de países amigos, no tan amigos y enemigos.
Ejecutar acciones de terror sin temor a las consecuencias es algo muy complicado de evitar, de combatir. Tiene dos aristas incomprensibles. La primera es la disposición del ejecutor de morir en su acción, y que la misma sea considerada un acto heroico por su familia y los allegados. La segunda es la convicción absoluta de que la contraparte no actuará nunca con la misma crueldad.
El terror sin temor es difícil de combatir. Y existe temor de combatir el terror.
1 Comment
Leo con cierta decpción este artículo de Elías Farache, que se niega a condenar terminantemente, como se debe, ese acto de barbarismo perpetrado por salvajes judíos. Escribe Farache: “un grupo de israelíes residentes en los asentamientos entraron en la localidad de Hawara, donde tuvo lugar el atentado que segó la vida de los dos hermanos horas antes, y quemaron automóviles y alguna edificación. Sin saber el alcance de la acción, es de cualquier punto de vista sumamente peligrosa, pues podría convertirse en un detonante de más violencia en todas las poblaciones palestinas.” Pues bien, en primer lugar no fue “automóviles y alguna edificación”, sino decenas de automóviles y decenas de casas privadas. El ejército salvó a duras penas a nueve familias sacándolas de sus casas en llamas.
Pero el punto principal es que el problema no es que la acción sea “sumamente peligrosa, pues podría convertirse en un detonante de más violencia en todas las poblaciones palestinas.” Claro que eso traerá más violencia. El problema es moral: judíos no pueden andar haciendo pogroms a poblaciones inocentes, y mucho en nuestro estado donde nosotros dominamos con uno de los ejércitos más poderosos del mundo.
Además, siento decirlo, no es verdad que “Todos los voceros del gobierno han llamado a respetar la ley y esperar que sean las fuerzas de seguridad quienes lleven a cabo las acciones de rigor.” Les recomiendo que lean aquí [https://www.timesofisrael.com/we-need-burning-villages-coalition-lawmaker-backs-unprecedented-settler-rampage/] o aquí [https://www.middleeasteye.net/news/israel-palestine-huwwara-deadly-settler-riot-politicians-laud], para que se enteren un poco mejor de la verdadera perspectiva que anima las acciones de la coalición. Y eso es de parte de los que se atreven a decir claramente. Hay muchos que piensan así pero prefieren por ahora no decirlo explícitamente.
Un pequeño rayo de luz que ilumina en esta oscuridad que cae sobre nosotros, lo pueden ver acá https://www.jpost.com/israel-news/article-732867