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E l pasado 16 de enero, el Departamento de Estado informó la congelación de 65 millones de dólares del aporte estadounidense a la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (United Nations Relief and Works Agency for Palestine Refugees in the Near East, UNRWA).
La cancillería estadounidense indicó que ese aporte quedará sujeto a “una valoración futura” sobre el funcionamiento de la agencia, y añadió que otros países “bastante ricos” deberían incrementar su participación en el presupuesto de la agencia, según el diario español La Vanguardia.
Estados Unidos ha sido durante décadas el principal contribuyente de la UNRWA, al aportar 30% de su presupuesto. El anuncio no implica el cese de esta participación ya que en los próximos días Estados Unidos entregará 60 millones de dólares al organismo.
El motivo real se encuentra en la evidencia de que el manejo de la UNRWA ha sido en buena parte tomado por activistas radicales. Como se recordará, durante los últimos conflictos militares entre Hamás e Israel se utilizaron varias escuelas de la UNRWA como depósitos de cohetes. También ha sido notoria la promoción de un crudo antisemitismo por los medios de esa organización.
Saeb Erekat, máximo “negociador” de la Autoridad Palestina, declaró dramáticamente que el recorte de la ayuda estadounidense provocará sufrimiento entre los palestinos, sobre todo los niños. “Trump está amenazando con hambrear a los niños palestinos en los campos de refugiados, y negarles los derechos naturales a la salud y la educación si no aceptamos sus términos y dictados”, comentó amargamente Erekat, recordando de manera implícita que el presidente de EEUU reconoció a Jerusalén como capital de Israel.
En respuesta al recorte, la UNRWA se declaró en crisis, advirtió que la medida generará un aumento de las huelgas en la Franja de Gaza, y anunció una campaña mundial de recolección de fondos; algunos países ya adelantaron que incrementarán su contribución.
Por todo esto resulta curioso, por decir lo menos, el informe según el cual la Autoridad Palestina compró un avión ejecutivo, nuevecito y de lujo, para uso exclusivo de su presidente vitalicio, Mahmud Abbas. El aparato tiene un costo de 50 millones de dólares, gasto que por lo visto no causará hambre a ningún niño palestino ni generará ninguna huelga en Gaza.La información se originó en un diario jordano, Assabeel, y se reprodujo en numerosos medios israelíes e internacionales. Según la nota, se entregará la aeronave en las próximas semanas en Amman, capital de Jordania, donde permanecerá estacionada y siempre lista para el anciano mandatario. El dinero para adquirir el flamante avión presidencial habría salido del presupuesto de la AP (20 millones de dólares) y del Fondo Nacional Palestino (30 millones).
El diario israelí en español Aurora comenta, casi de paso, que ningún primer ministro de Israel ha dispuesto de avión privado.
El Departamento de Estado informó la congelación de 65 millones de dólares del aporte estadounidense a la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente