Resumen del trabajo ganador del seminario “Aprendiendo de la Shoá. Dilemas y desafíos para la dignidad Humana”, organizado por Espacio Anna Frank y la Cátedra de Estudios sobre el Holocausto Hillo Ostfeld de la ULA, bajo el auspicio de la embajada de Alemania en Venezuela
Mariana Parada y Luis Ceballos
Haber participado en el Seminario “Aprendiendo de la Shoá” ha sido una experiencia inigualable y enriquecedora, como ninguna otra. Haber sido seleccionados como el equipo ganador del capital semilla otorgado por la embajada de Alemania es un orgullo, pero también un gran compromiso. ¿Qué significa este triunfo? ¿Cómo fue posible? Es la recompensa obtenida por nuestra disciplina, esfuerzo y dedicación. Lo que comenzamos como una propuesta de laboratorio ciudadano, es hoy una realidad.
Hablar de un laboratorio ciudadano es hablar de una iniciativa en la que personas de todas las edades tienen la oportunidad de crear, innovar y dar soluciones a los problemas de su cotidianidad. Es un espacio de encuentro y experimentación, en el que se trabaja para alcanzar un objetivo en común. El nuestro lleva por nombre “Te enseño a pescar: conocimientos que edifiquen”. Nació en la comunidad de Belén del municipio Libertador del Estado Mérida, con la idea de brindar a las personas herramientas para su autonomía. “Enseñar a pescar” implica que no le den el pez a alguien, sino que sea capaz de conseguirlo por sus propios medios. Por eso, como primer pilar de este proyecto tenemos la formación.
Luis Ceballos y Mariana Parada, autores del proyecto
(Foto: cortesía)
Sin embargo, no se limita a este ámbito, puesto que el segundo pilar es la empatía, ya que el 60% de la población del grupo de trabajo está conformada por personas de la tercera edad, incluyendo también a personas con limitaciones físicas y otras con Síndrome de Down. Con nuestro proyecto buscamos promover la comprensión y el respeto a la dignidad del otro, para reemplazar la idea de que estas personas son una “debilidad para la comunidad” —expresado así por varios vecinos de la misma—, sino que representan el mismo valor que cualquier otro ser humano. Queremos rescatar así las experiencias de vida de las personas de la tercera edad, pero también de las personas con limitaciones y necesidades especiales, todos indispensables para la construcción y fortalecimiento del tejido social.
El tercer pilar de nuestro laboratorio ciudadano es la integración. Este objetivo surgió durante el trabajo de diagnóstico del entorno, donde tuvimos testimonios de jóvenes que han sido discriminados en sus espacios de estudio por involucrarse en actividades religiosas. Así, nos planteamos fomentar la importancia del respeto a las diferencias.
El jurado que seleccionó este trabajo como ganador, entre los 10 presentados, estuvo integrado por Johannes Van der Vegt y Johana Stoppler, por la embajada de Alemania en Venezuela; Alberto Moryusef Fereres, por parte de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela (CAIV); Adriana Narváez, como profesora/facilitadora de los laboratorios ciudadanos; y Carmen Benítez, representando a Espacio Anna Frank
Con la suma de los tres pilares haremos posible que la comunidad de Belén sea un lugar sin barreras de exclusión ni discriminación. Un lugar donde sus habitantes puedan vivir con respeto y reconocimiento a su dignidad.
Cuando hablamos de una experiencia enriquecedora nos referimos a todo lo que hemos recibido de la comunidad: las sonrisas, el apoyo, el interés y la participación. Este impacto positivo forma parte de la satisfacción que sentimos en ayudar a otros, pero sin duda el mayor logro es demostrar que sí es posible combatir la discriminación y la exclusión en cualquiera de sus facetas.