A diferencia de aquel bolero compuesto por el mexicano Álvaro Carrillo en 1959, y que fue interpretado por muchos artistas como Rolando Laserie o el grupo Los Panchos, que decía “pasarán más de mil años, muchos más”, en el caso de Venezuela el tiempo fue mucho más benigno, ya que entre su fundación como República y su independencia en batalla, transcurrió solo una década.
Si bien es cierto que el 19 de abril de 1810 se inicia el proceso hacia la libertad, el mismo toma cuerpo, alma y fuerza el 5 de julio de 1811 ante la sapiencia y erudición de Juan Germán Roscio, quien fue abogado, periodista, escritor y estaba imbuido del espíritu libertario que recorría Europa con la Revolución Francesa, y los Estados Unidos de Norteamérica con su independencia, lo llevó no solo a redactar la proclama que ha quedado en la historia como la fecha de la firma del Acta de Independencia, aun cuando esto no es del todo cierto, ya que la misma se fue firmando de a poco a partir del 5 de julio hasta pasados varios días de esa fecha, sino a ser colaborador de la Gazeta de Caracas y director del Correo del Orinoco.
El 5 de julio de 1811 se debatió una idea central para la conformación de lo que debería ser una República, entre el federalismo defendido por Juan Germán Roscio y el centralismo defendido por Francisco de Miranda y el mismísimo Simón Bolívar.
Original del Acta de Independencia de Venezuela, 1811
La primera Constitución de Venezuela, del 21 de diciembre de 1811, le da la razón a Roscio y los intelectuales de la época, donde se consagra una República Federal, en contra de los militares que apoyaban una República Monolítica y centralista; incluso Bolívar llegó a proponer años más tarde un gobierno vitalicio y hereditario, más al estilo monárquico que al liberalismo europeo o norteamericano.
Un dato no menor es que la de Venezuela de 1811 fue la tercera constitución aprobada por un Congreso en el mundo, después de la francesa y la norteamericana, es decir, que el espíritu que empezaba a recorrer el planeta, de soberanía y autodeterminación, fue acogido en forma primigenia y precoz por los venezolanos sobre el resto de la humanidad. Eran un puñado de hombres y mujeres que venían de lo que llamaba España una Capitanía General, que representaba un nivel muy inferior a los virreinatos como el del Perú, el de Río de la Plata o el de Nueva Granada, que gozaban de gran autonomía.
Esos diez años que trascurrieron entre la Proclama de Independencia de 1811 y el hecho mismo de su consecución en la Batalla de Carabobo en 1821, con escasos días de diferencia entre uno y otro pero una década de distancia, trajo un sinfín de circunstancias adversas, como la pérdida de la Primera República en 1812 después de la Batalla de la Victoria, cuando Bolívar debió refugiarse en Curazao; aun cuando no fue bien recibido por el gobierno Inglés de la isla, que le confiscó sus equipajes, tuvo la extraordinaria fortuna de haber sido auxiliado por los judíos Mordejai Ricardo y Abraham Meza, quienes le prestarpn asilo, lo recibieron y apoyaron con importantes recursos económicos, hombres y embarcaciones para volver a perseguir el sueño de la libertad.
Un dato no menor es que la de Venezuela de 1811 fue la tercera constitución aprobada por un Congreso en el mundo, después de la francesa y la norteamericana
En 1814, con la derrota sufrida en 11 de diciembre de ese año en la Quinta Batalla de Maturín, se pierde la Segunda República, a pesar que en esta etapa se produjeron dos acontecimientos importantes como lo fueron la Campaña Admirable y la Campaña de Oriente.
También se debe mencionar que en la Segunda República hubo 39 enfrentamientos bélicos entre patriotas y realistas, se produce la proclama de Bolívar denominada el Decreto de Guerra a Muerte, y se gesta un gobierno paralelo al de Bolívar protagonizado por Santiago Mariño en Cumaná.
Así las cosas, los patriotas persisten y se forma la Tercera República en el año 1817, pero al igual que las otras dos va a caer en 1819.
Pudiéramos decir que un factor fundamental para conseguir la libertad fue que en esta etapa denominada de la Tercera República, todos los jefes militares acataron y aceptaron la autoridad y mando de Simón Bolívar, así como la llegada de fuerzas voluntarias británicas para unirse al ejército patriota.A pesar de la pérdida de la Tercera República, los patriotas reagruparon sus fuerzas y restauraron las instituciones en la ciudad de Angostura, donde Bolívar emitió aquel extraordinario “Discurso de Angostura” en el marco de dicho Congreso, donde entre otras maravillas lingüísticas expresó: “Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de armas de su mando, ha convocado la soberanía nacional para que ejerza su voluntad absoluta”. El resto es historia.