Al modificar el paradigma de la energía undimotriz, Inna Braverman ha vuelto mucho más factible este sistema de energía renovable
“Cambiar el mundo”: Inna Braverman, en la imagen junto a los flotadores de EWP-EDF One, no es una innovadora común
(Foto: euronews.com)
Hace pocos días, por primera vez, la startup israelí Eco Wave Power Global conectó una central que genera electricidad por el movimiento de las olas (undimotriz) a la red eléctrica nacional.
La firma instaló sus 10 flotadores en el rompeolas en la costa de Yafo, al sur de Tel Aviv. La central tiene una capacidad de 100 KW, con la que puede suministrar energía eléctrica a 100 hogares en el óptimo de su capacidad.
Inna Braverman, fundadora y directora ejecutiva de la empresa, expresa que “este es solo el comienzo de la energía de las olas. Estamos entusiasmados de que esta estación sirva como catalizador para muchos más proyectos en todo el mundo”.
Eco Wave Power Global AB ya cotiza en la Bolsa de Valores de Nueva York, y es una empresa líder en la generación de energía a partir de las olas. EWP-EDF One es el nombre de este primer proyecto que se ha conectado oficialmente a la red eléctrica de Israel. Ahora se procederá a una calibración completa del sistema, seguida de un evento ceremonial de «conexión» para conmemorar este logro histórico.
EWP-EDF One se compone de diez flotadores instalados a lo largo del rompeolas del puerto de Yafo. Cada flotador se conecta directamente a la unidad de conversión de energía terrestre de Eco Wave Power, lo que permite un fácil acceso para mantenimiento operativo y actualizaciones.
La próxima estación piloto de Eco Wave Power se ubicará en el puerto de Los Ángeles, California, uno de los puertos marítimos más activos del mundo y principal puerta de entrada del comercio internacional en el hemisferio occidental.
Además de proporcionar energía limpia a la red eléctrica de Israel, EWP-EDF One también servirá como centro de educación pública. Eco Wave Power anunció recientemente que recibió la subvención GREENinMED de la Unión Europea, que financiará la creación de una experiencia educativa única en la estación del Puerto de Yafo.
Inna Braverman no es ingeniera, científica ni una inversora multimillonaria. Cuando se le pregunta qué la impulsó a tomar este camino como presidenta de Eco Wave Power, se refiere a sus primeros años, cuando era bebé en Ucrania.
Dos semanas después de su nacimiento, en 1986, ocurrió el desastre nuclear de Chernobyl. “Yo fui uno de los bebés que resultó afectado por los efectos negativos de la explosión. De hecho, tuve un paro respiratorio y una muerte clínica”, explica Inna. Afortunadamente, su madre era enfermera y pudo resucitarla. “Así que crecí con la sensación de que realmente debía cambiar el mundo, porque recibí una segunda oportunidad en la vida”.
La familia de Inna emigró a Israel cuando ella tenía cuatro años. Al principio pensó que “cambiaría el mundo” a través de la política, y decidió estudiar Ciencias Políticas en la universidad. Pero tras graduarse le resultó difícil encontrar trabajo, y acabó como traductora para una empresa de energías renovables. Fue allí donde se inspiró. «La energía eólica y solar eran campos que todo el mundo conocía, ya estaban llenos de competencia y no había mucho en lo que se pudiera innovar», explica. “La energía de las olas o undimotriz era algo en lo que todos los ingenieros y científicos realmente creían; sin embargo, ninguna empresa, sin importar cuán grande fuera, sin importar sus recursos financieros o humanos o su experiencia técnica, sin importar lo que tuvieran… ninguna fue capaz de hacerla realidad”.
Las centrales undimotrices en alta mar son muy vulnerables a las tormentas y afectan el ecosistema. En cambio, al ubicarlas en la costa son más económicas de instalar y mantener
Con la mente puesta en ese desafío, Inna comenzó a investigar. “Me dije a mí misma: ‘No tengo el dinero, ni la formación técnica ni los contactos, pero puedo hacerlo’”.
Inna describe los puntos clave que han retrasado la energía de las olas como «los cinco factores del miedo»: «El 99% de quienes han desarrollado la energía de las olas han decidido dedicarse a tecnologías marinas», explica. Al optar por construir centrales en alta mar, los costos de instalación y mantenimiento son enormes. Y cuando llegan las tormentas, esas estaciones son increíblemente vulnerables.
Las aseguradoras se dieron cuenta de que los daños por tormentas y las averías totales eran algo habitual. Se volvió casi imposible conseguir seguros y, en consecuencia, financiamiento. Con todos esos problemas, pocos habían llegado tan lejos como para conectarse a la red. Algunos empezaron a dudar de si la energía de las olas era siquiera practicable.
A pesar de ser una fuente renovable, las plantas de energía marinas también se volvieron impopulares entre los ambientalistas, ya que su construcción altera el fondo marino y los ecosistemas que allí viven.
Para combatir estos problemas, Eco Wave Power decidió llevar la central eléctrica a tierra. La única parte del sistema que está en el agua son los flotadores, que suben y bajan con las olas. Estos empujan cilindros hidráulicos que generan presión en los acumuladores, donde se almacena la energía. Los flotadores están sujetos a estructuras artificiales preexistentes como muelles, rompeolas y embarcaderos.
«Tomamos algo que solo se utiliza para romper las olas y no es tan bueno para el medio ambiente, y lo convertimos en una fuente de electricidad limpia», explica Inna. La sencillez del diseño hace que sea más económico de instalar y mantener, además de estar mejor protegido de las inclemencias del tiempo y, por tanto, resulta más asegurable.
Los diez flotadores de Eco Wave Power en el puerto de Yafo
(Foto: news.cision.com)
En 2016 se instaló una estación piloto de Eco Wave Power en Gibraltar. Fue el primer sistema de energía de las olas que se conectó a la red en Europa, y produjo energía durante seis años. El sistema de 100 kilovatios produjo suficiente energía para 100 hogares. Durante este tiempo, Eco Wave Power realizó pruebas continuamente para actualizar y mejorar el sistema.
La estación piloto ya ha sido retirada y enviada a Los Ángeles, donde está a la espera de su instalación. Mientras, Gibraltar planea construir un nuevo puerto deportivo en una zona con olas óptimas, donde esperan instalar una planta de energía de las olas más grande. Podría producir alrededor de 5 megavatios, suficiente para 5000 hogares.
Con un producto confiable ya desarrollado, Inna participó en 2020 en la beca “Unreasonable Impact”, que proporciona una red de apoyo para escalar empresas que están creando soluciones a crisis globales.
Si usted se pregunta cómo afectaría la energía de las olas al costo de las facturas de electricidad, Inna responde que una vez que se instale una planta comercial que produzca 20 megavatios o más (suficiente para 20.000 hogares), el costo unitario se reducirá significativamente. “Nuestro [precio mínimo medio] de energía disminuye a unos 0,05 dólares por kilovatio-hora, comparable a los de la energía eólica”, explica.
Inna Braverman espera seguir expandiendo a Eco Wave Power en Europa y Estados Unidos, y añade que «el Reino Unido es uno de los lugares más adecuados del mundo para la generación de energía de las olas».
Fuentes: euronews.com, news.cision.com, Facebook de Eco Wave Power.
Traducción y versión: Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.