Un descubrimiento cambia la historia de los judíos de Coro, cuyos descendientes rescatan no solo su cementerio, sino la sala de oración que se cayó en 2010. A unos metros de allí, se descubrió una mikve del siglo XIX.
Néstor Garrido*
E l lunes 20 de junio, el rabino Samuel Garzón, de la Asociación Israelita de Venezuela, acompañado de las autoridades de la gobernación del estado Falcón, del Instituto de Patrimonio Cultural y del Centro de Estudios Sefardíes de Caracas, certificó que la construcción del siglo XIX en forma de alberca de la antigua casa de la familia Senior, en Coro, es efectivamente una mikve, tal como se había reportado en 2013, cuando el arqueólogo Carlos Eduardo Martín la descubrió.
El hallazgo se realizó como parte de un trabajo de restauración de la Casa Senior, donde hasta el año 2010 se encontraba la sala donde los judíos corianos hacían sus oraciones entre los años 1850 y los primeros del siglo XX, cuando existía un grupo significativo de seguidores de la Ley de Moisés en la capital del estado Falcón.
El arqueólogo Carlos Eduardo Martín halló por casualidad, días antes de una demolición programada, que debajo de un piso había un ruido hueco, que lo llevó a la excavación hasta que descubrió lo que creía que era un estanque y que, tras sus investigaciones, cayó en cuenta de que se trataba de un baño ritual judío. En 2013 Martín se comunicó con el CESC, que planificó en varias ocasiones una visita a la ciudad centrooccidental para la certificación del descubrimiento, pero circunstancias diversas fueron aplazándola.
Para la certificación de la mikve, el CESC nombró una comisión que acompañaría al profesor Martín hasta Coro, la cual estuvo conformada por su presidenta, Miriam Harrar de Bierman; su vicepresidente, Alberto Benaím Azagury; el rabino Garzón, y el director de la revista Maguén-Escudo. Los integrantes de la Fundación del Patrimonio Cultural Hebreo Falconiano, presidido por Herman Henríquez López-Fonseca, los recibieron.
Previamente a la visita a la Casa Senior, la comitiva visitó el Cementerio Judío de Coro, interesante ejemplo de Beit Hajayim por la presencia de estatuas con figuras humanas sobre las tumbas. La empresa Daycoven, de los hermanos Daniel e Ysaac Coronado, estuvo a cargo de la reparación, desmalezamiento, limpieza y pintura de las instalaciones y tumbas. El padre de estos donantes, Abelardo Coronado, fue miembro fundador de la Fundación del Patrimonio Cultural Hebreo Falconiano, del que fue secretario, y sus restos están enterrados en dicho camposanto.
En el cementerio, el rabino Garzón leyó en hebreo algunos salmos y elevó plegarias por el descanso de los que allí están enterrados. Posteriormente se ofreció una charla, a la que asistieron los descendientes de la antigua comunidad judía coriana, en la que el joven rabino disertó sobre la importancia de honrar a los antepasados.
La comitiva se dirigió posteriormente a la residencia oficial de la gobernadora de Falcón, Stella Lugo de Montilla, donde se reunió con las autoridades locales y con las del Instituto de Patrimonio Cultural, a cargo de Omar Vielma, para salir de allí a la Casa Senior, en el Paseo Talavera, en el propio casco histórico de Coro.
La Casa Senior, que sirvió de residencia, casa de comercio y albergó la sala de oración de los judíos de Coro, se cayó durante las vaguadas del año 2010, dañando severamente el patrimonio que conservaba. En ese entonces, la construcción estaba en manos de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda.
En el año 2013, el IPC comenzó su reconstrucción, para lo que contó con la participación de los hermanos Coronado. En la visita del CESC, junto a la gobernadora de Falcón se mostró por primera vez al público la nueva biblioteca Abelardo Coronado, y una galería de arte, en la que se presentó la obra del pintor Ángel Custodio “Toyo” Contín Crasto, quien realizó una serie pictórica impresionista sobre el Holocausto, y cuya obra está firmada con solo el número 195362, en homenaje a las personas que perdieron su nombre y que, a cambio, les tatuaron una cifra en el brazo.
Posteriormente, el rabino Garzón y la gobernadora Lugo entraron en la sala de oración, ya refaccionada, donde observaron la disposición de los muebles y el piso de arena de los médanos, al estilo curazoleño. Allí, Garzón interpretó un piyut al estilo marroquí, y le solicitó a la gobernadora que lo acompañara hasta donde estaban las banderas de Venezuela, Israel y el estado Falcón, donde él entonó el Hatikva y luego ella cantó el Gloria al bravo pueblo.
Acto seguido, los presentes se dirigieron al cuarto del fondo de la casa, donde está la estructura motivo de la visita. Al llegar allí, el arqueólogo Martín explicó cómo había conseguido la excavación, y posteriormente el rabino se metió dentro de la alberca, se agachó y colocó una mano sobre una de las paredes, para luego de un minuto emerger diciendo: “¡Sí, es una mikve!”.
Tras la certificación, la gobernadora Lugo, el profesor Martín, el rabino Garzón y la doctora Harrar dieron una rueda de prensa, en la que destacaron el significado histórico de la mikve. En primer lugar, Martín señaló que la estructura tenía un triple fondo, y que con esas características este baño ritual es único. Martín dijo que había pedido información a Brasil y Uruguay, donde hay otras mikvaot, para ver si las de allí tenían esa característica estructural. Martín insistió en que la construcción del baño ritual es de cerca del año 1850, aunque en la prensa local y nacional persistieron en el error de ubicarla en el siglo XVIII.
Por su lado, la gobernadora de Falcón resaltó el valor del hallazgo para el realce de la Casa Senior, que ayuda a que la Unesco saque el casco histórico de Coro de la lista de patrimonio en peligro, en la que está desde 2005. Tanto este lugar, como el puerto de La Vela, fueron declarados Patrimonio Histórico de la Humanidad en el año 1993.
Por su parte, el rabino Garzón explicó el significado para el Judaísmo de la presencia de la mikve en la incipiente comunidad de Coro, pues revela que los primeros habitantes hebreos de la ciudad estaban comprometidos con las leyes de pureza familiar, lo que contradice lo que hasta entonces se creía: que ellos habían abandonado las prácticas judías antes de establecerse en la ciudad de los médanos.
Al día siguiente se realizó un conversatorio en la sede regional del Instituto de Patrimonio Cultural, en el que participaron el profesor Martín, el rabino Garzón, el licenciado Vielma y la doctora Blanca de Lima, quien ha llevado un registro histórico riguroso sobre la comunidad judía del siglo XIX.
Martín expuso de nuevo las circunstancias del hallazgo y el proceso de desenterramiento del sitio; a la vez que Garzón volvió a hablar de la importancia de la mikve para la familia judía. Por su parte, De Lima explicó que el baño no puede datar más allá de 1853, cuando la casa pasa de manos de la familia Campuzano a Mordechay Senior. Asimismo, relató que entre la fecha y 1873 se hallaron ocho constancias de matrimonios judíos realizados en Coro, adjuntadas al protocolo de nacimientos, matrimonios y defunciones, donde los no católicos notificaban estos antes de la creación del registro civil.
Según De Lima, las primeras posibles usuarias pudieron haber sido Exilda Abenatar Levy-Maduro, quien se casó con David Curiel Levy-Maduro en 1860, o Raquel López Henríquez, quien contrajo matrimonio con Isaac Senior en 1861. Estas bodas se realizaron tras la vuelta de los judíos a la ciudad, después de los motines antisemitas de 1855 y antes del cisma de la comunidad judía de Curazao, que se dividió entre los ortodoxos de rito portugués de la sinagoga Mikvé Israel, y los de tipo reformista estadounidense del Templo Emmanuel.
Siendo Coro una ciudad cercana al mar, llama la atención la existencia de una mikve en una habitación cerrada. Según se dijo en el conversatorio, ello se explica por el brote de antisemitismo reinante en la zona durante la segunda mitad del siglo XIX, que obligaba a la discreción; esta sería otra posible explicación para la presencia de las estatuas de ángeles sobre las tumbas, que también se han interpretado como reflejo de la asimilación que sufrió la kehilá falconiana a finales del siglo XIX.
Las autoridades del IPC, en la voz de Omar Vielma, su presidente, y de la gobernación de Falcón, anunciaron que la custodia de la Casa Senior y del Cementerio Judío de Coro –que pasa a ser considerado Patrimonio Cultural de la Nación– será trasferida a la Fundación del Patrimonio Cultural Hebreo Falconiano, y a la comunidad judía de Venezuela.
*Director de la revista Maguén-Escudo
Este artículo apareció originalmente en El Nacional (Caracas)