¿Le placería a usted un año sabático cada siete años? Pudiese relajarse, viajar, estudiar y disfrutar de tiempo de calidad con su familia. ¿Cómo le parecería a usted que todo el país gozase de un año sabático cada siete años? ¿Le parece una buena idea?
Los agricultores en Israel están obligados por la ley judía a la Shemitá, dejando que sus campos permanezcan sin sembrar por un año completo, una vez cada siete años. ¿Por qué se ordena este sabático?
1) El suelo
Los primeros filósofos vieron a la Shemitá como una oportunidad para descansar y refrescar el suelo. Sin embargo, esta teoría por sí sola es insuficiente, porque el suelo requiere descansos más frecuentes que una vez cada siete años para que se recupere completamente.
2) Un macro-Shabat
Otros vieron a la Shemitá como un Shabat a gran escala. Descansamos en Shabat para demostrar que Di-s creó el universo en seis días y descansó en el séptimo. De manera similar, dejamos los campos sin sembrar en el séptimo año para demostrar que Di-s descansó en el séptimo día.
Los comentaristas posteriores rechazaron esta teoría, argumentando que si se pretende que la Shemitá inculque un conocimiento de Di-s como el Creador, su propósito es malogrado por el largo intervalo entre los períodos de descanso. El Shabat semanal ya cumple con este propósito, y con intervalos mucho más cortos. ¿Qué aporta la Shemitá que el Shabat no?
3) Cómo compensar los seis años de Shabat
En respuesta, algunos argumentaron que la Shemitá permite que el campo repose en el Shabat. Es cierto que descansamos en Shabat, pero incluso mientras descansamos, nuestros campos continúan funcionando. Plantamos el viernes, y las semillas germinan en Shabat. Durante la Shemitá, nuestros campos compensan los Shabat y festivales perdidos a lo largo de los seis años anteriores.
Hay cincuenta y dos Shabat en un año calendario solar. El número total de Shabatót durante seis años es de 312. Siete días festivos por año aumentan el total en otros 42 días (6 × 7) a 354, que es el número preciso de días de la Shemitá, un año calendario lunar. La observancia de la Shemitá durante trescientos cincuenta y cuatro días, un año calendario lunar completo, permite al campo «equilibrar sus cuentas» y ponerse al día con su propietario al observar la asignación completa de Shabatót durante seis años
4) Una lección de fe y humildad.
A pesar de este argumento, una nueva teoría fue enunciada posteriormente. Las leyes de Shemitá entraron en vigencia, solo después de que nuestros antepasados se establecieron en Israel. Cuando aramos y trabajamos sobre cultivos que sembramos, o generamos otras formas de ingresos, nos sentirnos orgullosos de nuestros logros y asumir un crédito personal por ello.
Podemos llegar a desconocer que la bendición de Dios es la única razón de nuestro éxito. Podemos olvidar que Dios nos dio la tierra y las semillas; que hizo caer la lluvia, que el sol brille y las cosechas crezcan. La Shemitá refuerza nuestra fe en la Providencia Divina sobre nuestros proyectos.
Trabajamos la tierra durante seis años consecutivos, aunque la intuición dicta que esto no es saludable para el suelo. De hecho, no solo conserva su fuerza, la realidad es que produce una cosecha más abundante el sexto año para proveer para el año de Shemitá. Posteriormente, descansamos en el año de Shemitá, a pesar de los recelos y preocupaciones naturales sobre la provisión de recursos para nuestras familias.
Este tipo de comportamiento es una fórmula segura para el desastre. Los agricultores que emprenden este tipo de ética de trabajo deben prepararse para la bancarrota. Sin embargo, para los judíos en Israel, produce resultados tremendamente positivos. Ello refuerza nuestra fe en que la tierra le pertenece a Di-s, que nuestro éxito fluye directamente de Su bendición y que debemos agradecerle a Él por todo lo que tenemos.
5) Unidad
Es fácil compartir con otros cuando tenemos un patrimonio suficientemente grande, cuando tenemos un ingreso estable y cuando sabemos cómo pagaremos las deudas. Es mucho más difícil ser caritativo cuando no estamos seguros de lo que nos depara el mañana. Los propietarios de tierras no tenían ingresos durante la Shemitá, sin embargo, rutinariamente dejaban disponible al público en general, todos los cultivos que crecían espontáneamente durante la Shemitá. De esta manera, la Shemitá mejoró la unidad del Pueblo Hebreo.
Fuera de Israel, este fenómeno se evidencia en contribuciones caritativas. La sabiduría convencional dicta que cuanto más damos, menos retenemos. Sin embargo, desde la perspectiva de Di-s, cuanto más damos, más nos bendice. Esto es especialmente cierto cuando damos más de lo que podemos dar. La caridad fortalece así nuestra fe y nuestra unidad.
6) Liberación
La creencia de que el mundo pertenece a Di-s y que nuestro éxito depende de Él es una noción liberadora. Nos permite liberar las cargas que llevamos. Ciertamente trabajamos, pero respiramos más fácilmente. Es verdad que laboramos, pero dormimos más placenteramente. Sabemos que Di-s guía nuestros pasos y que todo sucede por una buena razón. Aprendemos a ver la mano de Di-s en todo lo que hacemos, y su presencia en todo lo que conocemos.
Esto nos lleva a la razón final para la Shemitá propuesta por los comentaristas bíblicos. El Talmud nos comunica que, en el Sagrado Templo, los levitas cantaban alabanzas a Di-s todos los días. En Shabat, el séptimo día, coreaban sobre el día de descanso eterno, la era mesiánica.
El Talmud refiere que nuestro mundo durará seis milenios. Los dos primeros fueron dedicados a la creación. Los otros dos fueron dedicados a la Torá. Los dos últimos están dedicados al Mashíaj. De hecho, el Talmud nos dice que, en el séptimo milenio, el mundo tal como lo conocemos dejará de existir. Se convertirá en un mundo de libertad y de divinidad.
Shemitá, el séptimo año, como Shabat, el séptimo día, representa la era mesiánica. Nuestra fe en Di-s se fortalece durante la Shemitá, tal como lo será en la época mesiánica. Nuestra unidad se fortalece durante la Shemitá, así como el Mashíaj marcará el comienzo de una era de paz. El sexto año es un año de abundancia, así como el Mashíaj marcará el comienzo de una era de prosperidad.
La característica más conocida de la era mesiánica es la libertad. De hecho, la Shemitá es un año de emancipación, cuando se condonan todas las deudas.
Sea Su voluntad el que pronto podamos merecer la libertad de la era mesiánica.
Por el rabino Chaim Raitport