Con Hamás y Hezbolá seriamente debilitados por Israel durante el año pasado, el derrocamiento del presidente de Siria deja la lucha de Teherán por el poder en el Medio Oriente en un terreno más inestable
Análisis editorial de The Times of Israel y agencia AP
Para el gobierno teocrático de Irán, la situación sigue empeorando.
Su estrategia de décadas de construir un “Eje de la Resistencia”, apoyando a grupos terroristas y proxies (representantes) en toda la región, se está desmoronando. Primero fue la aplastante campaña israelí en Gaza, desencadenada por el ataque del 7 de octubre de 2023 contra Israel por parte de Hamás, respaldado por Irán.
Esa guerra generó otra en el Líbano, donde Israel ha golpeado al aliado más poderoso de Irán, Hezbolá, luego de su año de lanzamiento de cohetes contra el norte de Israel, hasta que un inestable alto el fuego entró en vigencia a finales del mes pasado. Por primera vez, Israel incluso atacó abiertamente dentro de Irán, después de que Teherán lanzara dos ataques separados con misiles balísticos y drones contra Israel en abril y octubre. Ahora, el fiel aliado y cliente de Irán en Siria, el presidente Bashar al-Assad, se ha ido. Al amanecer del domingo, las fuerzas rebeldes completaron una ofensiva relámpago al apoderarse de la capital, Damasco, y derribar símbolos de más de 50 años de gobierno de los Assad en la encrucijada del Medio Oriente.
Alí Akbar Velayati, un asesor clave del líder supremo de Irán, ayatolá Alí Jamenei, una vez llamó a Assad y Siria “el anillo dorado de la cadena de resistencia en la región”. “Sin el gobierno sirio, esta cadena se romperá y la resistencia contra Israel y sus partidarios se debilitará”, dice ahora.
Un hombre sirio pisotea un retrato del líder de Hezbolá, Hassan Nasrala, y del general iraní Qassem Soleimani, ambos eliminados en los últimos años, durante el saqueo de la embajada iraní en Damasco el 8 de noviembre
(Foto: AFP)
Esa ruptura en la cadena es literal. Siria era un importante vínculo geográfico que permitía a Irán mover armas y otros suministros a Hezbolá en el Líbano; su pérdida debilita ahora aún más a Hezbolá, cuyo poderoso arsenal en el sur del Líbano había puesto la influencia iraní directamente en la frontera de su némesis, Israel. “El concepto de disuasión de Irán ha sido realmente destrozado por los acontecimientos en Gaza, el Líbano y, definitivamente, por los acontecimientos en Siria”, opina Anwar Gargash, alto diplomático de los Emiratos Árabes Unidos, en el Diálogo de Manama del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos en Bahréin.
Irán todavía tiene la carta de su programa nuclear. Aunque niega esa intención, puede utilizar el potencial de construir una capacidad armamentística para proyectar una sombra de influencia en la región. “Irán sigue siendo un actor regional crítico”, agrega Gargash. “Deberíamos aprovechar este momento para conectarnos y hablar sobre lo que viene a continuación, en mi opinión”.
Hace apenas unos años, la República Islámica se perfilaba como una potencia ascendente en todo el Medio Oriente. Su “Eje de la Resistencia” estaba en su apogeo.
Hezbolá en el Líbano se mantenía firme contra Israel. Assad parecía haber resistido un levantamiento de la Primavera Árabe que se convirtió en una guerra civil. Los insurgentes iraquíes mataron tropas estadounidenses con bombas de diseño iraní colocadas al borde de la carretera. Los rebeldes hutíes de Yemen lucharon contra una coalición liderada por Arabia Saudita hasta llegar a un punto muerto. Siria, en la encrucijada, desempeñó un papel vital. Al comienzo de la guerra civil siria, cuando parecía que Assad podría ser derrocado, Irán y su aliado, Hezbolá, enviaron combatientes para apoyarlo con el pretexto de defender los santuarios chiítas en Siria. Rusia se sumó más tarde con una campaña de tierra arrasada de ataques aéreos.
La campaña recuperó territorio, aunque Siria seguía dividida en zonas de gobierno y de control insurgente.
Para Israel, romper la red regional de Irán ha sido un objetivo importante, aunque se muestra cauteloso por la presencia de combatientes yijadistas entre los insurgentes que derrocaron a Assad
Pero la velocidad del colapso de Assad la semana pasada mostró lo dependiente que era del apoyo de Irán y Rusia, que en el momento crucial no llegó. Rusia sigue sumida en el caos, años después de lanzar una invasión a gran escala de Ucrania en 2022. Para Irán, las sanciones internacionales por el avance de su programa nuclear han debilitado su economía.
Para Israel, romper la red regional de Irán ha sido un objetivo importante, aunque se muestra cauteloso por la presencia de combatientes yijadistas entre los insurgentes que derrocaron a Assad. El domingo, Israel trasladó tropas a una zona de amortiguación desmilitarizada a lo largo de su frontera con Siria en lo que llamó una medida de seguridad temporal. El primer ministro Benjamín Netanyahu calificó la caída de Assad como un “día histórico”, diciendo que es “el resultado directo de nuestra acción enérgica contra Hezbolá e Irán, los principales partidarios de Assad”.
Los gobernantes teocráticos de Irán han promocionado durante mucho tiempo su red regional ante el pueblo iraní como una muestra de la fuerza de su país, y su desmoronamiento podría tener repercusiones internas, aunque no hay señales inmediatas de que su control se esté debilitando. La ira por las decenas de miles de millones de dólares que se cree que Irán ha gastado para apuntalar a Assad fue un grito de guerra en las protestas antigubernamentales a nivel nacional que estallaron en los últimos años, la más reciente en 2022.
La pérdida de Siria no significa el fin de la capacidad de Irán para proyectar poder en Medio Oriente. Los rebeldes hutíes en Yemen siguen lanzando ataques contra Israel y contra barcos que se desplazan por el Mar Rojo, aunque el ritmo de sus ataques ha vuelto a disminuir, sin una explicación clara de sus líderes.
Irán también mantiene su programa nuclear. Aunque insiste en que enriquece uranio con fines pacíficos, las agencias de inteligencia occidentales y la Agencia Internacional de Energía Atómica afirman que Irán tuvo un programa organizado de armas nucleares hasta 2003.
El director del OIEA también advirtió el viernes que Irán está dispuesto a aumentar «de manera bastante drástica» su arsenal de uranio de grado casi armamentístico, ya que ha iniciado cascadas de centrifugadoras avanzadas. «Si Irán desarrollara armas nucleares, eso sería un gran golpe para el régimen internacional de no proliferación», dijo Thanos Dokos, asesor de seguridad nacional de Grecia, en Bahréin.
Si bien la estabilidad es un producto difícil de exportar, la inestabilidad puede propagarse muy rápido
Sigue existiendo el riesgo de ataques más amplios en la región, en particular contra la infraestructura petrolera. Un ataque en 2019, inicialmente reivindicado por los hutíes pero que luego los expertos evaluaron como llevado a cabo por Irán, redujo temporalmente a la mitad la producción de petróleo de Arabia Saudita. «Si, como resultado de la escalada, hay ataques contra la infraestructura energética de Irán o Arabia Saudita, esa sería una mala noticia para el suministro mundial de petróleo», advirtió Dokos. Pase lo que pase a continuación, Irán tendrá que tomar una decisión sopesando los problemas que enfrenta tanto en el país como en el extranjero.
“Si bien la estabilidad es un producto difícil de exportar, la inestabilidad puede propagarse muy rápido, por lo que la estabilidad en el Medio Oriente es muy importante para todos nosotros”, afirmó Dokos.
Fuente: The Times of Israel.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.